"En el plano de la gestión, el balance del gobierno de Cambiemos es desigual", dice Manuel Mora y Araujo, uno de los consultores políticos más prestigiosos de América latina. Para el sociólogo porteño, es inédito que el presidente tenga valores cercanos al 55 por ciento de imagen positiva al tiempo que la mayoría de la sociedad sostiene que la marcha de la economía es "mala o muy mala".
Claro y sin subterfugios a la hora del análisis de la realidad política actual, el director de Ipsos afirma que Mauricio Macri está llevando adelante el "cambio "cultural que propuso en campaña y admite que las elecciones de 2017 podrían resultar clave para el futuro político del oficialismo.
Mora y Araujo observa escenarios muy parecidos a los de la década del 80, con un peronismo que fue alejado del poder e intenta ponerse de pie en medio de una desorganización bastante visible. A la vez, el consultor considera que para el peronismo una alianza entre Sergio Massa y Margarita Stolbizer resultaría "intragable". En ese plano del análisis, el sociólogo expone durante una entrevista con La Capital que la reorganización del peronismo llevará su tiempo y no se hará de la noche a la mañana.
—En líneas generales, ¿cuál es su mirada sobre estos casi diez meses de Macri?
Creo que ha cambiado sustancialmente el clima político en general, y la calidad institucional en particular. En el plano de la gestión, el balance es desigual, dependiendo de los temas.
—Escribió usted el domingo pasado que el gobierno refleja hoy las dos caras de la moneda, en tanto y en cuanto hay una expectativa positiva de la sociedad pero una mirada crítica sobre la economía. ¿Hay alguna fecha de vencimiento para esa dualidad?
—No, no la hay. Todo nos lleva a pensar que habrá un vencimiento en algún momento de esta situación, pero no hay manera de anticipar cuándo ocurrirá, en qué momento. Decirlo ahora sería una adivinanza.
—¿Hay antecedentes en la Argentina de un presidente de la Nación que obtenga en las encuestas entre 50 y 55 por ciento de imagen positiva y que, a la vez, una mayoría social tenga una opinión mala o muy mala sobre la economía?
—Creo que no, No lo hay. Cuando Alfonsín asumió, la economía no estaba bien, pero hubo expectativas claras de que mejoraría con el Plan Austral. Esta situación me parece inédita.
—¿Ese cambio cultural que propuso Macri en su campaña está siendo llevado a la práctica o los condicionantes políticos lo convirtieron sólo en promesa?
—Pienso que el cambio cultural se está llevando a cabo y es uno de los aspectos destacables de la gestión de Macri.
—El gobierno parece manejarse con comodidad teniendo en la vereda de enfrente a los aparatos simbólicos del kirchnerismo, rechazados por la mayoría de la sociedad. ¿Le conviene al macrismo una Cristina libre y candidata?
—Lo que conviene o no al gobierno es un asunto bastante subjetivo. Mi impresión es que Cristina encarcelada no le convendría al gobierno, la victimizaría a ella con ventajas para si misma. Al mismo tiempo, mi sospecha es que ella decidirá no ser candidata, no se expondrá.
—¿Cree usted que es factible una reorganización del peronismo en el mediano plazo?
—Tomará su tiempo, y no creo que ocurrirá pronto. Pero, tarde o temprano, algo similar a lo que fue la Renovación en los años 80 puede ocurrir.
—¿Podrá Massa liderar el peronismo llevando como candidata en Buenos Aires a Margarita Stolbizer, quien es la principal denunciante de Cristina, peronista al fin?
—Esa alianza Massa-Stolbizer podrá ocurrir, pero no liderando al peronismo. Para éste, esa alianza es "intragable".
—¿El 2017 define si hay Macri para cuatro u ocho años?
—Posiblemente si.
EM_DASHSe dice como una habitualidad que el de Cambiemos "es un gobierno de derecha" que gestiona "solamente para los ricos". Si esa descripción es verosímil, ¿por qué no llegan las inversiones pronosticadas en la campaña?
—En primer lugar, lo que se dice no es necesariamente la realidad. Las inversiones vendrán cuando se perciba un clima de seguridad política y bajo riesgo político; eso no tiene nada que ver con "gobernar para los ricos". Esto es, las inversiones de magnitud no vienen buscando favores políticos, sino un ambiente de buenos negocios.
—Escribió usted hace pocas semanas que "el cuadro general rememora en parte a la Argentina de la década de 1980". ¿Por qué?
—Porque veo algo relativamente parecido en la situación de un peronismo derrotado, desorganizado, con crisis de liderazgo, y un gobierno no peronista intentando abrir nuevos caminos.
—¿Si fracasa el gobierno de Macri existe el riesgo del regreso de un escenario parecido al de 2001 o la política tiene antídotos en el aquí y ahora?
—La crisis de 2001 se definió por una profunda crisis económica y social. En este caso, un eventual fracaso de Macri, si ocurriera, no tiene por qué estar asociado a una crisis de semejante magnitud.
—A la hora de dividir a la oposición, ¿no le hace falta a Macri una opción de centroizquierda relativamente competitiva para que le saque votos al peronismo?
—Esa idea implica que el peronismo es efectivamente una opción de "izquierda". Mi impresión es que varios de los gobernadores actuales están más cerca de la visión de las cosas que tenía Carlos Menem que de una visión de izquierda. La única manera de sacarle votos al peronismo es logrando buenos resultados en la gestión.
—¿Le sorprendió la mala relación con que Macri y Miguel Lifschitz iniciaron sus gestiones?
—No tenía un pronóstico definido sobre esa relación entre el gobierno de Macri y el de Miguel Lifschitz. Una vez que se manifestaron signos de tensiones, me pareció posible entenderlos. De todos modos, me parece que las cosas ahora se están encausando por un sendero de mayor entendimiento.