Cuando se le consulta si llamarlo Ricardo o Liniers, admite: “Es como la situación Batman-Bruno Díaz”. Claro, más allá de su faceta de dibujante, solitario e introvertido, el creador de “Macanudo” ahora comparte protagonismo con el Liniers que anima los shows de Kevin Johansen. Hoy a las 21 en el auditorio Fundación Astengo, el cantante presentará por segunda vez en Rosario su último álbum doble “Bi”, pero esta vez con una gran particularidad, los trazos de Liniers van a ilustrar cada canción en un show que fusiona música y dibujo. Liniers diseñó la portada y el arte completo del álbum “Logo” de Kevin Johansen, como también el de “La lengua popular”, de Andrés Calamaro. La picardía individual se potencia por dos en el escenario. Liniers lo admite en una charla exclusiva con Escenario donde cuenta los detalles de cómo será el show de esta noche y de la atípica dupla conformada a la cual Kevin se refirió: “Hemos creado un monstruo”.
La dupla Johansen-Liniers empezó como algo de amigos. “Nos conocíamos de charlar de fútbol. Cuando sacó su primer disco, me invitó a un recital y nos hicimos amigos. Y un día alguien dijo: «¿por qué no te dibuja algo en el escenario?». Ahí empezó todo, llevamos la amistad al escenario”, señaló.
¡SORPRESA! Además de lápiz y papel, para dibujar Liniers también utiliza acrílicos “o lo que tenga a mano”. “Me divierte no saber bien cómo va a ser el dibujo. Tanto a Kevin y a mí nos divierten las sorpresas. Trato de no pensar mucho en las cosas, es mejor que todo fluya con naturalidad. La sorpresa es un factor necesario en la comedia”, resaltó. La lista de temas también es sorpresa para Liniers: “Algunas las sé, pero a veces Kevin empieza a tocar una que no toca nunca y ¡yo la tengo que cantar rápido en mi cabeza para saber cuál es! Por eso nunca salen dos espectáculos iguales. Mi idea es que si uno ve todos los dibujos al final del show, sea la versión visual de lo que acaba de pasar en los oídos de la gente”.
“En Rosario ya hicimos el show del mural, así que esta vez voy a estar sentado con papel, lápiz y una cámara encima. Voy a dibujar canción por canción y hacemos avioncitos para tirarle a la gente y que se los lleve como un regalito simpático”.
El clima distendido que se genera en los shows de Johansen y Liniers es único. “Yo originalmente era un tipo tímido, lo último que me hubiese imaginado era que iba a estar arriba de un escenario. Uno se va descontracturando cada vez más. Cuando hacés algo y se ríen mil personas al mismo tiempo, se transforma en algo adictivo. Siempre hago una versión de «Knockin’ on Heaven’s Door» porque tiene tres notas. Sé que en algún lugar del mundo, cuando la canto, a Bob Dylan le corre un frío por la espalda y no sabe por qué”.
Kevin tiene un costado de anfitrión y Liniers uno más pícaro, por eso se complementan. “Kevin quiere que todo el mundo pase un fiestón y me dice: «Andá a buscar gente para hacer el trencito». Y yo soy tímido, me da verguenza bajar y pienso: «seguro que no se prende nadie y quedo como un boludo». Pero en Rosario el trencito no falla”.
En cuanto a Macanudo, su tira en La Nación: “Seguiré por mucho tiempo porque me divierto haciéndolo. Y con mi editorial «Común» voy a sacar un libro con cuentos. Lo de Kevin es la fiesta, pero mi trabajo sigue siendo puertas adentro. Todos los dibujantes somos muy melómanos porque estamos todo el día solos dibujando y querés que haya un sonido feliz. Yo soy de la beta Dylan. A Kevin lo conocí de fan. Me gustan los cantautores que dicen cosas interesantes más que demagógicas. Me gusta la música honesta, que no la hagan para que la gente la cante, sino para sumar algo. Hay demasiada gente hablando sin decir nada”.