Desde que la tienda La Buena Vista bajó las persianas de su local de Cafferata y Urquiza, para el edificio de más de 2.800 metros cuadrados se imaginaron varios destinos posibles. Aunque ninguno prosperó, se proyectó montar allí un centro de exposiciones, un call center y hasta un restaurante temático, según las oportunidades de cada época. Ahora, los vecinos de barrio Agote consideran que la construcción declarada de interés patrimonial puede ser una pieza clave para revitalizar el centro comercial Cafferata, uno de los paseos más afectados por la pandemia. Desde el municipio aseguran que es una de las mayores superficies comerciales que están vacantes en Rosario.
La construcción de dos plantas, de frentes simétricos y grandes vidrieras, se empezó a levantar a principios del siglo pasado para el funcionamiento de un centro comercial para la zona oeste, por entonces un área suburbana de la ciudad. La obra se inauguró en 1915 para alojar a una tienda departamental de estilo parisino, como se promocionaba La Buena Vista.
Hasta su cierre, el 2 de mayo de 1989, la esquina de Cafferata y Urquiza se convirtió en un lugar emblemático del barrio Agote. A pocas cuadras de la Terminal de Omnibus Mariano Moreno, La Buena Vista fue el lugar de compras preferido por quienes llegaban desde toda la región para hacer sus compras. Sin embargo, después de bajar las persianas, el edificio quedó casi abandonado. La semana pasada, luego de la reapertura de La Favorita, vecinos y comerciantes del barrio empezaron a pedir un plan para poner en valor la centenaria construcción.
"Tras la reinauguración de La Favorita, el edificio de La Buena Vista debe ser una de las superficies comerciales más importantes que están vacías en la ciudad", consideró el secretario de Desarrollo Económico y Empleo del municipio, Sebastián Chale. Aunque aclaró rápidamente que la edificación lleva muchos años abandonada y no es sencillo proyectar un emprendimiento que permita recuperar la inversión necesaria para devolverle su esplendor.
A diferencia de La Favorita, que pasó menos de dos años cerrada, "el estado de conservación del edificio de La Buena Vista es malo. El inmueble lleva muchos años en desuso y demanda una inversión importante", sostuvo el funcionario y apuntó que "las obras de restauración de edificios históricos son difíciles, complejas y costosas, lo que achica el margen de proyectos que permitan recuperar lo invertido".
Aún con esas salvedades, no dudó en apuntar que la refuncionalización del edificio de valor patrimonial de la ciudad puede ser "un ancla" para el centro comercial de calle Cafferata, uno de los más afectados durante la pandemia, tanto por el cierre de la Terminal de Omnibus como por la escasa actividad de las facultades del área salud de la Universidad Nacional de Rosario.
De acuerdo a los registros del municipio, Cafferata es uno de los centros comerciales con más locales desocupados e, incluso, con espacios que se perdieron para el uso comercial. "Siempre está en agenda la posibilidad de encontrarle nuevos usos a esa emblemática esquina del barrio, pero sin un gerenciamiento profesional es muy difícil", concluyó Chale.
Los destinos pensados
Eduardo Daniel Guida Bria lleva 46 años recopilando historias de la ciudad. En su página de Facebook, Matices de Rosario, recordó el pasado 25 de mayo la inauguración de la tienda La Buena Vista. "Después del cierre de la tienda, hubo varios intentos por recuperar el edificio, pero lamentablemente ninguno prosperó", señaló en diálogo con La Capital.
En la década del 90, recordó, entusiasmó el rumor de la llegada de la tienda Los Gallegos, de la ciudad de Mar del Plata. "Fue ni bien cerró La Buena Vista, cuando la propiedad se ofreció en alquiler trascendió que la podían alquilar los dueños del comercio marplatense, que iban a abrir una sucursal en la ciudad. Pero creo que la versión creció más por el deseo de que el local volviera a ocuparse que por el real interés de los empresarios de hacer negocios en Rosario", apuntó el historiador.
En septiembre de 2001, la preocupación por el abandono del edificio fue el tema central de una reunión que comerciantes y vecinos mantuvieron con el ex intendente Hermes Binner y el entonces presidente del Concejo Municipal, Pablo Cribioli. Por entonces se iniciaba el proceso de descentralización municipal y se intentó que el edificio de Cafferata y Urquiza se transformara en un centro municipal de distrito.
Un poco más acá en el tiempo, en mayo de 2006, comerciantes y entidades que agrupaban a pequeñas y medianas empresas propusieron convertir el centenario edificio en un centro de exposición, comercialización y capacitación de pequeñas y medianas empresas de la región. De acuerdo al proyecto, la planta baja de la tienda se iba a destinar a locales comerciales y en la planta alta se habilitaría un espacio de asociatividad virtual para el desarrollo de redes de asociación y comercio electrónico.
Otro intento por recuperar el edificio se hizo en 2008, cuando se anunció la llegada de la firma TeleTech a la ciudad, un call center que prometía incorporar 700 empleados. Pero no hubo acuerdo en torno a los números del alquiler y la empresa se instaló en un galpón de calle Brown al 2500, donde funcionó hasta 2011, cuando cesó sus operaciones.
Por ese mismo año, la firma de indumentaria Hardfield alquiló parte del edificio de Cafferata y Urquiza. Por entonces, se pensó destinar la planta alta a los sectores de diseño y depósito de la marca, en tanto en la planta baja se desarrollaría un espacio gastronómico temático relacionado con la historia del barrio. Sin embargo, la propuesta quedó a mitad de camino: apenas se abrió al público un sector para la venta de prendas de segunda mano de la marca.
Para Guida Bria, la historia de La Buena Vista está íntimamente ligada a la del barrio. "Su cierre fue una pérdida importante. Es una lástima que el edificio esté abandonado, porque no sólo tiene un gran valor sentimental sino que es fundamental para el movimiento de la zona", consideró.
Los vecinos y comerciantes del paseo comercial Cafferata se manifestarán este martes, a las 18, para reclamar por mejores condiciones de seguridad.