Por Carolina Taffoni
Dos décadas atrás, los integrantes de Dios Salve a la Reina tenían un solo objetivo: ser una gran banda tributo a Queen, y quizás ser la mejor en su estilo. Eran fans, conocían de memoria los temas del grupo y tenían un cantante con una voz privilegiada y un gran parecido físico con Freddie Mercury. La fórmula era perfecta, pero jamás imaginaron lo que iba a venir: teatros llenos, premios y giras internacionales. Dios Salve... es hoy "el mejor tributo de todos los tributos del mundo", como los definió la revista Rolling Stone, y para festejar este presente y sus 20 años de carrera regresan este fin de semana a su ciudad natal para presentarse en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza). Los conciertos serán mañana y el sábado, a las 21.30, y el domingo, a las 20.
El contexto para este triplete de shows no podía ser mejor. Desde fines del año pasado la leyenda y la música de Queen están en un primer plano gracias a la película "Bohemian Rhapsody", la biopic de Freddie Mercury que ganó cuatro Oscars y se convirtió en un éxito de taquilla en todo el mundo. Los estudios Fox eligieron a Dios Salve a la Reina como "la banda" para promocionar el filme en Latinoamérica, mientras los rosarinos seguían de gira por distintas latitudes. En 2018 tocaron por primera vez en Japón, y también volvieron a España y a Rusia. Los destinos que parecen inalcanzables para cualquier banda argentina son "fechas aseguradas" para ellos. Después de los shows en El Círculo, Pablo Padín, Francisco Calgaro, Matías Albornoz y Ezequiel Tibaldo se presentarán en Luna Park de Buenos Aires, y de ahí partirán a México, España y Japón nuevamente.
En charla con Escenario, el cantante Pablo Padín dijo que "la realidad superó totalmente las expectativas" del grupo y afirmó: "Por ahora no tenemos intenciones de parar".
—Los shows de este fin de semana son especiales porque la banda está cumpliendo 20 años y además llegan justo después del boom de la película "Bohemian Rhapsody". ¿Qué prepararon esta vez?
—Es difícil preparar un show de Queen, sobre todo cuando ya tenés tantos años haciendo el tributo. Nosotros ya hicimos espectáculos con todas las épocas del grupo, entonces es difícil renovarlo, pero siempre le encontramos la vuelta. Este año decidimos hacer un compendio del show del Live Aid (de 1985), el famoso concierto que aparece al final de la película, y después nos vamos paseando por distintos conciertos de Queen, pero con una estética similar al Live Aid. También puede haber algo del Wembley del 86. Musicalmente hay de todo, incluso canciones no tan conocidas de la banda. Pero siempre tratamos de encontrarle un nuevo perfil a la historia para no repetirnos.
—El año pasado visitaron desde Rusia hasta Japón. ¿Cómo fue la gira?
—Estuvimos en tantos lugares que se me hace un matete de ciudades y fechas (risas). Tuvimos una gira grande por España, muy intensa, y estuvimos por primera vez en Japón. Tocamos en Osaka, Tokio, Hiroshima... Queen hizo giras en Japón desde los comienzos, desde el 74, entonces era un lugar que teníamos pendiente. Fue todo un acontecimiento para nosotros. El público nos recibió muy bien. Nosotros sabíamos que eran muy fans de Queen, pero nos sorprendió porque también eran muy rockeros, un público muy potente. También estuvimos en Rusia, donde empezamos a ir desde hace cuatro años. En Rusia tocamos en teatros grandes, nos está yendo muy bien ahí.
—¿Se imaginaron que "Bohemian Rhapsody" iba a tener tanto éxito?
—La verdad que no. Incluso al principio la película tuvo algunas críticas malas que apuntaban que iba a ser un fracaso. Creo que hasta los mismos productores tenían mucho miedo antes del estreno, tenían miedo de que no la pegase. Pero fue un éxito de taquilla tremendo, sin antecedentes. Creo que él éxito tuvo que ver con que Queen siempre fue muy marketinero. Brian May y Roger Taylor (integrantes de Queen y productores ejecutivos de la película), además de ser excelentes músicos, la tienen muy clara para vender y amoldarse a las épocas para ver qué resulta. Queen es un fenómeno mundial y lo va a seguir siendo. Resucitar a Freddie Mercury en la pantalla grande era lo que faltaba, era un hueco a llenar y ellos lo sabían.
—¿Pensás que la película abrió las puertas a una nueva generación de fans?
—Sí, totalmente. Nosotros lo vemos en nuestros conciertos. Vienen chicos de todas las edades con sus padres y con sus familias. Hace poco estaba en la manga de un avión y había una familia con chicos pequeños que iban cantando "Rapsodia Bohemia". Y los chicos se sabían toda la letra. Yo no lo podía creer. Y eso tiene que ver con la película, con el enorme rebote que tuvo.
—Algunas críticas señalaron que la película es muy color de rosa, muy hollywoodense. ¿Vos qué opinás?
—Para mí la película está muy bien hecha. Está pensada para que tenga un efecto emocional y desde ahí entres al mundo de Queen. Claro que no representa tal cual lo que fue la vida de Freddie. Es una historia novelada. Ellos mismos (los productores) lo dijeron: "Si quieren ver la historia real vayan a ver un documental". Pero ya se anticipaba que la historia iba a estar recreada. Hay muchas cosas de la carrera de Queen que están abreviadas y condensadas. Tal vez es chocante para el fan que esperaba otra cosa, pero nosotros ya sabíamos de qué se trataba. Igual yo soy muy fanático de Queen y a mí la peli me encantó.
—¿Qué balance hacés de los 20 años del grupo? ¿Proyectaban durar tanto?
—No, no proyectábamos. Desde el principio sabíamos que los temas sonaban y que lo hacíamos bien. Pero no esperábamos tanto. La realidad superó las expectativas totalmente. Creo que desde el principio hicimos algunas cosas bien, como invertir dinero en vestuario y en las puestas. El punto central también es que uno es músico y trata de hacerlo con respeto, desde ahí parte todo. El oyente se da cuenta cuando está escuchando una buena versión. La parte estética en Dios Salve también es muy fuerte, es algo muy distintivo. Pero nosotros jamás pensamos que íbamos a hacer giras internacionales. A fines de los 90 ensayábamos en un cuartito de dos por dos y empezamos a tocar en bares muy pequeños de Rosario. En el 2004 todo cambió cuando ganamos el concurso de bandas tributo en la Beatle Week de Liverpool, en Inglaterra. Eso fue lo que nos catapultó.
—En el ambiente del rock las bandas tributo nunca estuvieron muy bien vistas. ¿Pensás que esto cambió con el paso del tiempo, o en el caso específico de Dios Salve a la Reina?
—Pienso que sí. Más allá de que te vaya bien y trabajes de esto, y tengas experiencias hermosas, acá estás representando a la banda, a la banda con mayúsculas. Queen es una banda excelsa y extrema a todo nivel, entonces ¿por qué dejar de hacerlo? Todos nos dicen: "¿Cuándo van a pasar a hacer temas propios? ¿Les gustaría?". Sí, todo bien, pero nunca tuvimos la energía ni el tiempo para eso. Nos está yendo tan bien, después de 20 años, que ni se nos ocurre abandonar el éxito. Creo que pasa por ahí. El punto es ese. A lo mejor tenemos ese miedito de que no nos vaya tan bien si cambiamos (risas).
—¿Y cuál sería el límite como banda tributo?
—Tocaremos hasta que me dé el cuero a mí (risas). Uno empieza a tener canas, la voz puede llegar a cambiar... Freddie cantó en vivo hasta los 39 años, y yo ya tengo 43. Dios Salve a la Reina ya tiene más conciertos que Queen, porque Queen estuvo de gira 14 ó 15 años. Así que hay que medir distancias, pero por ahora no tenemos intenciones de parar.
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