Aunque los bebés y los niños suelen recibir todas sus vacunas, no suele ocurrir lo mismo cuando crecen, por eso los especialistas indicaron que para estar protegidos, es fundamental recibir los refuerzos correspondientes, completar esquemas o recibir las dosis necesarias desde la preadolescencia, y durante toda la vida.
El infectólogo Daniel Stamboulian, presidente de Fundación Centro de Estudios Infectológicos (Funcei) y de Fighting Infectious Diseases in Emerging Countries (Fidec), explicó que las coberturas vacunales en preadolescentes, adolescentes y adultos “son bajas, incluso con inmunizaciones que deben administrarse por única vez o que están incluidas en el Calendario Nacional”.
Stamboulian indicó que “es importante que los padres tengan conocimiento de cuáles son las vacunas recomendadas para esa etapa. Es clave consultar al médico y estar informados para evitar el contagio de enfermedades inmunoprevenibles, muchas de las cuales pueden tener serias complicaciones e, incluso, provocar la muerte”, remarcó. Las vacunas son gratuitas en hospitales y vacunatorios del sector público.
A los 11 años: Hepatitis B: Si no hay antecedentes de vacunación, se recomienda iniciar o completar el esquema de tres dosis. Esta vacuna tiene recomendación universal en Argentina, es decir, está indicada para todos los grupos etarios.
Sarampión, rubéola y paperas: Quienes no se vacunaron deben iniciar o completar el esquema de dos dosis con la vacuna triple viral. Se administra para prevenir el contagio y complicaciones de estas patologías y puede incluso evitar las complicaciones en el embarazo.
Meningococo: Este año la Argentina recomendó la incorporación oficial a su calendario de la vacuna conjugada que protege contra la bacteria Neisseria meningitidis (A, C, Y, y W135) causante de la enfermedad meningocócica que puede dejar secuelas graves como sordera, amputaciones y llevar a la muerte. La recomendación contempla a los lactantes y a los adolescentes.
Difteria, tétanos, pertussis: a esta edad se indica el refuerzo con la vacuna triple bacteriana acelular (Tdap) que previene estas tres infecciones graves. Los refuerzos cada diez años son esenciales, ya que la protección disminuye con el tiempo.
Virus del papiloma humano (VPH): Se indica iniciar el esquema a los 11 años para prevenir esta enfermedad que causa más del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero.
Fiebre amarilla: El refuerzo a los 11 años de edad sólo se indica en calendario para quienes viven en zonas con alto riesgo de transmisión y recibieron la vacuna a los 18 meses de vida.
A partir de los 15 años: Fiebre hemorrágica argentina: se indica una dosis a residentes o trabajadores sólo en zonas de riesgo.
A partir de los 18 años.:Hepatitis B: quienes no la recibieron deben iniciar o completar el esquema de tres dosis. Esta vacuna no sólo protege contra esta grave infección hepática, sino que también previene sus serias complicaciones: la cirrosis y el cáncer de hígado.
Difteria y tétanos: Durante toda la vida se debe recibir un refuerzo cada diez años de la vacuna doble adultos (dT). Asimismo, este grupo puede considerar la vacuna Tdap.
Sarampión y rubéola: iniciar o completar esquema con la vacuna doble viral (SR).