Casi desde que Theo Hernández clavó esa fantástica tijera de zurda antes de los cinco minutos del partido contra Marruecos, Lionel Scaloni no para de pensar en cuál es la mejor forma -y por ende cuáles los mejores jugadores- para jugar la esperada final del domingo contra la Francia de Kylian Mbappé, a priori el mejor jugador de Europa y el virtual sucesor de Lionel Messi como mejor del mundo.
Las condiciones de Mbappé, un delantero zurdo capaz de encarar, tirar la pelota larga y ganar en carrera como un velocista de los 100 metros llanos, a las que suma habilidad e inteligencia no sólo para desequilibrar en el uno contra a uno sino también para jugar en equipo y definir, hacen que Scaloni y sus muchachos no deberían pensar en cómo jugar contra Francia sin evaluar primero cómo marcar y anular, o al menos contrarrestar al máximo posible, las notables cualidades de su mejor jugador.
En realidad, es posible que el técnico de Pujato haya pensado en estas cuitas desde antes y, sobre todo, durante el partidazo que jugó Mbappé en la victoria de Francia 4-3 sobre Argenttna en el Mundial Rusia 2018, cuando era uno de los ayudantes de campo del entrenador Jorge Sampaoli.
A los 12 minutos del primer tiempo Mbappé -de 19 años- le robó una pelota que le quedó apenas larga a Messi en un ataque argentino, al lado del círculo central, y comenzó una increíble carrera de más de 70 metros, en diagonal desde el medio hacia la derecha hasta que fue derribado en el área por Marcos Rojo, quien se desgarró en esa jugada, y luego Antoine Griezmann convirtió el penal.
La selección argentina lo dio vuelta con goles de Ángel Di María y de Gabriel Mercado, entre el final del primer tiempo y el comienzo del segundo, hasta que Francia se enojó y lo revirtió con tres goles en una ráfaga de 11 minutos: el primero de Benjamin Pavard, quien clavó un derechazo desde afuera del área en el ángulo derecho, en el mejor tanto de Rusia 2018. A los 64 minutos Mbappé recibió un pase en la izquierda del área, donde la paró y sacó un zurdazo cruzado, que superó el cierre de dos defensores y el estéril manotazo de Armani, para entrar en el medio del arco. Y apenas tres minutos más tarde Francia hizo una jugada de play station en la que con seis toques llegaron desde el arquero hasta la entrada franca de Mbappé por la derecha del área, quien abrió el pie derecho y la colocó abajo, cerca del segundo palo, en la cuarta conquista y su segunda personal.
Quién, quiénes y cómo
Una vez analizadas las virtudes de Mbappé, Scaloni evalúa también quién -o quiénes- serán los mejores jugadores o los intérpretes más aptos para marcarlo, así como cuál será el mejor sistema táctico para reducirle espacios o, al menos, plantearle un partido incómodo. En un escenario ideal se pueden plantear tres consignas para intentar controlar a uno de los mejores jugadores del mundo: que no la reciba -o la reciba lo menos posible-; que no la reciba de frente; y que, cuando la haga, intentar que no gire. En síntesis, que disponga de los menores espacios posibles y que juegue un partido de espaldas la mayor cantidad de tiempo posible.
Scaloni parte del mejor escenario, en el sentido de un equipo que viene de jugar bien y ganarle a Croacia 3 a 0 con autoridad. Desde ese punto de vista es probable que el técnico repita la formación y, tal vez, el esquema del 4-4-2, con el que reduce los espacios en el mediocampo, donde Francia tiene jugadores de buen pie y una notable vocación ofensiva, como los volantes ofensivos Antoine Griezmann y Aurelien Tchouameni, a quienes se suman los delanteros Ousmane Dembelé, Olivier Giroud y el citado Mbappé.
Sin embargo, aún si mantiene el esquema, es probable que Scaloni dude entre quién es el marcador de punta derecho más capacitado para marcar en el uno contra uno a Mbappé, entre Nahuel Molina -titular contra Croacia- o Gonzalo Montiel -quien ocupó el puesto en algunos momentos-.
Otra posibilidad que puede ser evaluada por Scaloni es cambiar el dibujo táctico y volver al 5-3-2 que plantó contra Países Bajos, en cuyo caso tendría la ventaja de tenerlo al marcador lateral volante derecho -Molina o Montiel- y al stopper derecho -el Cuti Romero- como una doble marca sobre Mbappé, con uno que le haga personal y otro que realice la cobertura.
Otra alternativa de Scaloni, que parece menos probable, es que intente controlar a Mbappé con un doble marcador de punta derecho, aunque si uno evalúa las condiciones y la peligrosidad del delantero galo no habría que descartar formas de intentar controlarlo.
Otro escenario a evaluar por Scaloni es cómo marcar a Mbappé cuando la selección pierda la pelota en ataque y pueda quedar expuesta a sus réplicas. En este caso seguramente Argentina intentará adueñarse de la pelota y atacar con criterio, como hace en todos los partidos, pero seguramente dispondrá de algún jugador, en principio el marcador lateral, el stopoer o el volante derecho que esté sobre el delantero francés para intentar que no reciba el primer pase del contraataque o, al menos, que no lo recepcione con espacio para iniciar su temible carrera como un plusmarquista de los 100 metros llanos.
Si el fútbol es por definición un juego de ataque, la otra mitad del juego es saber defenderse. Así como Francia tomará sus recaudos para contrarrestar el juego del rosarino Leo Messi y sus compañeros, Scaloni está obligado a marcar y presionar al delantero de París Saint Germain, el mejor jugador rival, que le pintó la cara a la selección en el último Mundial. Será cuestión de jugar bien con la pelota, atacar y agrandar la cancha con Messi y sus muchachos, pero casi tanto como hacerlo sin ella y achicarle los espacios al temible Mbappé.