“Snoopy & Charlie Brown: Peanuts, la película”
“Snoopy & Charlie Brown: Peanuts, la película”
Intérpretes: Elena Roger, Sergio Surracco, Esmeralda Mitre, Adriana Aizemberg y Juan José Camero. Dirección: Steve Martino. Género: Animación. Salas: Hoyts, Monumental, Showcase y Village.
tierna, audaz, sensible y respetuosa de sus orígenes, “Snoopy & Charlie Brown: Peanuts, la película” indaga en el universo infantil de una manera única. Lejos de las excentricidades del “nuevo cine de animación”, los colores psicodélicos y la hipocresía de los mensajes, este filme dirigido por Steve Martino (“La era de hielo 4”) protagonizado por los personajes de Charles Schulz, es un flashback a otra época. Con dibujos de trazos simples y una historia signada por inocencia infinita, Charlie y Snoopy relatan una pequeña pero gigantesca historia: la de un niño que sufre de bullying condenado al fracaso que intenta superarse a sí mismo y su amigo fiel, que intenta escribir su propia historia de amor. Los escenarios son variados: el vecindario, la escuela, el parque y un hermoso paisaje montañoso le dan el encuadre adecuado a este relato enternecedor. Lo más interesante de este relato es la construcción del universo infantil en el que sólo se escuchan las voces de los niños y los grandes no se ven y sus palabras se escuchan como un balbuceo inentendible. Mientras que el grupo de amiguitos recrean la crueldad y los desafíos de la etapa escolar. Y para los adultos deseosos de ver estos personajes en la pantalla grande por primera vez, después de haberlos disfrutado en la tira cómica, se van a encontrar con elementos significativos como el libro “Guerra y paz”, de León Tolstói, las referencias a la música de Beethoven y la llamativa ausencia de dispositivos tecnológicos como celulares y computadoras. Acá reina la máquina de escribir, las cartas a mano y los bailes de la escuela. Larga vida a este can que se adueñó de millones de corazones en todo el mundo.
Por Luciana Boglioli / La Capital
“La gran apuesta”
Intérpretes: Steve Carell, Ryan Gosling, Christian Bale, Brad Pitt y Marisa Tomei. Dirección: Adam McKay. Género: Comedia dramática. Salas: Monumental, Showcase, Del Centro, Hoyts y Village.
Suena extraño que Adam McKay, el director de las comedias más delirantes de Will Ferrell (“El reportero: la leyenda de Ron Burgundy” o “Ricky Bobby”) se haya metido a dirigir una película sobre la explosión de la burbuja inmobiliaria en EEUU y la crisis financiera del 2008. Pero McKay aceptó el desafío y se despachó con una comedia tan entretenida como ácida sobre un tema complejo y denso. Basada en una historia real, “La gran apuesta” se centra en unos expertos en inversiones (una mezcla de nerds y outsiders) que ya desde 2005 advirtieron que el sólido mercado inmobiliario se iba a desplomar por las hipotecas de alto riesgo y, en una jugada muy riesgosa, empezaron a apostar en contra del propio sistema para sacar rédito de esa futura caída. Lo que no imaginaban, claro, es que el colapso que ellos vaticinaban se iba a convertir en una crisis de proporciones gigantes. McKay recurre al humor y al absurdo para intentar explicar ese mundo plagado de números, cálculos, engaños y fraudes. Tal vez en algunos pasajes se pase de tecnicismos, sin embargo esos baches casi ni se notan gracias al encanto y la potencia de los personajes, sobre todo los que encarnan Christian Bale y Steve Carell, que se adueñan de la pantalla. Esos antihéroes que se debaten entre la venganza contra el sistema y la culpa, entre el beneficio personal y la debacle social, concentran el espíritu crítico y de denuncia que atraviesa toda la película.
Por Carolina Taffoni / La Capital
“Resurrección”
Intérpretes: Martín Slipak, Patricio Contreras, Vando Villamil, Ana Fontán y Lola Ahumada. Dirección: Gonzalo Calzada. Género: Terror. Salas: Hoyts, Monumental, Showcase y Village.
“Resurrección” va en la línea de los buenos relatos góticos. Como “La dama de negro”, “Sleepy Hollow”, “La cumbre escarlata”, “La caída de la casa Usher”, “Drácula”, y hasta “El fantasma de Canterville”, en su vertiente irónica, apelan al miedo con algunos elementos comunes: enormes mansiones semiderruidas, fantasmas, desapariciones y fenómenos inexplicables. En síntesis, el bien contra el mal, lo sobrenatural contra la razón. Gonzalo Calzada en su tercera película dosifica el misterio de una historia que tiene todo para no defraudar a los amantes del género: un seminarista de una rica familia deja su lugar seguro en otra provincia para ir a ayudar a las víctimas de la fiebre amarilla que se desata en Buenos Aires en el siglo XIX. Camino a la Capital, pasa por su casa, un elegante caserón en el medio del campo donde viven su hermano, su mujer, su hija y un encargado. Pero lo que encuentra es la casa saqueada, desolación, enfermedad y muerte. Su hermano se contagió, su mujer y la hija se recluyeron en una capilla y el intrigante casero, guardián de las tradiciones de una familia a la que le debe todo o que le ha quitado todo, y que parece decir menos de lo que sabe. Dividida en capítulos, y con algunos climas acentuados en exceso, los personajes de Martín Slipak, como el seminarista, y Patricio Contreras, en el personaje del casero, llevan adelante el relato de manera casi exclusiva. Se trata de un duelo de dos personajes antagónicos, entre los cuales no están ajenos los conflictos de clase, en un contexto que añade creencias y devociones populares, muy bien resuelta técnicamente y con una cuidada puesta en escena.
Por Rodolfo Bella / La Capital