El clima de Guerra Fría que se viene instalando entre Rusia y Occidente se acentuó todavía más ayer. Por un lado, Europa impuso sanciones a los rebeldes aliados de Rusia en Ucrania, a la vez que la canciller alemana Angela Merkel advirtió que Ucrania puede convertirse "en un gran incendio" por la agresiva política de Rusia. Al mismo tiempo, Moscú y Varsovia intercambiaron expulsiones de diplomáticos (ver aparte), mientras estallaban duros combates con armas pesadas y decenas de muertos en la región oriental de Ucrania, donde los rebeldes dominan dos provincias con apoyo de Moscú. El líder del Kremlin, Vladimir Putin, acaba de recibir una inusual "paliza" verbal de parte de los líderes occidentales en la cumbre del G-20 de Australia, durante el fin de semana. La suma de todos estos elementos da como resultante un clima de crisis y tensión entre Rusia y Occidente nunca visto desde el fin de la Unión Soviética en 1991.
La Unión Europea (UE) decidió nuevas sanciones contra los separatistas prorrusos de Ucrania en una reunión de los ministros del Exterior en Bruselas. Por ahora, decidieron no imponer nuevas sanciones a Rusia, que ya ha recibido duras medidas financieras. A fines de mes se presentará una lista con nombres de personas que sufrirán prohibiciones de viaje y cierres de cuentas. La UE recuerda que los separatistas celebraron elecciones en el territorio que controlan a pesar de lo acordado en sentido contrario en el armisticio firmado por las partes en septiembre pasado. En la lista de sancionados ya hay actualmente 119 personas y 23 empresas. La nueva encargada de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, y el ministro del Exterior ucraniano, Pawel Klimkin, firmaron por otro lado un acuerdo que prevé apoyo para la reforma policial y judicial de Kiev.
Merkel, muy frontal. A este gesto europeo se sumaron declaraciones inusualmente duras de la canciller Angela Merkel, la figura política de mayor peso de Europa y hasta ahora muy proclive a negociar con Moscú. "Probablemente la crisis de Ucrania no sea sólo una cuestión regional", dijo la canciller al referirse al vuelo malasio MH17 derribado por un misil cuando sobrevolaba la región de Ucrania dominada por los rebeldes en julio pasado. "Con este caso vemos que nos afecta a todos", agregó, asegurando que especialmente ve riesgos para Moldavia, Georgia y Serbia. Estas tres naciones tienen minorías rusas y están en la "mira" del Kremlin, que ha aplicado la política de estimular la rebelión armada de las minorías rusas en Ucrania con evidente éxito.
Rusia mantiene "un viejo razonamiento" según el cual considera a Ucrania su área de influencia y pisotea el derecho internacional, afirmó Merkel ante cientos de personas en el Instituto Lowy de política internacional, un importante "think tank" australiano. Merkel participó del reciente encuentro del G-20 realizado en Australia el fin de semana. "Quién habría pensado que algo así podría pasar 25 años después de la caída del Muro de Berlín y del final de la Guerra Fría y la división del mundo en dos bloques", lamentó la canciller. "Tras el horror de la Segunda Guerra Mundial y el final de la Guerra Fría, esto pone en cuestión todo el orden de paz europeo. Y encuentra su continuación en la influencia rusa para la desestabilización de Ucrania", añadió. La canciller agregó que no quiere que vuelvan los tiempos de la República Democrática Alemana (RDA), cuando no se podía hacer ningún movimiento sin el consentimiento de Rusia, algo que no considera conciliable con los valores occidentales. "No se trata sólo de Ucrania. Se trata de Moldavia, de Georgia, y si esto sigue así uno puede preguntarse por Serbia, debe preguntarse por los Estados balcánicos occidentales", apuntó la canciller. La Historia ha demostrado "que los conflictos regionales pueden convertirse rápidamente en un incendio" alertó. Según Merkel, Putin, "no acepta una resolución del conflicto ucraniano en base al respeto mutuo y con medios democráticos y jurídicos". Merkel estuvo reunida durante dos horas con Putin en Australia. "En Europa todavía hay fuerzas que se basan en el supuesto derecho del más fuerte y menosprecian la fuerza del derecho", afirmó. "Eso es exactamente lo que ocurrió con la anexión de Crimea por parte de Rusia", señaló en referencia a la apropiación mediante la fuerza militar que perpetró Rusia de esa península ucraniana en marzo pasado.
Guerra en Ucrania. En Ucrania, en tanto, volvió la guerra a estallar con intensidad, pese a la presunta vigencia del armisticio de septiembre. Decenas de personas murieron ayer en enconados enfrentamientos armados en el aeropuerto de la ciudad de Donetsk, según informó el ejército ucraniano en Kiev. "Debemos estar preparados para todo, también para una agresión abierta con Rusia", advirtió Andrei Lissenko, del consejo de seguridad ucraniano. Ucrania y Europa aseguran que Rusia ingresó tropas y medios pesados en el este de Ucrania recientemente, aprovechando que los rebeldes dominan buena parte de la frontera. Ayer una ofensiva de los insurgentes prorrusos sobre el aeropuerto de Donetsk, bajo control del gobierno, fue repelida. Los soldados habrían matado a 23 rebeldes y dejado heridos a otros 27. Al menos seis soldados perdieron la vida y otros nueve resultaron heridos. No fue posible obtener una confirmación independiente. Según el régimen rebelde de Donetsk, al menos un civil murió y otros ocho resultaron heridos por artillería.
MH17: prosigue la recuperación
Expertos holandeses y funcionarios de los servicios de emergencia de la rebelde “República Popular” de Donetsk reanudaron ayer la recolección de restos del avión malayo derribado en julio pasado por un misil en Ucrania en la zona dominada por los irregulares prorrusos. “A las 9 de la mañana se reanudaron las labores de recolección que se prolongaron hasta la tarde”, informó un representante de los secesionistas a la agencia oficial rusa RIA Novosti. El domingo, la junta de Seguridad de Holanda, país que encabeza la investigación, anunció que sus expertos retomarían la búsqueda de restos del Boeing de Malaysia Airlines.