Se podría imaginar que una firma de alquiler de vestidos para fiesta es un pequeño emprendimiento. Pero ojo, porque la más grande de este rubro es neoyorquina, se llama Rent the Runway e incluso cotiza en la Bolsa de Wall Street. Por lo cual, no hay techo para este negocio que imaginaron Julieta Colella y Gina Castellani en el 2019 y que bautizaron Dressavant. Se trata de una marca de alquiler de vestidos para fiestas, un rubro que era mucho más utilizado por los hombres que alquilan trajes, pero que paso a paso va instalandosé entre las mujeres rosarinas. Por ejemplo, el año pasado Dressavant alquiló 832 vestidos, a mujeres de entre 18 y 35 años, aunque también han alquilado a mujeres de 70 años.
“Siempre tuve latente la idea de ser emprendedora y en un momento pensé en esta idea. Veía que estaba funcionando bien en Estados Unidos e incluso en Uruguay y nos animamos a armar el modelo de negocios. En una primera etapa lo hicimos para ver si lográbamos un subsidio en un programa que hacía el gobierno provincial. El subsidio no lo conseguimos, pero el plan de negocios estaba hecho y decidimos emprenderlo igual”, cuenta Julieta que es licenciada en Administración de Empresas y fue quien hizo la inversión del capital inicial para encarar el proyecto. En tanto que el área creativa está a cargo de Gina, que estudió Bellas Artes y luego se focalizó en Diseño de Indumentaria. Ella tenía su propia marca, pero cuando empezó con este emprendimiento se abocó al 100%.
Dressavant comenzó con sólo diez vestidos, hoy tienen 250 en stock y se mudaron a una nueva casona porque necesitaron duplicar el espacio y el taller. Están en una zona muy estratégica, en Presidente Roca y Santa Fe, en el segundo piso de la casa histórica que tiene debajo al café La Fazenda. Lo que ofrecen es el tradicional alquiler de vestido en perchero, es decir, casi sin arreglos o con adaptaciones menores, pero también Gina hace diseños totalmente nuevos a medida. Ahí es donde hacen la diferencia, porque ofrecen el servicio de hacer un vestido a medida para novia o para un cumpleaños de quince pero que luego en lugar de que sea propiedad de la clienta, el vestido se queda en Dressavant. ¿La ventaja? Sale menos de la mitad. “El servicio es igual, vas a la sedería con la clienta, se elige la tela, el diseño, hay tres instancias para medirlo, pero si hoy un vestido de novia tiene un costo que va desde $250 mil a $400 mil, en Dressavant tiene un costo apróximado de $120 mil, dependiendo la tela, el bordado y los detalles”, explica Gina.
En lo que respecta a los precios de vestidos de fiesta más genéricos, el costo del alquiler va desde los $8 mil a los $12 mil, la diferencia también es importante porque hoy un vestido de este tipo tiene un costo que va desde los $40 mil a los $80 mil. De todas formas, Julieta aclara que este negocio no está pensado por un tema sólo de ahorro económico sino que es una propuesta “con valor agregado, pensamos que nuestras clientas puedan tener un placard infinito con nosotras”. De hecho aseguran que sus clientas son personas que pueden comprarse un vestido pero eligen no hacerlo. También está el movimiento de consumo sustentable y consciente, donde se busca limitar la producción de prendas innecesarias.
La tercera opción que ofrece la marca es la posibilidad de que sus clientas dejen sus propios vestidos en consignación y luego cuando se alquilan cobran un porcentaje. En todos los casos, para alquilar se firma un contrato antes de entregar el vestido e incluso se deja una tarjeta de crédito como garantía.
2023: Todo digitalizado
La apuesta al crecimiento no es fácil para la marca porque quieren conservar la atención personalizada. Dan turnos cada 30 minutos para asegurarse tener el tiempo para atender a cada clienta. Pero necesitan que próximamente las clientas puedan haber visto el stock online de 250 vestidos digitalizados y que sepan qué estilo o modelo prefieren. Es por eso que están haciendo el catálogo completo para tenerlo listo en los próximos meses y agilizar tiempos para poder crecer. Las mujeres más grandes suelen ser a las que más les cuesta elegir suelen, las adolescentes, en cambio, que van a las múltiples graduaciones ya tienen más claro qué es lo que quieren. Las medidas están todas: hay del XS al doble XL.