Cuando uno comenta con amigos y conocidos las cosas que pasan en nuestro país, por lo general, frente a la degradación de las cosas que seguimos teniendo, se termina diciendo: y bueno, hay que tener fe, ya saldremos. Pero la realidad es otra: seguimos cayendo y no se ve ninguna señal de la qué agarrarse como para comenzar a tener fe. Lo peor de todo está en la política, tenemos lo peor de lo peor. Países que nos miraban de lejos hace 80 años, como Brasil, México, Chile y Uruguay, ya nos pasaron, si no en tamaño algunos, sí en calidad política y nivel de vida otros. Pero también la lista sigue con algunos que también nos pasarán, como Colombia y Perú y tal vez Paraguay. Quedaremos en la delantera del lote bolivariano, con Ecuador, Venezuela y Bolivia. Qué consuelo. Pero la depredación no termina en los políticos. Todos los días se escucha a alguien hablar de lucha. ¿Contra quién? ¿Contra qué? Por lo general son gremios estatales que quieren seguir sumando privilegios a los que ya tienen, como trabajar (?) seis horas, tener más feriados que nadie, tener las vacaciones computadas solamente con días hábiles, que se les guarde un puesto de trabajo a un familiar, que nadie controle las faltas o los horarios de trabajo, que se declaren en asamblea por lo que sea y no atiendan a nadie, frente a cualquier protesta que se les ocurra "trabajar a reglamento" (lo que implica no trabajar) y más "beneficios" que uno no conoce porque se guardan en secreto para que no se entere el resto de la sociedad. Aun así, con todo esto, siguen luchando para conseguir más privilegios. ¿Cómo no van a querer los gremios ser estatales frente a esta situación? Ningún político de turno hace frente a las demandas que se les plantean, porque, lógicamente, después tiene a todos en contra, primero; y porque no regalan su plata, sino la del Estado, con la que cualquiera es vivo y a nadie le importa. En los últimos días, un ministro saca a luz que ferroviarios y empleados de Aerolíneas Argentinas son unos irresponsables porque hacen paros para conseguir aumentos y ya ganan más de 20 mil pesos mensuales. Pregunto: ¿quién se los dio? ¿O no es este el mismo gobierno que está hace 10 años? Pasa que llega el momento en que cada uno es víctima de su propia creación, y cuando le diste a alguien sin pedirle nada, cada vez más se acostumbra y va a querer cada vez más. Y cuando aparece algún sindicalista que tiene algo de vergüenza y frena un poco los pedidos, aparece otro haciéndole la contra, pidiendo más para que lo voten. Pero en definitiva, la lucha es contra todos los demás, porque todo eso que se paga en exceso lo hacen estos últimos, el resto de la sociedad. Pero eso a quién le importa. ¿No sería momento de parar estas luchas por repartirse la torta cada vez más chica que tenemos y cada uno hacerse responsable en el lugar en el que esté, defendiendo lo suyo, pero también estando dispuesto a trabajar como el resto de los mortales privados, en las mismas condiciones, el mismo tiempo y con la misma remuneración? ¿No pasará después lo que ya pasó, que la sociedad harta de lo estatal, se vaya al extremo de querer expropiar todo para que funcione lógicamente y se pare con el saqueo? Busquemos el punto intermedio. Esta situación pendular de los extremos nos seguirá llevando cada vez más abajo en la posición y consideración del mundo.