El Papa Francisco decidió, luego de ser desbordado por una multitud en las afueras de la catedral de Río de Janeiro, que quiere reunirse con los numerosos argentinos que se encuentran en esta ciudad, que goza de días libres institucionales para que sus habitantes vivan la histórica visita del primer Pontífice latinoamericano.
La XXVIII Jornada Mundial de la Juventud permitirá el encuentro de Francisco con su pueblo natal, que se desparrama por las calles de Río a todas horas.
El encuentro, que fue fijado para mañana, quizás se concrete en la monumental catedral metropolitana en el contexto de lo que ya es una historia de amor, de encuentros y anhelos de ambas partes por reconfortarse con una reunión a solas entre el pastor y sus ovejas.
Lo anunció el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, luego de una misa que estuvo a punto de concelebrar Francisco (por lo menos esa era la intención del Papa), misión que finalmente fue cumplida por 27 obispos argentinos y numerosos sacerdotes de diversas diócesis del país.
"Hoy no, pero el jueves sí me encuentro con ellos", dijo el Papa según las afirmaciones de monseñor Arancedo a los 20 mil jóvenes y adultos argentinos que se dieron cita anteayer a la tarde en la catedral de Río de Janeiro..
"El Papa quiere reunirse con ustedes", consignó a los 20 mil jóvenes y adultos argentinos, que se dieron cita en la catedral de Río de Janeiro.
En lo que también fue un hecho histórico, Francisco rodeó ayer en un Papamóvil sin cobertura alguna la catedral, donde brasileños y argentinos se acercaron para tocarlo y saludarlo, lo que alarmó a las autoridades.
Diócesis argentinas. Entre los miles de argentinos que caminan por Río con remeras de la JMJ hay jóvenes de las diócesis de Bahía Blanca, Lomas de Zamora (Buenos Aires), Cruz del Eje (Córdoba), Orán (Salta), La Rioja, Posadas, Puerto Iguazú (Misiones) y Mendoza.
No es raro encontrar, además, a chicos de la Diócesis de Rosario, de donde salieron 1.600 peregrinos para sumarse a las celebraciones.
La mayoría de los viajeros accedieron al llamado kit del peregrino, con material sobre la jornada, lapiceras, pasajes para siete viajes en transporte público y vales para comidas. Para esto y para estar alojados en casas de familia pagaron 1.700 pesos, que es el valor de la estadía en la jornada.
También se mezclan con banderas y carteles las ya inconfundibles remeras amarillas que identifican a los voluntarios.
Lucas, un joven de 22 años de Santa Fe, estudia y misiona en el norte de Brasil en una comunidad autóctona desde hace cuatro meses, comentó a Noticias Argentinas cómo había sido recibida la noticia de que el ex cardenal Jorge Mario Bergoglio había sido elegido Santo Padre. "El carisma de Francisco es materia obligada de charla entre todos. Los brasileños ya no se cansan de decir que lo ven como uno de ellos y que ha hecho la integración", señaló.