Tras la caída histórica de abril, la economía argentina sube de a poco los escalones para salir del subsuelo. Las cifras oficiales y privadas coinciden en señalar que esta es la película a finales de julio. Menos certidumbre hay respecto de la continuidad y solidez de este proceso.
Desde las áreas de Economía y Producción de la Nación difunden día a día indicadores que detectan señales de vida de actividad económica. Desde el sector privado, el economista Orlando Ferreres, cuya consultora realiza desde hace mucho tiempo mediciones propias de producción industrial, actividad económica e inflación, consideró en la última semana que la economía “va mejorando mes a mes y al final de año estaríamos saliendo” de la recesión. Esta tendencia no evitará que una retracción de 12% del PBI en 2020, dijo, aunque espera que el año próximo se registre un crecimiento del 9%.
El escenario internacional es dominante. En el último informe del IAE Business School de la Universidad Austral, Juan José Llach repasó las proyecciones del FMI, que “castigó el crecimiento proyectado para el 2020, compensándolo parcialmente con una mayor mejora en el 2021 para EEUU, China y el área Euro”. Pero esta perspectiva, citó, es más pesimista para los países latinoamericanos.
Llach destacó que algunos aspectos de la economía de EEUU en el mes de junio fueron positivos, mientras que China y Europa “presentan mejoras lentas”. Opinó que una mejora del crecimiento global podría jugar a favor de la economía argentina. Más que la depreciación del dólar en el mundo, que juzgó temporal.
El economista remarcó que la divisa estadounidense bajó no sólo respecto del euro y del oro, sino también de muchas otras monedas y de las commodities. “En realidad, todos los activos y bienes fueron afectados, pero el peso argentino fue el único activo que cayó, junto al dólar”, explicó.
“La pregunta que sigue, bastante relevante para la Argentina, es si continuara esta flojera del dólar”, se preguntó Llach. Y se respondió que seguirá “sólo si la pandemia vuelve a agravarse o si resultan fallidos los pronósticos de la cercanía de la vacuna”. De no ser así, “la Reserva Federal aumentará sus tasas de política monetaria y el dólar se fortalecerá”.
En esa línea, un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) advirtió que, pese a la devaluación del dólar y la caída del peso frente a esta moneda dura, la posibilidad de que la economía argentina se recupere a partir de un gran salto cambiario, como en 2003, está muy lejos.
“La actual crisis, que se inició en el 2018 y tendría pico en el 2020, es similar a la de la convertibilidad, iniciada en 1998 y que estalló en el 2002”, afirmó el estudio, citado por el diario Ambito Financiero. Pero al mismo tiempo advirtió que el dólar oficial, actualizado por la inflación doméstica y la de Estados Unidos, está en niveles más parecidos a los de 2001 que de 2002.
“En el 2001 el valor del dólar era equivalente a $ 56 a precios actuales, en el 2002 el pasó a valer $ 126 a precios actuales; actualmente, el valor del dólar oficial es de $ 72 y el paralelo cotiza en unos $ 140”, indicó el estudio. Es decir que “si se toma el tipo de cambio oficial, el país está más cerca del 2001 que del 2002, pero si se toma el paralelo, la situación se parece más al 2002”.
El punto que subrayan los economistas de Idesa es que “si se quieren recrear las ventajosas condiciones de tipo de cambio que se dieron en el 2002, todavía falta liberar el tipo de cambio oficial para que se ubique cerca del paralelo”. Eso implicaría, advirtió, transitar “la traumática y costosa mega-devaluación” que se registró en 2002.
Eduardo Fracchia en el último Informe Económico Mensual del IAE Business School, apuntó que la inversión es “anémica” y que el crecimiento en el 2021 “se basará en el consumo y la sustitución de importaciones”. Las exportaciones, dijo, “serán la rueda de auxilio de este proceso, pero no un protagonista central”.
“En Argentina es relevante la pospandemia pero es clave el corto plazo porque condiciona al futuro”, señaló el economista. En ese sentido, consideró clave la negociación de la deuda: “Sería lamentable que después de tanto esfuerzo y faltando tan poco no se cierre el tema de una vez”, señaló.
“Si hubiese default, faltarían dólares y podrían generarse presiones cambiarias, además del efecto en el crédito al sector público y privado”, aseguró.
En este escenario, estimó que “si el canje de deuda se resuelve con éxito, sería un factor favorable ya que las entidades disponen de bonos en cartera los cuales pueden subir de precio. Esto sería un efecto positivo para el lado financiero de la economía local y para expandir la capacidad prestable del sector”
Martin Calveira, también del IAE, analizó liza las principales variables de la coyuntura: la inflación temporalmente contenida por el contexto de contracción económica, la caída de la actividad económica, las necesidades financieras en el marco de la dominancia fiscal, la fuerte caída del comercio internacional y las presiones cambiarias en el marco de incertidumbre financiera.
La Universidad Argentina de la Empresa (Uade) señaló en su último informe que la flexibilización del aislamiento en julio mejoró las expectativas industriales. Incluso volvieron a valores similares previos a la cuarentena.
El Indice de Expectativas Industriales (IEI) alcanzó en julio un valor de 48,7 puntos, mientras que en junio pasado fue de 32,9. A pesar de esta mejora, el informe consideró que “las expectativas industriales continúan en el área de perspectivas de contracción”.
IFE: el mapa de la crisis
Apenas una de cada diez personas que reciben el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) accedió a un trabajo formal registrado entre febrero de 2019 y enero de 2020, informó la Ansés.
En un estudio de caracterización de la población beneficiada con esta ayuda estatal, el organismo previsional detectó que que de las 8.857.063 de personas que lo perciben, más de la mitad (55,7%) son mujeres, de las cuales el 42,3% son trabajadoras de la economía informal o desempleadas. El 46% ya percibía una asistencia por medio de la Asignación Universal por Hijo (AUH), al tener hijos a su cargo.
“La mayoría de la población beneficiaria alcanzada por este ingreso no tiene la posibilidad de acceder a un empleo formal como consecuencia de una problemática estructural”, señaló la Ansés.