Mateo sale de la escuela, pasa por su casa y raudamente se dirige a la plaza Natta de General Rojo, un pueblo a minutos de San Nicolás. El niño, que apenas tiene 11 años, no se detiene por mucho tiempo en su hogar, sabe que el sol comienza a caer y el tiempo para correr, patear una pelota o utilizar los juegos se agota. Entre los árboles se encuentra con sus amigos, los mismos con los cuales por la mañana comparte aula, pero no se cansa de ver. “Yo soy el Dibu”, dice sin dudarlo. Hoy en una plaza todos quieren ser el arquero de la selección Emiliano Martínez. El partido es seguido de cerca por los propios vecinos, veedores de los sueños y la diversión del grupo. La Natta es el punto de encuentro de muchos y así como cuidan de esa chiquilinada, los rojenses hace más de cuatro meses que defiende la plaza ante los embates del municipio nicoleño para arrebatársela.
La historia de la plaza marca que fue donada por la familia Natta hace 92 años con el único objetivo de ser un utilizados por la población. Gabriela, su madre, sus hermanos, hijos y todos los rojenses pasaron por el lugar que intenta ser tomado por la fuerza.
El pasado 8 de julio, dijo Streito, fue la primera intervención. “Un señor vino a sacar las hamacas y nos dice que viene de parte de la Municipalidad de San Nicolás. Sin ninguna orden, ni siquiera patente en su camioneta. Una vecina pudo detener esto y no se llevó nada”, relató.
Una semana más tarde otro vehículo regresa con el mismo objetivo y panorama. Lejos de presentar un aval, los vecinos impiden el accionar del enviado municipal, pero la preocupación reinaba.
A partir de allí comenzó un “atropello”, aseguró Streito. Siete días más tarde, un camión con un puñado de personas irrumpe en lo público y se retiran los bancos. Ante las preguntas de las decenas de rojenses que se acercaron, la respuesta fue escuetas e intimidante: “Tenemos orden municipal”.
El desarme del espacio público no quedó allí. En días posteriores, el mismo contingente municipal regresa por los juegos con los cuales los niños de General Rojo juegan día a día. “Retiraron algunos juegos, otros lo cortaron con amoladoras, pero no se lo pudieron llevar. Ese día, volvimos a soldar y plantar lo que quedó”, contó Streito.
La jornada más angustiante fue la madrugada del 26 de agosto. Eran las 4 de la mañana y un camión “sin patente y con 40 personas encapuchadas” llegó a desarmar lo que quedaba de la Natta. Ante tamaño alboroto unas 15 mujeres se presentaron en la plaza y resistieron los embates de este grupo sentándose en los juegos. Una resistencia pacífica, aunque algunos elementos se perdieron. “No alcanzamos a ocupar todos, trabajaron hasta las 10 de la mañana para llevarse lo que había. No daban explicaciones y hasta vinieron custodiados por algunos policías”, explicó la mujer.
El 5 de septiembre, el mismo grupo volvió a arremeter contra la plaza, pero esta vez acompañado por nueve patrulleros y personal de la UTOI (Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas) de la Policía bonaerense. La postura de los vecinos se mantuvo pacífica: “Nosotros lo único que hicimos también fue de esta manera, sentarnos a juego y estar. De hecho, vinieron a la mañana y empujaron a un señor de 80 años”. Es jueves, en dos oportunidades, los enviados por la administración nicoleña intentaron apoderarse del mobiliario del espacio público.
"Ese día nos unimos todo el pueblo. Fueron todos a la plaza, la defendimos. Nosotros lo único que pretendemos es saber qué era lo que iban a hacer. No queremos que se lleven los juegos. Nada más”, remarcó Streito y lamentó la falta de diálogo por parte del gobierno de Passaglia.
Los rumores sobre el destino de la manzana fueron varios, desde un supermercado hasta una playa para camiones, pasando por un centro de alto rendimiento deportivo como apéndice del Estadio de San Nicolás. Por ahora, el municipio no da explicaciones y los vecinos no cesan en su reclamo.
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En defensa de la plaza
Desde aquel violento 5 de septiembre, los rojenses mantienen una guardia de 24 horas en la plaza, además presentaron un habeas corpus por la violencia ejercida. Las embestidas de noche no permiten descansar a quienes jugaron en su niñez y ven como sus hijos disfrutan de un punto neurálgico del pueblo, pero en franco peligro. Mientras tanto iniciaron las gestiones en el Concejo Municipal de San Nicolás en busca de explicaciones.
El cuerpo legislativo aseguró la permanencia de la Natta. Los ediles argumentan la existencia de una ordenanza firmada en 2003 en defensa del lugar ya que hace dos décadas también se intentó eliminarla. Sin embargo, los lugareños quieren ratificar la ordenanza porque “en el intendente no se puede confiar, ya violó la ordenanza en seis oportunidades”, esgrimió la referente. El reclamo llegó hasta el Obispo de San Nicolás, Santiago Hugo, quien se comprometió a ser garante del diálogo entre las partes. Entre la angustia y la fuerza de pelear por la plaza, este jueves regresaron al Concejo en búsqueda precesiones.
“El día anterior el presidente del Concejo Daniel Luchelli nos pidió que no vayamos”, contó Streito. El grupo se encontró entre las tablas con Antonella Castelli, concejala, oriunda de General Rojo y quien, denuncian los vecinos, nunca tomó el justo reclamo. “Ni nos dirigió la palabra y se fue escoltada. Nosotros ni nos acercamos, pero ella está acostumbrada a las represalias. Nosotros sin eso y así llegamos muy lejos”, apuntó.
Para los vecinos de General Rojo fue “un día histórico” y lograron “dar un paso más”, aunque aún exigen la firma del intendente: “Hasta no tenerla seguiremos en lucha y guardias”. El Concejo definió ayer presentar un pedido de informe al Ejecutivo para que responda por el destino de la Natta.
“Estamos muy cansados, porque no es fácil, somos gente que trabajamos y hacer guardia para nosotros se nos complica un montón. Es parte de nuestra historia, sé que a veces suena raro que defendamos una plaza, pero somos un pueblo muy tranquilo, que estamos acostumbrados a dejar la bicicleta en la calle, nuestros niños van a jugar y los vecinos son los que los cuidan. Estamos acostumbrados a esa libertad, por suerte y hasta el momento”, sostuvo con bronca Gabriela.
La plaza Natta tiene espacio verde, una cancha de básquet y fútbol, tenía un área para practicar vóley, pero fue desarmado en una de las jornadas trágicas. Los niños pasean y muchos olvidan sus bicicletas, los propios vecinos las guardan y regresan a sus dueños. En el verano los adolescentes la colman hasta altas horas de la noche, siempre con mate en mano. Hoy todo eso está en un limbo.
Qué dice el municipio
Según explican en los pasillos de la Municipalidad, Passaglia presentó otra plaza en General Rojo, además advierten el mal estado de los juegos de la Natta. “La Municipalidad de San Nicolás está construyendo grandes parques lineales en las delegaciones situadas sobre la ruta 188, tanto en Campos Salles, General Rojo, Erézcano y Conesa. El objetivo es que todos los vecinos tengan su espacio público de calidad con juegos infantiles modernos, mobiliario urbano, iluminación, forestación y espacios deportivos y recreativos para disfrutar en familia y con amigos. Esto implica también la unificación de los espacios públicos“, comunicaron desde el Ejecutivo a los medios locales. Los rojenses plantean que las condiciones no son las mismas y que es un espacio inseguro donde ya se lesionaron gravemente dos niños por los zanjones que la rodean.
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Santiago Passaglia forma parte de una zaga de intendentes que gobiernan hace 12 años San Nicolás y los pueblos cercanos. Su padre, Ismael, fue gobernante entre 2011 y 2017 y su hermano Manuel Passaglia ocupó el máximo cargo nicoleño en el periodo 2017-2023. Este último fue quien eliminó la figura de Delegado, un cargo en el cual cada pueblo tenía representatividad en el gobierno de San Nicolás, y es así como General Rojo se quedó sin referente. “No tenemos gente que nos represente. Viene, hace y deshace como él quiere. No se pregunta, no hay consenso, no hay diálogo. Vino seis veces a sacarnos la plaza con atropello”, apuntó la docente.
La Natta hoy está bajo la administración de los propios vecinos. Los pocos juegos que dejaron se reacondicionan, las plantas son regadas por ellos mismos y la recolección de la basura la realiza cada uno ya que el municipio dejó sin servicio de recolección de residuos a los más de 100 metros cuadrados que comprende el espacio.
De la tele a la plaza
"Nosotros vemos la violencia, pero por tele. No estamos acostumbrados a esta situación. Nunca vivimos una situación así”, aseguró Gabriela, quien lleva adelante al grupo de mujeres que sostienen la vela por la Natta.
Que sean las rojenses las que lleven adelante las rondas de guardias no es casualidad. Streito aseguró que forma parte del plan de resistencia: “No queremos hombres para que la policía no se propase, ya nos pasó con el señor de 80 años y en otra oportunidad rodearon un tobogán con 15 policías mientras un nene estaba arriba”.