Señalados por los ciudadanos como seres fríos y calculadores, cada tanto los dirigentes políticos exhiben distintas facetas de la condición humana. De las más luminosas a las más opacas.
Por Mariano D'Arrigo
Señalados por los ciudadanos como seres fríos y calculadores, cada tanto los dirigentes políticos exhiben distintas facetas de la condición humana. De las más luminosas a las más opacas.
El anuncio del intendente Pablo Javkin a comienzos de la semana de que padece una enfermedad prostática expuso la fragilidad del cuerpo, el primer recurso con que cuenta un dirigente político. Javkin sabe de qué se trata: en una entrevista con este diario hace casi cinco años, en agosto de 2017, dijo que el accidente automovilístico que sufrió en la Patagonia a fines de 2005 le enseñó “la precariedad de la vida".
El mensaje del intendente tuvo un contenido pedagógico, ya que remarcó la importancia de los controles médicos, pero también abrió una serie de interrogantes políticos.
Uno es el institucional. Javkin es el intendente de un municipio que enfrenta múltiples incendios -metafóricos y literales- y lidera un grupo político pequeño, que no tiene las décadas de experiencia de gestión que había acumulado el socialismo.
Si bien en la entrevista que publicó este diario el martes Javkin aseguró que el tratamiento le permitirá continuar con sus tareas, habrá que esperar la evolución de la enfermedad. La ley orgánica de municipalidades de Santa Fe establece en su artículo 33 que “en caso de vacancia, fallecimiento o ausencia por más de cinco días, el intendente será suplido por el presidente del Concejo Municipal”. En este caso, María Eugenia Schmuck, referente de los radicales aliados al intendente.
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El otro frente donde repercute la salud de Javkin es el electoral. Pese a que falta un año y medio para los comicios donde se renovarán los cargos ejecutivos, en la oposición ya varios empezaron a armar el rompecabezas y quieren tenerlo casi listo para mitad de año.
Vaya por la reelección o intente el salto a la Casa Gris, Javkin será uno de los protagonistas del año que viene, en un panorama que aparece abierto y donde todos se necesitan.
Sea cual sea el escenario donde Javkin elija jugar, en un mercado electoral donde las imágenes pesan más que los programas, una historia de superación puede cotizar alto.
Más acá en el tiempo, otros episodios asocian la política no a la resiliencia sino al privilegio. Como el del funcionario judicial Emilio Rosatti, que dio 2.24 gramos de alcohol en sangre en un test de alcoholemia.
Más allá de la explicación posterior de las autoridades, el abordaje in situ del caso, no se le quitó el auto sino que fue escoltado en su vehículo hasta su domicilio, y la pena impuesta, una multa de 50 mil pesos y la retención por 36 días de su licencia de conducir, dejaron instalado en la opinión pública que el trato recibido por Rosatti junior fue demasiado benévolo. Y no por cualquier motivo, sino por portación de apellido.
El funcionario judicial Emilio Rosatti dio positivo el test de alcoholemia y recibió una pena leve
A eso se suma que Rosatti es reincidente en alcoholemia positiva y tiene una denuncia en su contra por violencia de género, en la que, señaló el portal Infobae, el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti, intentó suavizar la situación judicial de su hijo.
Si efectivamente eso sucedió, es un hecho que los evolucionistas tienen bien estudiado: los seres humanos tienden a favorecer a familiares y amigos, con los que se comparten genes y confianza construida en el tiempo.
El principio de legalidad, la idea de que las normas están por encima de las autoridades que las crean y aplican, ha sido fruto de una trabajosa construcción durante siglos, para evitar episodios como el de la vacunación VIP que le costó el puesto a Ginés González García, que reapareció en escena en los últimos días. En diálogo con una radio porteña, el antecesor de Carla Vizzotti aseguró que no hizo "nada incorrecto", aunque reconoció que quizás cometió "alguna estupidez".
Viejo zorro de la política, Ginés apuntó contra Alberto Fernández. Dijo que “si uno quiere conducir, tiene que bancar”. Traducción Fernández no conduce por falta de carácter, o porque no tiene con qué bancar.
Ginés González García reapareció y apuntó contra el presidente: "Si uno quiere conducir, tiene que bancar"
Rápido de reflejos, Marcelo Sain se subió a la ola y mandó un tiro por elevación a Omar Perotti. El ex ministro de Seguridad y ex director del Organismo de Investigaciones escribió en su cuenta de Twitter: “Ginés tiene razón. En Santa Fe, también quien conduce tiene que bancar, particularmente a aquellos que se jugaron el cuero y el trabajo por una gestión de gobierno acordada explícitamente”.
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Efectivamente, Sain fue mucho más que un ministro: impuso su sello a un gobierno del peronismo donde no pocos estaban atraídos por sus ideas pero lo veían como un jugador demasiado individualista y poco adepto al trabajo en equipo.
El hecho que también gatilló bronca en propios y ajenos es el viaje a Cancún de Luana Volnovich. Más allá del derecho de la directora del Pami a tomar vacaciones y la capacidad burocrática de la mayor obra social de América Latina para sobrevivir unos días sin su responsable y su número dos, la escapada al Caribe luce al menos inoportuna por el contexto.
Igual que la del diputado provincial Luis Rubeo, que cuando se discutían leyes clave en la Legislatura, como el presupuesto y la ley tributaria, estaba de viaje con su pareja en las exóticas islas Maldivas.
Es cierto que no tenía que no tenía el voto decisivo, pero su obligación era estar presente. La representación tiene varias caras: hablar en nombre de otros -los votantes-, pero también una faz teatral.
En su texto La representación política, Pierre Bourdieu define el capital político como una especie de capital simbólico, basado en la creencia y el reconocimiento de otros. “Ese capital supremamente lábil no puede ser conservado sino al precio del trabajo de todos los instantes que es necesario y para acumular el crédito y para evitar el descrédito -dice el sociólogo francés-; de ahí todas las prudencias, todos los silencios, todas las disimulaciones que impone a personajes públicos, sin cesar colocados ante el tribunal de la opinión, el cuidado constante de no decir o hacer nada que pueda ser recordado por la memoria de los adversarios, principio imputable de irreversibilidad, de no traicionar nada que pueda contradecir las profesiones de fe presentes o pasadas o en desmentir la constancia en el curso del tiempo”.
Cuando estalló el mini escándalo con Rubeo, en el peronismo santafesino mascullaron bronca y deslizaron un dardo que, en esa liga, hiere más que una acusación de deshonestidad: calificaron la filtración como una muestra de amateurismo, imperdonable para un político de esa trayectoria.
Con el sorteo de su dieta de diputado, Javier Milei montó un show que le salió redondo
Sacudidos por la difusión de la foto de Volnovich, algunos de los argumentos a los que echó mano el kirchnerismo suní para defender a la dirigente de La Cámpora -los viajes del ex presidente del Banco Central Luis Toto Caputo a Brasil en plena corrida cambiaria, y de la entonces gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal a Playa del Carmen durante las inundaciones que azotaban su distrito- sólo suman ingredientes al caldo de cultivo de la política como casta privilegiada, en la que Javier Milei y otros exponentes de la derecha alternativa cocinan sus proyectos.
Con el sorteo de su dieta de diputado Milei montó un show en Mar del Plata que cerró perfecto: además de los datos personales de un millón de personas, el legislador por Caba generó un hecho mediático y, como broche de oro, el premio se lo llevó un simpatizante kirchnerista, justo en la semana en que el Indec publicó la escalofriante cifra de inflación de 2021: 50,9%.
Una paradoja: la remuneración de los cargos políticos es una conquista democrática. Hasta hace no mucho más de un siglo, se consideraba que la política era una actividad reservada para varones con tiempo libre y patrimonio suficiente para no caer en tentaciones que ofrece la gestión de la cosa pública.