Un deporte, el patín carrera. Una ciudad, Rosario. Y una realidad, la de la selección argentina. Tres temas que convergen inevitablemente a tres días del inicio formal de la competencia en el Mundial de Patinaje de Velocidad de Rosario y que verá en acción a las categorías seniors y juniors, en las que se distribuirán más de 500 patinadores de 37 países. Tres temas que, aunque brevemente, son útiles para desmenuzar y entender el contexto. Por qué una cita semejante en un lugar donde hay un desarrollo casi nulo de la disciplina y qué se puede esperar de la selección albiceleste. Porque de exitismos y exitistas se rige el deporte, siempre. Aunque no sea bueno meter a todos en la misma bolsa.
“Para muchos de nuestros patinadores este será su primer Mundial, tenemos un equipo muy chico en edad dentro de los juveniles, y un grupo a punto de retirarse en los seniors. En juveniles damos ciertas ventajas, porque hay deportistas de 16 años cuando la categoría se extiende hasta 19, pero antes que nada buscamos que agarren experiencia, su mejor rendimiento no se espera para este momento. Son muy chicos. Argentina tiene pocos patinadores, hay generaciones que se perdieron y se nota”, le dijo a Ovación Guillermo Trinaroli, uno de los entrenadores del seleccionado junto a Juan José Zárate. Y agregó: “Hay que trabajar a largo plazo . Por otro lado tenemos cuatro chicos con experiencia como Melisa Bonnet, Maira Arias, Juan Cruz Araldi y Rocío Berbel, ellos ya corrienron mundiales y esperamos que tengan la posibilidad de pelear por una medalla”.
En la edición pasada, Argentina no logó ninguna presea, fue el año pasado en Ostende, Bélgica, y cuyo podio completaron Colombia, hoy potencia, Italia y el local. Para soñar con disputar esos lugares Argentina deberá esperar muchísimos años. La reducida base de patinadores, las generaciones perdidas en el medio, la falta de proyectos y el hecho de que hoy la primera pista homologada (la que se usa en los torneos internacionales) sea la de Rosario (Patinódromo Roberto Tabliabué, Ovidio Lagos 2501), cuando ya existe hace 11 años en el mundo, son algunos indicios de una realidad que les duele a los involucrados pero que no los desalienta. “Este tipo de pista te da más agarre, es más rápida, a diferencia de las que tenemos nosotros que son más antiguas. Y ese es un gran problema. Llevamos patinándola tres semanas en Rosario como adaptación, pero necesitamos hacerlo todos los días para el futuro, porque en estas pistas se corre diferente, la técnica es distinta. Las conocemos de cuando vamos afuera, pero aún no podemos girar a la velocidad de los demás”.
Con esta pista y la que se está construyendo en Mar Del Plata, ciudad que otorga la mayoría de patinadores a la selección, el patín de velocidad se entusiasma con el desarrollo. En este marco lo que se haga a nivel escuelas es fundamental. Y en Rosario, que supo ser potencia y dejó morir la disciplina, se está reactivando, aunque hasta ahora sólo se pueda hablar de más de 150 patinadores de velocidad. Confían, los organizadores y entrenadores, en que este Mundial sea un disparador de motivaciones. Y que en algunos años la ciudad pueda aportar deportistas de elite.
A pesar de que no hay que volverse locos con los resultados, el equipo argentino siente presión. Así lo nota el propio Trinaroli: “LLevamos tres semanas en la ciudad y ya no se entrena con el mismo clima distendido, lo veo en los chicos. Ya están todos los países, quedan pocos días, les cambia a ellos el día a día y se va notando, se van poniendo nerviosos, en clima de competencia, y les pasa a los más chicos y a los más grandes. Esperemos que la localía nos juegue a favor, no estamos habituados a serlo”.
Dadas estas condiciones, la presencia de la selección nacional será para disfrutar. Sin necesidad de exigencias, sino acompañando y disfrutando de un proceso que aspira al crecimiento sostenido y productivo, para empezar a soñar, pero en un tiempo largo. Trinaroli dijo que se irá conforme “si tenemos posibilidades de pelear en algunas carreras, aunque después puede pasar culquier cosa, por las circunstacias del momento”, aclaró. El desafío no es menor. Y Rosario podrá atestiguar cuán importante será la huella que el patín de velocidad pueda dejar en su pista.