"Los dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan" / Manifiesto Liminar, Córdoba 1918.
"Los dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan" / Manifiesto Liminar, Córdoba 1918.
En la Argentina de 1918 se vivía el primer gobierno democrático de la mano de Hipólito Yrigoyen, éste significaba una apertura a la vida social y pública, los trabajadores y la clase media habían alcanzado el poder y le habían ganado la batalla a la oligarquía conservadora. Nuevas ideas surgían al calor de la gran ola de inmigrantes que había comenzado a fines del 1800. Se respiraba democracia.
Aunque el país comenzaba a cambiar, la Universidad permanecía en manos del conservadurismo más puro y oscuro. La Iglesia y los intereses de la oligarquía nombraban docentes "a dedo" y definían los planes de estudio. La Universidad era "para unos pocos".
Los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba se levantaron contra el régimen impuesto en la casa de estudios y tomaron el gobierno de la misma exigiendo libertad de cátedra, participación de los estudiantes en la toma de decisiones (co-gobierno), extensión universitaria, autonomía de las Universidades. A través del "Manifiesto Liminar" quedaron plasmados los postulados de este hecho que marcaría para siempre la historia de la Universidad en el mundo.
En la Argentina de 1918 se gestó el hito más importante para el movimiento estudiantil del país y la región, hito que sentó precedente en el mundo entero: la Reforma Universitaria.
La Reforma influyó de alguna manera en todos los procesos de democratización de la Universidad en los países de América latina. Hoy, a casi cien años de aquel hecho, los desafíos son muchos en la región, sobre todo para el movimiento estudiantil.
Las y los estudiantes de nuestro continente siempre nos hemos caracterizado por protagonizar los grandes cambios políticos y sociales en nuestros países, sin embargo en ocasiones a muchos compañeros y compañeras los intentaron callar y se los juzgó por pensar distinto. Basta con recordar la Matanza de Tlatelolco o la Noche de los Lápices.
Hemos sabido unirnos y trabajar en conjunto solidarizándonos con las distintas realidades de la región, pero a veces las diferencias ideológicas y de pensamiento hacen que "achiquemos" la visión y no pensemos de manera integral. Quizás el mayor de los desafíos del movimiento estudiantil a futuro sea construir sobre las diferencias para, unidos en la lucha, conquistar aquellos derechos que se nos han ido arrebatando o nunca obtuvimos.
Los desafíos a futuro
Hoy el movimiento estudiantil argentino sigue reclamando por la derogación de la ley de educación superior sancionada durante el menemismo. Ley que en sus líneas está atravesada por un concepto neoliberal de la educación, creando los posgrados arancelados, dándole facilidades extremas a la educación superior privada y vulnerando la autonomía de las Universidades Nacionales regulando la conformación de los órganos de gobierno.
El presupuesto de nuestras Universidades sigue siendo escaso cuando más del 90 por ciento es destinado al pago de sueldos docentes y administrativos, imposibilitando el total desarrollo de las funciones de la Universidad tales como la extensión, la investigación y el desarrollo científico-tecnológico.
El boleto educativo gratuito y universal nacional sigue siendo un reclamo y está lejos de ser un hecho. Si bien ha habido avances en la materia como en el caso de Jujuy, en las provincias de Buenos Aires y Santa Cruz la ley está aprobada pero no reglamentada, por ende los y las estudiantes no cuentan con dicho beneficio. Esta herramienta es trascendental para el movimiento estudiantil ya que la consideramos como fundamental para el acceso a la educación pública y gratuita.
Hoy en nuestro país, la mitad de los chicos y chicas que empieza la escuela primaria no terminan la escuela secundaria, consecuencia que incide directamente sobre el ingreso a la Universidad pública. Es necesario que como sociedad nos demos un debate profundo acerca de la educación que queremos y cuáles son los desafíos que tenemos para que cada vez más argentinos ingresen y progresen en nuestras aulas. Por otro lado, la Universidad juega un rol importante a la hora de generar políticas de ingreso, permanencia y graduación.
Para poder avanzar hacia la concreción de nuestros objetivos como representantes de todos los estudiantes es necesario trabajar en la unidad en la acción y caminar con fuerza para exigir al Estado el rol que le compete.
Hacia el Bicentenario de nuestra Independencia debemos pelear por una educación que nos enseñe a pensar y no a obedecer, por una Universidad abierta al pueblo, generadora de pensamiento crítico y emancipador. Construir la educación que queremos para la Argentina que soñamos, es nuestro mayor desafío.
Por Tomás Barrandeguy