La decisión del gobierno de Estados Unidos de salir al rescate de las
financieras hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, una operación que le demandó un récord histórico
de aporte de fondos, estimado en más de 100 mil millones de dólares, provocó sensaciones
encontradas en el mercado local e internacional. Por un lado, los analistas consideran que la
operación "aporta certidumbre" a la economía estadounidense e impide un colapso financiero, pero
por otro, es una muestra palmaria de la profundidad de la crisis que atraviesa ese país cuyos
efectos impactarán en el resto del mundo.
En ese sentido, el presidente de la Comisión Nacional de Valores, Eduardo
Hecker, consideró ayer que este rescate "revela la crisis económica y financiera
norteamericana".
Según el ejecutivo, esta situación, "no es pasajera, es duradera; muchos
reclamaban intervención fuerte vía inyección del dinero. Esto revela un estado de crisis más fuerte
que la pensada", expresó Hecker.
A su juicio, "si está bien o está mal que el gobierno de los Estados Unidos haya
intervenido, es una decisión política interna". De todas formas, admitió, dada la magnitud de la
economía estadounidense, que sus efectos "tienden a contagiar a los flujos financieros del resto
del mundo".
Sin embargo, Hecker recordó que esta decisión del gobierno estadounidense es
"muy distinta" de la adoptada ante el default argentino de 2001, cuando decían que no iban a
financiar malas decisiones adoptadas.
A contramano. En ese sentido, el economista Ricardo Delgado señaló que "Estados
Unidos históricamente pregonó el libre mercado pero cuando tiene problemas interviene, como pasó en
la crisis del 30, del 80 o en otra varias ocasiones". Así reflexionó el especialista al ser
consultado sobre si esta acción gubernamental va en camino contrario de la teoría del riesgo moral
o "moral hazard" por la cual el Estado no debe intervenir ante situaciones de riesgo
financiero.
A contramano de lo que pregona puertas afuera, el gobierno de EEUU adoptó una
medida harto conocida por los argentinos, ya que se trata de la nacionalización de una deuda
privada que deberán afrontar los contribuyentes de ese país. De todos modos y en la antesala de las
elecciones, la operación fue rápidamente respaldada por los candidatos presidenciales Barack Obama
y John McCain, quienes apoyaron el anuncio efectuado por el secretario del Tesoro, Henry
Paulson.
No es para menos, ambas compañías concentran el 70 por ciento de los créditos
hipotecarios otorgados a las familias estadounidenses en los últimos meses.
Más allá de los cuestionamientos, la situación trajo alivio a los mercados del
mundo. Por caso, las bolsas de Nueva York y de las principales plazas de Europa y Asia festejaron
con fuertes subas la operación del gobierno norteamericano, que fue confirmada por el secretario
Paulson. "Es necesario que actuemos", indicó el funcionario al dar a conocer la medida, y agregó
que sin una depuración del golpeado mercado inmobiliario del país "toda nuestra economía y nuestros
mercados no podrían recuperarse".
Paulson adelantó que un administrador nombrado por el Estado se hará cargo de
dirigir los gigantes bancarios a través de una especie de tutela ("conservatorship"), en
cumplimiento de la decisión del gobierno estadounidense de evitar una crisis del mercado financiero
del país. El Tesoro comprará hasta 100.000 millones de dólares en acciones preferenciales en cada
compañía y la Agencia Federal para la Financiación de la Vivienda (FHFA) se hará cargo de la tutela
de ambas empresas, reemplazará a sus ejecutivos en jefe y eliminará sus dividendos.
A criterio del economista Daniel Marx, el gobierno estadounidense "ya había dado
una garantía indirecta" de una eventual intervención, y dijo en este caso "se trata de dos
entidades hipotecarias de mucho peso en la economía de ese país".
"Son problemas muy serios, el gobierno estadounidense se hace cargo; es parte de
una garantía indirecta sobre los pasivos", reflexionó y estimó que el rebote en el mercado local
"es mínimo".
En tanto, Julio Bruni, de la sociedad de bolsa Arpenta, consideró que la medida
adoptada es "positiva" y sobre su impacto en la Argentina estimó que en el país el tema tendrá que
repercutir en una mejora en los precios de las acciones, que debería llevar a una baja de las tasas
de interés y una baja en el rendimiento que se les exige a los bonos argentinos, por lo tanto
subirían y se recompondrían".