Los Gardel coronaron en su 21ª edición los premios más federales e inclusivos, pero también los más políticamente correctos y con el Oro más sorpresivo de toda su historia obtenido por Marilina Bertoldi, la primera mujer en levantar la preciada estatuilla en los últimos 19 años.
Tras 20 años de que las distinciones más importantes de la industria musical argentina se realizaran en Buenos Aires, Capif ( Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas) hizo su primera gala en Mendoza, en un gesto bienvenido que se repetirá en años sucesivos, con la intención de que los Gardel vayan rotando por todo el interior. El objetivo es descentralizar la ceremonia de Capital Federal, que después de la ciudad del buen vino podría emigrar a Rosario, Córdoba o Salta para la edición 2020.
El Gardel de Oro entregado cerca de la medianoche del martes en el coqueto teatro Angel Bustelo de Mendoza hizo un quiebre en la historia de las estatuillas. "Después de 19 años de premios sin que gane una mujer, hoy lo gana una lesbiana", dijo la treintañera Marilina Bertoldi, de Sunchales, dejando escapar una media sonrisa mientras de fondo se oían gritos de aprobación y se escuchaba por lo bajo algún cuchicheo con caras extrañas, otro guiño al Zorzal Criollo.
Es que la cantante, que es la hermana de Lula Bertoldi, líder de Eruca Sativa y que fue la vocalista de Connor Questa, es una compositora de rock alternativo poco conocida para el gran público. Más si se tiene en cuenta que el mismo Oro lo ganaron a lo largo de dos décadas nombres como Charly García, Andrés Calamaro, Gustavo Cerati, Sandro, León Gieco y Mercedes Sosa, y aún no han podido levantarlo figuras de la talla de Litto Nebbia, Fito Páez, los Fabulosos Cadillacs y Los Auténticos Decadentes -a quienes se los homenajeó con un show memorable en la bodega Dante Robino una noche antes de los Gardel- por nombrar sólo algunos artistas que merecen ese lauro desde hace largo tiempo.
En un repaso de los números más relevantes que ofrecieron estos Gardel, se puede destacar que Lali Espósito y Escalandrum obtuvieron tres distinciones cada uno, por lo que podrían considerarse los ganadores morales porque nadie se llevó tantas estatuillas a casa. Aunque, claro, el premio de Oro, que es el equivalente al álbum del año, por "Prender el fuego" de Marilina Bertoldi copó el centro de las noticias y de las miradas sobre la cantante, que además ya había levantado el de mejor álbum de artista femenina de rock por el mismo trabajo.
"El rock trasciende el género" dijo Bertoldi cuando se subió por primera vez al escenario y expresó que no se sentía cómoda con eso de "fememina", tras lo cual pidió ampliar el cupo de la mujer en los escenarios, en un reclamo que recibió de inmediato el apoyo de un alto número de asistentes.
Claro que hubo otros premios importantes. Teresa Parodi recibió merecidamente el premio a su trayectoria; Andrés Calamaro, que no acudió a la cita, ganó como mejor álbum artista masculino de rock por "Cargar la suerte"; el azuleño Abi González sorprendió gratamente al ganar en el rubro mejor álbum artista masculino de folclore con su producción independiente "Violeta azul" y Liliana Herrero ganó como trabajo conceptual por "Canción sobre canción", inspirada en la obra de Fito Páez, único guiño rosarino de una noche poco feliz para la música local ya que inmerecidamente no pudieron levantar la estatuilla ninguno de los muchos rosarinos nominados: Silvina Garré, Quique Llopis, Dalila, Litto Nebbia, Mamita Peyote y Girda y Los del Alba. Lisandro Aristimuño levantó orgulloso su Gardel por "Constelaciones en el Luna Park" en la terna de mejor álbum canción de autor. En diálogo con Escenario, Aristimuño destacó : "Era el primer Luna Park que hacía, decidimos hacerlo a todo trapo, lo grabamos en vivo y lo filmamos, y la verdad es que estoy muy feliz porque no esperaba ganarlo para nada".
Los musicales en vivo fueron un capítulo aparte, con momentos brillantes como el homenaje a la Negra Sosa con Víctor Heredia, Teresa Parodi, Luciana Jury y Wos, y con un lugar excesivo para el trap como el especial de los 40 años de "La grasa de las capitales", donde la impronta de García convivió de maravillas con Lidia Borda, Fernando Barrientos y Salvapantallas pero hizo agua con Kódigo. Los Gardel pasaron y dejaron una huella, con un guiño de la industria a las nuevas tendencias y un Oro sorpresivo y controversial.