El camarógrafo es la pieza fundamental y la única imprescindible en toda clase de rodajes. Se puede prescindir de todo el equipo técnico (sonidista, asistente de dirección, director de fotografía, escenógrafo, entre otros) pero no se puede prescindir del operador de cámara. Vale decir, y esto puede parecer una obviedad, que con un solo camarógrafo y sin el resto del equipo técnico ya hay filmación. Un hombre y una cámara, ya sea de cine o de video, son suficientes para crear un filme o video, respectivamente. Pionero de los camarógrafos en la historia del celuloide nacional fue Eugenio Py, quien el 25 de octubre de 1900 filmó el primer noticiero "Viaje del doctor Campos Sallés a Buenos Aires". El citado hombre que arribaba a nuestras tierras no era otro que el presidente electo de Brasil, que era recibido por su par argentino Julio Argentino Roca. A partir de este hecho puntual y con el auge del cine en las primeras décadas del siglo pasado, el oficio de camarógrafo fue perfeccionándose continuamente. Ya instalada la industria cinematográfica, debemos mencionar a Humberto Peruzzi (1911-1984), italiano de nacimiento, de extensa labor como director de fotografía y camarógrafo. Basta decir que hizo la cámara en "La Guerra Gaucha", de Lucas Demare, filmada en 1942 y por lo que obtuvo el premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Con el correr de los años, Peruzzi trabajó a las órdenes de insignes directores: Soficci, Tinayre, Olivera y Martínez Suárez, entre otros. Contemporáneo a Peruzzi y también proveniente de la industria, debemos mencionar a Carmelo Lobótrico (1914-1982), que hizo de su tarea como camarógrafo su razón de ser y su más ferviente pasión. Desde los años cuarenta, en que era furor las películas rodadas en grandes estudios, con sofisticados decorados y con presupuestos importantes, el nombre de Lobótrico comenzó a hacerse oír. Cabe mencionar que trabajó con directores como Schlieper, Soficci, Hugo del Carril, Antín, por citar los más relevantes. Por otra parte, debemos destacar que Lobótrico dejó la posta a sus descendientes Aldo y Lionel, que heredaron el fervor hacia una cámara. Paradigmático es el caso de Aníbal Di Salvo, camarógrafo y director de fotografía de larga trayectoria, desde sus inicios en 1940, trabajando a las órdenes de importantes realizadores, basta citar al ilustre Leopoldo Torre Nilsson, con quien colaboró durante 16 años. Posteriormente, Di Salvo devino en prestigioso director en 1983 con "El caso Matías" y luego títulos tales como "Atrapadas" y "Seguridad personal", por citar algunos. Han pasado muchas décadas desde las primeras cámaras Elgé, de origen francés, pasando por las robustas cámaras de estudio, hasta llegar a nuestros días, en que el video digital se impone, ofreciendo en el mercado una amplia gama de cámaras, desde las familiares hasta las más sofisticadas, con las cuales se puede grabar una película con la misma fidelidad que en material fílmico. El camarógrafo contemporáneo tiene el poder de decisión sobre qué máquina usar. Reitero, basta que haya un operador y una cámara para que exista una obra.