Dólar, salarios e inflación. En este intenso y conflictivo triángulo económico se juega gran parte de la meta del gobierno para este año: crecer y mejorar la distribución del ingreso, luego de tres años de recesión y caída del poder adquisitivo.
La canasta básica alimentaria de Rosario volvió a mostrar deflación en diciembre.
Dólar, salarios e inflación. En este intenso y conflictivo triángulo económico se juega gran parte de la meta del gobierno para este año: crecer y mejorar la distribución del ingreso, luego de tres años de recesión y caída del poder adquisitivo.
El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) subrayó en su último informe que para alinear el gobierno deberá “coordinar milimétricamente incentivos y desincentivos, y actores de la sociedad civil”. Será fundamental, en ese sentido, “mostrar una salida con expectativas positivas” y “acumular autoridad necesaria para poder fijar los mojones del sendero distributivo”.
El tipo de cambio es el precio que el gobierno puede administrar “de forma más directa”, gracias a los controles. En enero subió a la par de la inflación pero ya en febrero se rompió esa tendencia, con la intención explícita de la conducción económica de moderar su ritmo. Para el Ceso, el nivel heredado por el gobierno y la depreciación de 2020 brinda margen para que una devaluación “sea absolutamente evitable” este año.
La solidez cambiaria se alimenta también de los términos del intercambio comercial, que mejoraron 3,1% en 2020. Sin embargo, en este punto, el último informe del Mirador de la Actividad, el Trabajo y la Economía (Mate) advierte que la economía “no logra traducir el saldo comercial favorable en una mejora significativa del volumen de reservas”.
La razón es que a los u$s 21 mil millones sumados hasta enero de 2021 por el superávit comercial (u$s 15.837 millones), los encajes por depósitos (u$s 3.124 millones) y la revaluación de activos (u$s 2.817 millones) se contrapuso una salida de u$s 25.820 millones, principalmente por el pago de deuda externa privada (muchas veces intrafirma) por u$s 11.811 millones y el pago de exceso de importaciones ( no asociados directamente al ingreso de bienes o servicios), por u$s 6.426 millones.
El aspecto positivo es que, luego de haber perdido más de u$s 4.000 millones, las reservas crecieron u$s 900 millones en los últimos tres meses.
Por su naturaleza política, el gobierno tiene alguna incidencia también en la administración de las negociaciones salariales. Su rol más significativo es en el sector público, al que pertenece el 30% de los 12 millones de trabajadores registrados.
Una pauta clara en ese sentido partió de la paritaria nacional docente, con un aumento salarial del 34,55%, escalonado entre marzo, julio y septiembre. Este acuerdo marca una referencia para las paritarias del sector público provincial, que a su vez completan la primera ronda de las paritarias anuales.
Otra señal hacia el sector privado fue el cierre esta semana de la paritaria del gremio de los porteros, del 32% en cuatro tramos. El 48% de los trabajadores registrados están en el sector privado, que en 2020 mostró una gran heterogeneidad en las remuneraciones. El Ceso recuerda que, con un promedio de aumento del 35,5%, conviven algunos rubros ganadores, como bancarios, con ramas que pactaron incrementos por debajo del 30%. “El resto son trabajadores independientes, autónomos o monotributistas, que muchas veces no tienen encuadre colectivo para la actualización de las remuneraciones”, dijo.
Para el Ceso, el contexto de crecimiento económico favorece el objetivo de recuperar el salario en términos agregados. Si cumple o supera el esperado 5%, ni siquiera “será necesario” que la mejora del salario real se consiga “a costa del beneficio empresario”, señalan. Se resuelve “con una reducción de márgenes sobre costos, que será compensada con una suba en las cantidades vendidas”.
En este punto, Mate recuerda que el poder adquisitivo cayó 24% desde el final de 2015, por lo cual la recuperación salarial “es una demanda que deberá ser atendida por razones políticas y macroeconómicas”.
La administración de la evolución de los precios es el más complejo de los frentes. Dentro de los llamados “no regulados”, el gobierno apostó a realizar acuerdos microeconómicos puntuales frente a “comportamientos disruptivos en un mercado puntual”, señalaron en el Ceso. Fue el caso del maíz y las carnes.
En el aspecto macro, el gobierno tiene la responsabilidad de garantizar la previsibilidad de las variables clave, como las tarifas. “La decisión es jugar a un equilibrio más fino, la premisa de mantener constantes los subsidios en términos del PBI, como sostuvo el ministro Guzmán, da margen para un leve incremento en términos reales dado que se espera un crecimiento cercano al 5%”, aclararon.
Con estas herramientas, señalan desde el Ceso, el gobierno debe sentarse a “tener una discusión más general con el sector empresario y sindical sobre el equilibrio distributivo que pretende lograr”. La elevada nominalidad afecta la sintonía fina. Por eso, consideran vital acumular “autoridad política”, a través del compromiso de los actores referenciados en el Frente de Todos.
Para los economistas de Mate, el aumento de la recaudación fiscal contribuye a recuperar la “capacidad fiscal del Estado, necesaria para aumentar su poder de fuego en la economía”, a través de subsidios, políticas sociales y obra pública.