Esta tecnología genera una base de datos compartida, en la que se puede rastrear cada transacción que se haya realizado. A su vez, las monedas digitales utilizan métodos de criptografía para asegurar las transacciones, generando un sistema descentralizado alejado de los bancos centrales tradicionales. En palabras entendibles, imaginemos que tenemos que pagar un almuerzo y hacemos un pago de $1.000 por transferencia bancaria. En ese momento, el banco es el único intermediario y maneja el control de nuestro saldo y el dinero que sale de nuestra cuenta al destinatario. A su vez, el banco puede otorgarle al gobierno los datos del envío de dinero con el concepto de que fue un almuerzo de $1.000. Con la cadena de bloques, todos los usuarios de la red validan la transacción, mientras el emisor y el receptor son anónimos y son representados por números y letras de nuestras billeteras.