El Papa Francisco ofreció ayer una plegaria de Navidad en la que pidió que los procesos de paz respaldados por la ONU para Siria y Libia pongan fin rápidamente al sufrimiento de sus pueblos. Denunció las "formas de mal... monstruosas" y las atrocidades que padecen y elogió a los países que aceptan refugiados.
Desde el balcón central de la basílica de San Pedro en el Vaticano, el pontífice emitió una indulgencia plenaria a los católicos con la esperanza de difundir el mensaje de misericordia en un mundo desgarrado por la pobreza, las guerras y los ataques terroristas. La soleada plaza de San Pedro estaba bajo las estrictas medidas de seguridad que rigen desde los ataques de extremistas islámicos en París el 13 de noviembre que dejaron 130 muertos.
La indulgencia es una antigua tradición católica relacionada con el perdón de los pecados. Francisco la anunció después de su bendición navideña Urbi et orbi (A la ciudad y al mundo), en la que mencionó los centros de conflicto mundial y oró por el fin del sufrimiento humano.
Francisco se refirió a los "atroces actos de terrorismo" que golpearon la capital francesa este año, así como los ataques en el espacio aéreo egipcio, Beirut, Mali y Túnez. Denunció los conflictos en Africa, Oriente Medio y Ucrania, y ofreció palabras de consuelo a los cristianos perseguidos por su fe en diversas partes del mundo. "Son nuestros mártires de hoy", dijo.
En alusión indirecta al grupo Estado Islámico, exhortó a la comunidad internacional a dirigir su atención a Siria, Irak, Libia, Yemen y el Africa subsahariana, donde las atrocidades "causan todavía numerosas víctimas, provocan enormes sufrimientos y no respetan ni siquiera el patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros".
Expresó la esperanza de que la indulgencia plenaria emitida para su Año Santo de la Misericordia aliente a los fieles a que "acojan en la propia vida la misericordia de Dios, que Jesucristo nos ha dado, para ser misericordiosos con nuestros hermanos. Así haremos crecer la paz".
"Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera en ella", aseguró.
Libia se encuentra sumida en la anarquía desde la caída del dictador Moamar Gadafi en 2011. Siria padece una guerra civil que ha causado más 250.000 muertes y obligado a millones a huir del país. La ola de refugiados que van de Siria a Europa ha generado una crisis migratoria para todo el continente.
La semana pasada, el Consejo de Seguridad de la ONU dio su apoyo a un proceso de paz para Siria que incluye un cese de fuego y conversaciones entre el gobierno y la oposición. El consejo también respaldó un acuerdo mediado por la ONU para formar un gobierno de unidad nacional en Libia, firmado por las facciones rivales.
"Pidamos al Señor que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación humanitaria de la población extenuada", dijo Francisco. "Es igualmente urgente que el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen las graves divisiones y violencias que afligen el país".
Francisco elogió a las personas y los países que acogieron a los refugiados que huyen de "condiciones muchas veces inhumanas", y afirmó que su generosidad ayuda a los recién venidos a "construir un futuro digno para ellos y para sus seres queridos, y a integrarse dentro de las sociedades que los reciben".
Los festejos navideños, que comenzaron con la Misa del Gallo en San Pedro el jueves por la noche, continuarán hoy con una bendición al mediodía y una misa el domingo dedicada a las familias como parte del inicio del Año Santo.
Los propietarios de los restaurantes se quejan de una temporada poco boyante pese al Jubileo de la misericordia abierto el martes 8. Las inmediaciones del Vaticano están tomadas por soldados, gendarmes y policías.
Llamado a la austeridad. En su homilía de la Misa del Gallo en una basílica de San Pedro abarrotada Francisco exhortó a los 1.200 millones de católicos a "tener un comportamiento sobrio" y a ahuyentar el miedo. "En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Jesús nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante", añadió fiel a su estilo claro y franco.
En noviembre el Papa argentino ya había denunciado un mundo que no tomó la senda de la paz. "Habrá luces, habrá fiestas, árboles iluminados, también pesebres... ¡todo falsificado!, el mundo sigue haciendo la guerra", denunció, en el marco de su creencia de que el mundo vive "una tercera guerra mundial a pedazos".