Enzo Fernández es puro impulso. Fuerza autopropulsiva en estado de ebullición. Una explosiva aparición en el fútbol argentino que se abrió lugar entre las adversidades por propia iniciativa. Este pibe de 21 años, nacido en San Martín (Buenos Aires), representa un válido ejemplo de resiliencia. De tener que reinventarse demasiado temprano, antes de comenzar a madurar. Un gladiador que invirtió la lógica en los manejos de los procesos y de los tiempos, y que supo retroceder para no dejar de crecer.
A pesar de no ser uno de los históricos del ciclo Scaloni y de no haber arrancado en Qatar como titular, este mediocampista tuvo un Mundial extraordinario, que llevó a las autoridades de la Fifa a elegirlo como el jugador joven más destacado del certamen. Un guiño que lo lleva a meterse muy rápido en la historia del fútbol argentino. Un gesto que también permite entusiasmarse con el futuro y las situaciones de liderazgos y sucesiones.
Hace un año y medio, Enzo jugaba en Defensa y Justicia, club donde tuvo que ir a préstamo ante la falta de oportunidades en su River de origen. Tomó ese paso con mucha seriedad, y no la desaprovechó. Tuvo el coraje y la claridad para transformar el problema en parte de la solución. Y de allí tomó un rumbo ascendente que hoy sorprende al mundo entero.
En Varela obtuvo la Sudamericana 2020 y la Recopa Sudamericana 2021, y desde River volvieron a reparar en su nombre y promovieron su regreso, a través de una cláusula contractual. Su talento y sus destacadas performances en el equipo del Muñeco Gallardo lo llevaron a cruzar el océano, y en el último septiembre pasó a desempeñarse en el Benfica portugués, donde la sigue rompiendo, con asistencias y goles en cada jornada lusa.
Luego del golpazo inicial en el debut mundialista ante Arabia Saudita, en la situación de necesidad y ya sin margen de maniobra dentro del torneo, Scaloni metió mano, hizo cambios y fue Fernández una de las razones nominales de la reacción argentina en Qatar.
Dio la talla y se lució
El pibe reemplazó a Paredes, uno de los históricos de esta etapa, y no solo dio la talla, sino que se lució dentro de una expresión colectiva que fue de menos a más en el Mundial.
Enzo obtuvo este premio por versatilidad, sangre y personalidad. Se convirtió en el patrón del mediocampo. Cortó y distribuyó. Se ubicó donde el equipo lo necesitó. Jugó e hizo jugar. Y mostró un despliegue notable para estar siempre al servicio del compañero. Y también evidenció atrevimiento para llevar peligro al área rival.
Su irrupción en la alineación titular se afirmó con el golazo a México, por fase de grupos, el partido (victoria por 2-0) que le permitió a la selección volver al camino, volver a vivir. Esa anotación fue elegida como una de las 10 mejores del Mundial.
Enzo tuvo un torneo soñado, y a los 21 años ya levantó la copa. Su meteórica carrera podría seguir cambiando de estación muy rápido, ya que desde Inglaterra aseguran que tiene muchas chances de ir al Liverpool. “Nunca más me voy a olvidar de este momento, porque además estoy viviendo todo esto con mi familia. La verdad es que no tiene precio ganar un Mundial con esta camiseta”, destacó Fernández.
“Al premio se lo dedico a mi familia, que estuvo en la tribuna. Hicieron un gran viaje. Y también se lo dedico al grupo de jugadores, que es grandioso”, resaltó el ex River Plate.