Poco antes de las 8.30 de ayer, el gobierno provincial santafesino anunció a una radio porteña que la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) había recapturado a Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, evadidos el 27 de diciembre de 2015 de la cárcel de General Alvear, donde purgaban cadena perpetua. Fueron atrapados en un molino arrocero de la localidad de Cayastá, muy cerca de donde el sábado había sido capturado Martín Lanatta, el otro prófugo.
"Les doy la primicia: los otros dos están detenidos por la policía de Santa Fe. Los han detenido efectivos de la Tropa de Operaciones Especiales de la provincia de Santa Fe en cercanías de Cayastá, esto es reciente. Está viajando el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, para allá. Seguramente la noticia se dará a conocer en unos momentos", le dijo ayer a radio Del Plata, el vicegobernador, Carlos Fascendini.
Hasta entonces, la mayoría de los medios de prensa porteños habían sindicado abiertamente al ministro Pullaro acusándolo de haber sido el responsable de transmitir la información errónea (que la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, calificó de deliberada "pista falsa") que dos días antes había dado por detenidos a los tres prófugos y no a uno sólo. Ese dato, llevó incluso al presidente Mauricio Macri al fallido de felicitar por Twitter a los autores de una captura que solo se había logrado en parte.
Un bache y un obrero. El bache que hizo volcar la camioneta que los prófugos habían robado (y plotteado para que pareciera de Gendarmería), sumado a la precaución de un obrero precavido, fue lo que en realidad terminó con la espectacular fuga.
Al quedar sin movilidad, los tres evadidos debieron continuar a pie su travesía rumbo al norte. Estaban en el departamento Garay y no contaron, al parecer, con que la extraordinaria creciente y las copiosas lluvias habían convertido a los caminos rurales en verdaderas trampas de lodo y a los baches en pequeñas lagunas como la zanja que tragó la camioneta robada que conducía Martín Lanatta.
A raíz, del accidente éste quedaría golpeado y herido, lo que al final lo obligaría a separarse y buscar ayuda exponiéndose en la casa donde pidió agua. Allí llamaron a la policía. Eso fue el sábado pasado. Se lo detuvo (ayer se negó a declarar ante el fiscal que lo visitó en la cárcel Ezeiza) y todavía no se sabe quien dijo que también se había apresado ese día a su hermano y a Schillaci.
Extenuados en el molino. A Cristian Lanatta y Schillaci se los apresó recién ayer poco antes de las 8. Fue gracias a la precaución de Martín Franco, obrero del molino arrocero Spaletti, al norte de Cayastá. El trabajador cumplió al pie de la letra las instrucciones que el dueño de la empresa le había impartido el sábado antes de irse de vacaciones a Brasil.
Franco quedaría solo en el molino, ubicado en el del Km 61 de la ruta 1, dado que sus compañeros también están de licencia y ayer se reintegraba luego del feriado dominical. Por tal razón, tal cual lo contó a la prensa, "estaría solo", por lo que cumplió lo ordenado por el patrón y antes de ir al establecimiento pasó por la comisaría 2ª a avisar que estaría solo en el lugar y que lo acompañaran.
"Los muchachos (por los policías) me dijeron que en un rato me mandarían un móvil. Fui y me quedé en la puerta esperando. Por ahí los veo venir y como andaban de verde pensé que eran efectivos", relató el obrero.
Pero en realidad, se trataba del dúo de prófugos. "Se acercaron y amenazándome con las armas, me hicieron entrar. Me trataron bien, pero me dijeron que no tendrían problema en dispararme. Estaban muy cansados, me pidieron comida y agua. Me dijeron que hacía cuatro días que no comían. Ahí no tenía comida para darles porque yo entraba a las 7 y me retiraba a las 11", relató.
Querían ir a Paraguay. "Quisieron saber quien manejaba las cámaras de seguridad del lugar. Me preguntaron cómo ir para Reconquista y les advertí que había controles por todos lados. Ellos querían ir a Paraguay. Me preguntaron por los camiones. A la camioneta yo me la había llevado a mi casa previendo que esta gente pudiera andar por la zona y me había venido en moto", continuó explicando el obrero.
Añadió que "unos 40 minutos después, llegaron cuatro efectivos de la TOE. Entran al lugar al ver la moto y no encontrarme entrar a rastrillar y llegan al vestuario donde estábamos. Ahí Lanatta les dice: «Jefe qué pasa está todo tranquilo, ya estamos por empezar a trabajar»". Franco continuó su relato y señaló que los prófugos les dijeron a los policías que "eran simples laburantes igual que yo pero en ese momento tenían las armas a un costado así que no las usaron. Los apresaron". En rigor, el lugar donde los detuvieron está a unos 500 metros de donde el sábado habían apresado a Martín Lanatta.
Recompensa. Lourdes, la esposa de Franco, consideró ayer que actitud de su esposo fue fundamental para que se apresara a los evadidos lo que habría sido imposible si él no avisaba a las TOE para que se dieran una vuelta por el molino. Por tal razón, aseguró, "vamos a pedir la recompensa de los 2 millones de pesos que fijó la provincia de Buenos Aires por información fehaciente de los fugados". Un rato antes, en la conferencia de prensa a Ritondo le habían preguntado sobre la recompensa y dijo que sería estudiado el caso.
Distensión entre funcionarios. Las recapturas de ayer permitieron recuperar el humor, la distensión de los funcionarios y disimular las 48 horas de desconfianzas y enojos que mediaron entre el papelón del sábado y la conferencia de prensa que brindaron todos juntos ayer pasadas las 14.30 cuando Lanatta y Schillaci ya habían sido trasladados en helicóptero desde Cayastá hasta el aeropuerto de Sauce Viejo y desde allí en avión a Buenos Aires. Los esperaba el juez Sergio Torres quien había firmado la orden de traslado a los tribunales de Comodoro Py.
Como era de preverse, dada la aparente armonía entre provincia y Nación recuperada, los conceptos vertidos por Bullrich, Pullaro, el ministro de Gobierno, Pablo Farías; el jefe de policía, Rafael Grau; el secretario de Seguridad nacional, Eugenio Burzaco, y el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, redundaron en generalidades y sobreactuadas expresiones referidas a la misma conjunción de esfuerzos y colaboración entre los uniformados de las distintas jurisdicciones que horas antes se declaraba poco menos que nula. Nada se dijo sobre tortuosa cacería plagada de contradicciones y desaciertos.
La enfurecida promesa que la ministra hiciera el sábado de hacer caer las consecuencias mayores sobre el responsable de sembrarle "la pista falsa" para permitir que los prófugos pendientes pudieran seguir su derrotero fue ayer atemperada al anuncio de un informe que se elaborará y en su momento se dará a conocer. Sí mencionó esta vez que ese informe sería elaborado juntamente con las autoridades de la provincia de Santa Fe.