Los desafíos para el desarrollo de América latina y el Caribe, la desigualdad y la necesidad de políticas transformadoras fueron los ejes de las exposiciones que se realizaron la 39º Asamblea de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) que se realizó en Buenos Aires.
En ese debate sobre el escenario geopolítico y económico mundial el secretario ejecutivo de la Cepal, José Salazar, marcó en forma contundente su mirada sobre el mundo que se viene. Aseguró que “se perfila la certeza que (los países de la región) transitamos rumbo a una década perdida”, con una caída del Producto Bruto Interno (PBI) global similar a la de la depresión de la década del 30.
“Esta realidad da cuenta de importantes choques externos, pero también de nuestras deficiencias en la instrumentación de políticas públicas”, advirtió. Por eso, el objetivo “no puede ser darnos por satisfechos con volver a la situación previa a la pandemia”, sino que “se trata que avancemos y seamos sociedades inclusivas”, agregó.
Salazar, quien asumió la conducción de la Cepal a principios de octubre, presentó el documento “Hacia la transformación del modelo de desarrollo en América latina y el Caribe”, el cual alertó sobre la necesidad de tomar medidas con urgencia. Por eso Salazar planteó que “no hay lugar para cambios graduales”, en especial por la premura en atender la situación de millones de habitantes en condiciones de pobreza extrema.
Esa situación se profundizó con la pandemia que “puso en riesgo la recuperación económica y el logro de los objetivos de la Agenda de Desarrollo 2030 en la región”, dijo el representante regional para América latina y el Caribe de la FAO, el uruguayo Mario Lubetkin.
La pandemia produjo “un retroceso de diez a doce años” en las políticas para reducir la pobreza en la región y por eso consideró “imperiosa” la necesidad de una “transformación de los sistemas alimentarios” que “deben ir por el camino de aumento de la productividad y eliminar el hambre”.
Lubetkin destacó que los países de la región “producen alimentos para 1.300 millones de personas, el doble de su población”, por lo que “son clave en la producción y comercio de alimentos y en la seguridad alimentaria”. No obstante, advirtió que “los sistemas alimentarios presentan brechas”, y consideró que “es necesaria su transformación, para hacerlos más resilientes y más inclusivos”.
Los números de la desigualdad que acentuó la pandemia son contundentes. Lubetkin detalló que en América latina y el Caribe la cantidad de pobres aumentó de 187 millones en 2019 a 201 millones en 2021. Y el número de indigentes se elevó en el mismo lapso de 70 millones a 86 millones.
Así lo ratificó el director general de la Práctica Mundial de Pobreza y Equidad del Banco Mundial, Luis Felipe López-Calva, quien indicó que el reporte global de riqueza y prosperidad muestra que “la reducción de la pobreza global al 3% para 2030 está fuera de nuestro alcance dadas las tendencias globales hoy”.
“Vemos un crecimiento en la pobreza y la desigualdad desde que se monitorea, es decir, desde 1990, y nos atrevemos a decir que es el incremento más grande desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo.
“Esa desigualdad nos interpela”, planteó el canciller argentino Santiago Cafiero quien abogó por “reducir las brechas” entre los países desarrollados y en vías de desarrollo. Valoró así el documento de Cepal porque es “una valiosa hoja de ruta, con diagnósticos precisos sobre la región y un mundo en incertidumbre”.
Según el documento, en 2022 los países de la región enfrentan “los efectos de una serie de crisis en cascada: climática, de salud, de empleo, social, educativa, de seguridad alimentaria, energética, y de costo de la vida, las cuales impactan con diversa intensidad y variadas características”. Señala que tras la baja tasa de crecimiento de 0,6% promedio anual registrada entre 2014-2019, una contracción histórica de 6,9% en 2020 y una recuperación de 6,5% en 2021, las economías de la región crecerán un 3,2% en 2022 y se espera una fuerte desaceleración en 2023, cuando se proyecta un crecimiento de 1,4%.
La secretaria de Asuntos Estratégicos de la Argentina, Mercedes Marcó del Pont, valoró esta información. “Para todos los que hemos estado comprometidos con el desafío del desarrollo de nuestra región, la Cepal siempre fue un refugio frente a oleadas recurrentes de pensamiento único y de libre mercado”,dijo.
En ese sentido, el director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), Marco Lavagna, destacó la importancia de la Conferencia Estadística de las Américas (CEA) _que depende de Cepal_ en el mejoramiento de las estadísticas regionales y su comparabilidad entre países, y aseguró que organismos de este tipo tienen la responsabilidad de “dar información que sirva para mejorar las políticas públicas”. Argentina asumió en noviembre de 2021 la presidencia del comité ejecutivo de la CEA _integrado por Canadá, Colombia, Granada, Italia, Jamaica y República Dominicana_, en un período en el que, pese a la pandemia, pudieron mantenerse las estadísticas.
Decisiones políticas
Para Marcó del Pont más que de economía, se trata de política. “En esta famosa restricción externa que aqueja a muchos de nuestros países está el problema estructural de la insuficiente transformación productiva”, afirmó pero dijo que “no es el nivel de recursos naturales que tiene un país lo que empuja esa transformación sino las decisiones de políticas públicas, tecnológicas e industriales para promover ese cambio estructural”.
Por eso, el presidente Alberto Fernández, anfitrión del encuentro consideró que la brecha entre ricos y pobres “es consecuencia directa de quienes pugnan por un Estado ausente”. En este contexto, llamó a “volver a construir la Patria grande” y dijo que “la coyuntura actual de la región requiere una mirada crítica y respuestas innovadoras para diseñar políticas”.
En ese marco valoró que la presidencia del BID haya vuelto a “manos latinoamericanas”.
Fue justamente el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz quien destacó la actuación de gobierno argentino por su manejo de la pandemia y sus políticas para capear la crisis. El estadounidense criticó que con la crisis sanitaria, “Estados Unidos y Europa pusieron la rentabilidad de las empresas farmacéuticas sobre las vidas de las personas en América latina”, a través de un “apartheid de la vacuna”, dijo.
“Quedó ha quedado muy claro que en los últimos años, las fronteras importan”, a pesar de que durante décadas hubo un intento de “globalizar el mundo”, dijo y cuestionó el manejo que hace EEUU de la pospandemia, especialmente para atacar la inflación con una suba de tasas que “no van atraer más alimento ni recursos, simplemente deslocalizar las empresas y mandarlas a otros países, lo que empeorará el problema”, completó.