“Nos pasaron todas, a la ciudad, a los rosarinos y a mí también”, resume Pablo Javkin en modo balance de gestión de los últimos tres años y medio, que incluyen sacudones en lo personal como la detección y posterior recuperación de una patología prostática y una reciente separación. Pero la frase también barrunta el deseo de ver renovado ese voto de confianza que, en 2019, depositó al líder de Creo en el Palacio de los Leones.
—Nos pasaron todas, a la ciudad, a los rosarinos y a mí también. La pandemia, la mafia desatada como nunca, la falta de control en las cárceles, la bajísima presencia policial, el humo de las islas... Pero pudimos pasar todo eso, peleando como nunca antes por lo que a Rosario le tienen que dar la Nación y la provincia para cuidarla mejor. Lo dijimos con claridad e hicimos nuestra parte: urbanizar los barrios, avanzar en el control con la videovigilancia y llenar la ciudad de luces blancas para que las luces azules tengan mejores posibilidades de cuidarnos. Ordenamos lo que antes era deuda y hoy tenemos la ciudad entera en obras. Un proceso que, además, implicó cambiar muchas cosas que estaban establecidas y nos frenaban el desarrollo urbano en algo muy caro a nuestra historia, que es el uso del suelo industrial. Hoy tenemos 86 establecimientos industriales en marcha, somos la ciudad con mayor empleo metalúrgico formal del país. Y se vienen 86 industrias más. Recuperamos el centro de Rosario, que en la pospandemia la noticia era la muerte de ese sector. A su vez, los centros comerciales barriales se sostuvieron tras la pandemia. Cuando se mira todo eso, indudablemente uno quiere seguir. Al menos denme los dos años que la pandemia me quitó. Y el tema que más nos traba, la seguridad, se resuelve si cambian (los gobiernos de) la provincia y la Nación. Y quiero verlo.
—¿Es más difícil enfrentar una interna competitiva en el rol de defensor de una gestión?
—No me genera ningún problema. Cuando no solo sos honesto sino que también peleás contra los deshonestos, éstos se organizan y financian campañas en redes, tratan de ensuciarte. Pero, para mí, es un doble desafío: no solo que los rosarinos me den la oportunidad de seguir sino de poder mostrar que toda esa porquería en la que gastan recursos para ensuciar no tiene que ver con al vida cotidiana de la gente. Eso también se demostrará el 16 de julio.
—¿Esos deshonestos son sus rivales directos?
—No los rivales directos sino las personas que, perteneciendo al mundo de las finanzas en Rosario, bancan campañas. Lo último que le faltaría a la ciudad es que la política se resigne a que los sectores oscuros de Rosario financien las campañas electorales. Y se adueñen de la ciudad o del Banco Municipal, que, evidentemente, es lo que quieren hacer.
Al peronismo lo veo como un sector político que le causa, en las áreas donde gobierna, un profundo daño a la ciudad. Y, a veces, disfruta agraviar a Rosario” Al peronismo lo veo como un sector político que le causa, en las áreas donde gobierna, un profundo daño a la ciudad. Y, a veces, disfruta agraviar a Rosario”
—Uno de sus competidores, Miguel Tessandori, machaca con que la ciudad está liberada.
—Miguel es una buena persona y el 17 de julio es clave que todos estemos unidos. Lo que Rosario necesita es que cambien la provincia y la Nación. El día después de las Paso tendré la misión de convocar a todos con ese fin, por eso nos unimos en un frente. En lo demás, cada uno sabe hasta dónde cede respecto de lo que le puede pedir un consultor. Después hay que seguir mirándonos a la cara. Como tengo muchos años en esto, prefiero pensar en el lunes siguiente a las primarias.
—El peronismo también confía en ganar la puja rosarina.
—Al peronismo lo veo como un sector político que le causa, en las áreas donde gobierna, un profundo daño a la ciudad. Y me animo a decir que, a veces, disfruta agraviar a Rosario. Pero nunca consigue las cosas que necesitamos que traigan a la ciudad. Puedo hablar con el ministro de Transporte (Diego Giuliano) o el jefe de Gabinete (Agustín Rossi) sobre temas puntuales de Rosario, o con el gobernador (Omar Perotti), pero necesitamos algo sustancial. La tarjeta Sube es un ejemplo positivo, ¿pero cambiaron el Fondo del Conurbano para la ciudad? No. Aunque lo más grave es la inseguridad: en Rosario vivimos una guerra en la calle entre una banda de presos que está en Rawson (Chubut) y otra banda de presos que está en Ezeiza (Buenos Aires). ¿Dónde carajo está el ministro de Justicia? Qué les digo a mis rivales: vayan y traigan a ese Martín Soria o péguenle una patada en el culo porque, al no hacer su trabajo, está provocando que acá maten gente. No discuto en términos electorales sino concretos. ¿Qué pruebas les faltan? Tienen los juicios de estos días, los tipos te meten una bandera en una cancha de fútbol, balean una escuela, amenazan a la población y los dejan organizar todo desde las cárceles federales. De eso se tendrán que hacer cargo.
—En la vereda del PJ, Roberto Sukerman dijo que su gestión es la peor de los últimos 40 años.
—El lunes siguiente a las primarias debatiremos con todo gusto con quien sea el ganador de la interna en el otro espacio. Pero que cada uno revise lo que hizo en los últimos años, porque no estuve a cargo de un área en la que, evidentemente, influyeron en cosas muy horribles que ocurrieron en la ciudad. A partir del 17 de julio será la pelea más linda entre los que quieren que cambie Rosario y los que queremos que cambien la provincia y la Nación. Con mucho gusto discutiremos eso, sobre todo cómo trataron a la ciudad en el último tiempo.
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“Dicen que solo comento, pero no me dejan actuar en seguridad”, alertó.
Foto: Marcelo Bustamante / La Capital.
—¿Cómo evalúa el rol de Perotti frente a los problemas de Rosario?
—Soy objetivo: la ciudad no tiene los móviles policiales que necesita ni los coordinadores de escenas de homicidios o recursos para infraestructura urbana, muchas veces responsabilidad de la provincia y la Nación. Hablo con el gobernador y el presidente (Alberto Fernández). Rosario no tenía equipamiento clave ligado a la balística, se lo planteé públicamente al presidente, logramos que lo traigan y fueron esclarecidos varios hechos criminales. Tengo un plan de trabajo, hace mucho pedí que me dejaran elegir al jefe de policía de la ciudad, lo votó la Cámara de Diputados provincial y el Senado lo enterró. ¿Cuál es el motivo? Si dicen que solo comento y no hago cosas, ¿por qué no me las dejan hacer? Unicamente queremos resultados. A Rosario la maltrataron y no fueron justos.
—El transporte es otro talón de Aquiles para el municipio...
—La pandemia nos mandó a la D, a Rosario y todas las ciudades del interior del país. Hay que tener en cuenta tres componentes del problema: durante dos años, el servicio de transporte tuvo un flujo menor de pasajeros. Ahora superamos esa fase y la demanda es mayor. Además, los valores del combustible, de los salarios de los choferes, de los vehículos y de los repuestos se fijan en Buenos Aires, pero los pagamos nosotros. Mientras la Nación les pone una fortuna a los colectivos del Amba, a nosotros un poquito. Entonces, acá todo vale 50 veces más. Por último, la mejora de las frecuencias se logra con la compra de más ómnibus. Y acá hubo que sacar del sistema a una empresa privada, de las dos existentes. Si repasamos los actuales reclamos ciudadanos, la gran mayoría se centra en la prestadora privada (Rosario Bus) y no en la Movi. Pero tenemos que entender que ninguna de las dos empresas puede comprar hoy un colectivo. No se cómo les da la cara a algunos sectores políticos, que hicieron que en la Argentina sea imposible comprar un auto o un ómnibus, decirme que las frecuencias son malas. ¡Qué novedad! Para eso tengo que comprar casi 50 coches más y no lo puedo hacer. Y, si los consigo, no pueden pasar por la Aduana, como ocurre con los camiones recolectores de residuos. De la D, hoy pasamos al Nacional B. Pero mi objetivo es llegar a Primera División. Para eso, faltan 50 colectivos más. Es mi objetivo de acá a la mitad del año próximo.
—El socialismo aclaró que no dejó una pesada herencia.
—Esta ciudad tiene, por suerte, continuidades muy importantes en la gestión pública y siempre fue para adelante. Estaba desordenada en términos de sus cuentas y su capacidad de invertir y hoy recuperamos eso. Es una buena noticia y nadie se puede enojar.
Traigan al ministro (de Justicia nacional) Martín Soria o péguenle una patada en el culo porque no hace su trabajo y acá matan gente” Traigan al ministro (de Justicia nacional) Martín Soria o péguenle una patada en el culo porque no hace su trabajo y acá matan gente”
—Los socialistas también se sienten desplazados de esta administración.
—Ojo con regalar una visión de las políticas públicas a un sector de un partido. Porque es la opinión de los candidatos de un sector de un partido. Soy el intendente y la gente me quiere ver peleando con la Nación y la provincia por la seguridad y otros temas. Hoy el combate es contra los deshonestos y los mafiosos.
—¿Por qué acompañar a Losada dentro de Unidos para Cambiar Santa Fe?
—Es una opción renovada, particularmente porque nació acá. Sabés lo importante que es que el intendente o el gobernador conozcan Rosario. Ella vivió gran parte de su vida acá, discutir otra cosa es ridículo. Tenemos que llevar más rosarinos a los gobiernos nacional y de Santa Fe.
—¿Comparte el tenor de los cruces entre Losada y Maximiliano Pullaro?
—No voy a sumarme a los que castigan la sinceridad de Carolina. Para cambiar las cosas, hay que ser sinceros y mucho de lo que ella plantea existe. ¿O acaso no hay financistas de determinados sectores políticos que vienen de tener actividades al menos debatibles? Es animarse a combatir a los deshonestos.
—Su foto junto a Patricia Bullrich hizo ruido...
—Todos los candidatos a presidente deberían firmar un compromiso con la seguridad de Rosario. Y todos los rosarinos deberíamos exigirles que lo hagan. Lo hicimos con Patricia y se lo demandaré al resto. El país es muy injusto con la ciudad, no nos devuelve nada de lo que ponemos.