Cuando su figura se recorta desde la esquina de Córdoba parece como un déjà vu o alguna alucinación lisérgica. Sobre todo por su cabellera ceniza combinada con una camisa roja arremangada, pantalón blanco y los infaltables anteojos negros. No alcanza a llegar a la puerta de LT3 que una chica lo saluda, él retribuye y hasta le ofrece un beso. Se lo ve jovial. No es para menos. La radio de calle Balcarce lo vio sentarse por primera vez delante de un micrófono, hace muchos años atrás, casi 50. Y lo recibirá desde el 6 de febrero cuando Alberto J. Llorente reedite el mayor de sus éxitos: "La mañana de AJ". El programa será el estandarte del proceso de renovación de la propuesta de Radio Cerealista y presentará al reconocido conductor rosarino junto a sus partenaires de siempre y al equipo de producción de la emisora.
Fue en LT3 donde Llorente consolidó su producto insignia y donde hizo "La mañana", "La tarde" y hasta "La noche de AJ". Será por eso -y porque allí entrevistó a Luis Miguel, a Palito Ortega y a Sandro, entre muchos otros-, que volver a la radio después de casi 15 años y encima a LT3 tenga para AJ una significación especial: "Para mí es volver a un lugar de encuentro. Yo me inicié en la radio y soy de radio, jamás creí que iba a terminar en la televisión. En la radio di el puntapié inicial a mi trabajo en los medios. Y precisamente en esta radio es donde debuté como locutor, no te voy a decir ni la edad ni el tiempo porque mi mamá me dijo que eso no se dice".
Aunque reconoce que antes de eso era lo que en la jerga se llama un "hablador" y explica: "Yo animaba bailes y me daban un espacio en esta radio para que trajera a los artistas. En esa época yo era un hablador, porque no tenía carnet. Tenía locutores que hacían la publicidad, los comerciales. Después sí nos dieron el carnet provisorio, el provincial y el nacional".
Los recuerdos son motivo suficiente para que, en sus propias palabras, "el reencuentro sea feliz", y para que AJ desperdigue anécdotas a troche y moche, pero nunca con temporalidades exactas. Todos los recuerdos parecen estar en la misma bolsa, los buenos, los malos y los del medio también.
Cuando se le pregunta por la propuesta para este año, primero cuenta que la última versión de "La mañana de AJ" fue en Radio 2, porque en LT8 -su experiencia más inmediata de no menos de doce años- hizo "El show de AJ" que iba de 13 a 16. Y luego descerraja su análisis: "La radio no cambió, es siempre la misma. La televisión tiene una pizca mayor de mentira porque los procesos son más complicados. En la radio hay un periodista, un locutor y un operador. Tenemos mayor tecnología y mayor fidelidad de escucha, pero la parte artística es igual".
O sea que va hacer lo mismo de siempre, que es lo que sabe hacer, animar y presentar música e información. "Estuve en todas las radios y en los canales de la ciudad y en todos ellos me he sentido muy cómodo", alienta.
-¿Qué puede aportarle AJ a la actual radio de la ciudad?
-Hoy en la radio de Rosario a la mañana hace falta un programa ¡pum! para arriba. Es todo información. Está bien, hay público para eso y programas para eso. Pero creo que a la gente hay que darle positivismo, no tanto negativismo, sangre, choques y ¡mirá cómo chorrea la sangre! No. A la gente hay que darle información sin tanto hablar y hablar. Para que también disfrute de la música.
-¿Te pesa el nombre de AJ?
-Sí.
-¿Por qué?
-Cuando me piden guita, sí, me pesa (risas).
El resquicio que abre la pregunta sirve para hacer historia. Y retruca: "¿Sabés de dónde viene AJ? Una chica una vez me dijo que no se usaba más Alberto J. Llorente. Y que, como (la serie de televisión) «BJ» ¿te acordás?, me tendría que llamar AJ (lo pronuncia en inglés y queda algo así como eiyei). Y de ahí salió «El círculo musical de AJ» que fue lo primero que hice con el nombre de AJ". Después vendrían "Mateando con AJ", "Burbujitas musicales", "El palacio musical de AJ", "Vol Tops" y "Música poderosa", entre otros programas.
-A de Alberto, ¿y la J?
-De jodido (risas). De Jorge.
-Preguntaba sobre el peso del nombre por la continua exposición que fuerzan los medios...
—Antes subía a un taxi y me decían: “Yo a esa voz la conozco”. Ahora te dicen: “Yo a esa cara la conozco”, porque la visibilidad es propia de la televisión. Para mí hacer radio y TV es una componenda, es importante para nuestro trabajo y para que te conozcan los oyentes y los televidentes. Es cansador, porque es trabajar, trabajar y trabajar.
—¿Estás siempre espléndido, animado? ¿Siempre saludás a la gente?
—Sí, siempre. Pero la gente fantasea. A veces por la naturaleza de nuestro trabajo algunos te dicen: “Usted sí AJ que no tiene problemas”. No pará. Yo una vez hice “El show de AJ” sin dormir y viniendo del cementerio después de enterrar a mi hermano. El programa iba en vivo y no había forma de reemplazarme. Ahí vale mucho lo profesional, porque yo a esto lo agarré en serio. Cuando jodo, jodo, y cuando trabajo, trabajo en serio.
—Parecés enojado con algunos medios o algunos colegas...
—No para nada, pero pasa que hoy en día en la radio y en la televisión habla cualquiera. Hay muchas personas en la radio y en la TV que no son periodistas y creen que lo son. El problema es que disminuyen la calidad de la profesión. No cualquiera está facultado para hablar, solamente el profesional en la materia.
—Como en todos lados en los medios hay gente buena y mala, gente preparada y otra que no...
—Sí es verdad, el problema es de los que creen que la radio se inventó cuando llegaron ellos. Yo empecé comiendo un sandwich o comiendo helados en Canal 3 hace 27 años y tenía que pedirle permiso al canal para hacerlo, porque el cliente quería que lo haga yo. Y mucho antes que (Marcelo) Tinelli. Antes se llamaban “chivos” hoy le dicen PNT (publicidad no tradicional).
—Decime por favor que el programa vuelve con su cortina.
(el cronista tararea aquello de “con música, con mucha música”).
—Sí, por supuesto. Y te cuento de dónde salió. Esa cortina la grabó (el productor de radio y musicalizador) Mochin Marafioti en Buenos Aires en 1968 con la voz de Daniel Magal, que en esa época era número uno, y con un coro que se llamaba Funny Day. El tema se llama “Limpiemos el gheto” (“Let’s Clean Up The Ghetto” de Philadelphia International All-Stars) y como los derechos los tenía CBS, le pusimos otra letra.