Pasó poco más de un mes desde la renuncia de Martín Guzmán como ministro de Economía, hoy lo tenemos al flamante Sergio Massa a cargo de la cartera. En el medio Silvina Batakis, quien no logró frenar el deterioro de los indicadores económicos, y por eso permaneció en su cargo sólo 24 días.
El temor por la espiralización de la crisis llevó a Alberto Fernández a corregir la dispersión del poder y toma de decisiones económicas que estaba planteado hasta ahora, concentrándose en Massa. Esta apuesta también tiene su veta política, dado el aval de la vicepresidente, algo con lo que no contaban sus predecesores. Desde luego que esto no garantiza el éxito, porque son muchos los desequilibrios macroeconómicos que se deben corregir.
El anuncio del desembarco en el gobierno del, hasta ese momento Presidente de la Cámara de Diputados, generó un “festejo” en los mercados. Sin embargo este “efecto Massa” que implicó la baja de los dólares alternativos, la recuperación de los bonos y la baja del riesgo país, hay que sopesar con la suba de tasas (800 puntos básicos), el contexto externo favorable (suba de 75 puntos básicos de la FED) y operaciones en el mercado de futuro de dólares (7.200 millones de dólares vendidos por el BCRA).
El miércoles finalmente fueron los anuncios del flamante ministro, los dólares alternativos subieron levemente, y sigue habiendo una brecha superior al 100 por ciento entre estos dólares y el oficial. Mientras la brecha siga estando en estos niveles, recorta la posibilidad de que el Banco Central (BCRA) acumule reservas, porque genera incentivos para incrementar importaciones y aplazar las exportaciones todo lo posible. Esto enfatiza que el “efecto Massa” en realidad estuvo más relacionado con otros factores, que con la llegada del “superministro” que luego del anuncio de sus medidas no generó grandes expectativas.
Las reservas del Banco Central son uno de los puntos a tener en cuenta, la dinámica de los últimos meses resulta insostenible a largo plazo. En julio se vendieron casi 1.300 millones de dólares, y los primeros días de agosto muestra en promedio una venta de 150 millones dólares por día. Esto se da por las importaciones de energía y por la retención de liquidación de los granos (lógico por las expectativas). Teniendo en cuenta que las reservas netas del BCRA se ubican por debajo de los 4.000 millones de dólares (teniendo en cuenta el oro y los Derechos Especiales de Giro, la moneda del FMI), lo que implica que se estaría interviniendo en el mercado con algunas operaciones especiales, dado que las reservas líquidas serían negativas.
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Gráfico sobre la compra neta de divisas en base a datos del BCRA.
Se buscará el fortalecimiento de las reservas con un adelanto de exportaciones, provenientes del agro, la pesca, la minería y el petróleo en los primeros dos meses por 5.000 millones de dólares. A lo cual suma unos 2.000 millones de dólares provenientes de organismos internacionales, y la negociación de préstamos de corto plazo contra una garantía (que serían activos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES) por unos 6.000 millones de dólares. Sin embargo, dependiendo de la forma en que ingresen estos fondos, es sí solamente engrosan las reservas brutas, o efectivamente aumentan las netas que son las necesarias.
En sus anuncios Massa, envía la señal de ordenamiento fiscal diciendo que se va a cumplir la meta de déficit fiscal del 2,5 por ciento y el financiamiento a través del BCRA de un punto de ese déficit. Hasta el mes de junio el déficit primario se ubicó en 0,99 por ciento del PBI, cumpliendo la meta establecida por FMI. Sin embargo, al ritmo de crecimiento de los gastos sobre los ingresos, pone en duda el cumplimiento de dicha meta, por eso el ajuste que debe implementar el ministro será de magnitudes.
El otro punto referido al financiamiento con el Banco Central, se encuentra totalmente excedido, a punto tal que el propio Massa anunció que le devolverá al BCRA adelantos transitorios en los próximos días. Es decir que en lo que resta del año, no se emitirá más para monetizar el déficit, y eso implica que el financiamiento futuro será por emisión de títulos del tesoro nacional. Y en ese apartado, el propio ministro anunció un canje para estirar los plazos de la deuda en pesos, del cual ya habría una adhesión de más del 60 por ciento.
El eje para disminuir el déficit es la quita de subsidios, los subsidios económicos a la energía representan el 7,8 por ciento del gasto del sector público. Por eso la eliminación de subsidios será directa para los cuatro millones de usuarios que no completaron el formulario, y las pautas de aumento de consumo anunciadas.
Pero aún así, hacen falta más recortes para cumplir con la meta del FMI, entre los candidatos, todos implican tensiones. Por un lado, están las transferencias a las provincias, y las obras públicas realizadas en cada una de ellas, afectando a los gobernadores. Por el otro lado, están las transferencias a las universidades, y otros rubros del gasto corriente, que afecta a la sociedad.
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Alberto Fernández con el micrófono. Atrás, Sergio Massa y a la derecha, Stella Clerici, intendenta de Cañada de Gómez.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
La deuda de los anuncios es tal vez el capítulo central que vive el hombre de a pie, la inflación. No hubo ningún anuncio al respecto, y justamente medidas como la quita de subsidios en el corto plazo tiene un impacto vía tarifas sobre la inflación. Para lograr estabilizar el alza generalizada de los precios, se tendría que resolver el tema de los dólares y cumplir lo anunciado con el tema emisión.
Sin embargo, no hay un programa integral (solo incentivos parciales) y, la duda que queda flotando es como se coordinará la dinámica precios-salarios, porque los trabajadores, jubilados y programas sociales vienen perdiendo poder adquisitivo desde hace tiempo. En este contexto, el riesgo es la desaceleración del consumo, y entrar en una estanflación, es decir un estancamiento de la actividad económica con un alto nivel de inflación.
Para la velocidad de éstas últimas semanas, se hizo desear el nombramiento del viceministro, de la cabeza económica encargada de establecer un programa de estabilización. Finalmente se confirmaron los rumores, asumirá Gabriel Rubinstein, alguien ortodoxo, que se alinearía con los objetivos de recortes del gasto, y limitación en la monetización del déficit anunciados por el ministro.
El iceberg que sigue estando en la dirección de la economía argentina, y continúa creciendo, es el déficit cuasifiscal del BCRA. Las letras de liquidez, más conocidas como Leliq, ya alcanzan los 6,88 billones de pesos (millones de millones), es decir 1,6 veces la base monetaria. Estos títulos devengan interés (60 por ciento anual), con lo cual las convierte en una bola de nieve, que crece cada vez más. Por el momento los depósitos en pesos no están corriendo a los dólares, por ende tocar el activo de los bancos en esta circunstancia sería sumar un problema más. Por lo tanto, hay cuestiones más urgentes, pero más temprano que tarde este problema también se deberá de enfrentar.
(*) Luciano Jara Musuruana es licenciado en Economía por la UNR y magíster en Economía Aplicada por la Universidad Austral. Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Estadísticas. Subdirector del Observatorio Económico Social | UNR, …