El empresario Carlos Bulgheroni, dueño junto con su hermano Alejandro de la mayor fortuna del país, murió anoche a los 71 años en Estados Unidos. El dueño de la petrolera Bridas, nacido en Santa Fe, se encontraba en la Clínica Mayo, en Washington, para tratarse de un cáncer que padecía hace tiempo y su fallecimiento conmovió al empresariado nacional.
La revista Forbes calculó la fortuna de Carlos y Alejandro Bulgheroni en 4,8 mil millones de dólares. El empresario también era propietario de Pan American Energy (PAE), la segunda petrolera del país, que en los últimos cinco años tuvo beneficios de casi 13 mil millones de pesos.
Su padre, Alejandro Angel Bulgheroni, hijo de inmigrantes italianos que vivía en Santa Fe, a mediados de la década del 40 se radicó en Buenos Aires para fabricar bridas (anillos para unir tubos), que vendió a YPF y de donde surgió uno de los grupos económicos más influyentes de la Argentina en los últimos 50 años. Los hijos de aquel pionero, Alejandro Pedro y Carlos Alberto, aprendieron el negocio de su padre y cuando este murió, el empresario fallecido anoche se hizo cargo del negocio, en 1985.
Carlos Bulgheroni, dotado de audacia y bajo perfil, fue una leyenda en el mundo de los negocios, convirtió el emprendimiento de su padre en un emporio y en 2010 vendieron la mitad de Bridas a la china Cnooc por 3.100 millones de dólares.
El empresario petrolero siempre supo mantener buenas relaciones con los gobiernos de turno, a los que también influenciaba. Cuando Axel Kicillof asumió como ministro de Economía, elogió al funcionario y dijo que el economista "tuvo un rol importante en muchas medidas de gobierno y decisiones" para el sector energético en los últimos años, como por ejemplo "ayudó a destrabar el problema del precio del gas".
Los Bulgueroni se comprometieron con el gobierno kirchnerista a traer al país al menos 500 millones de dólares a través del Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Económico (Baade), creado en la ley del blanqueo de capitales.
Bulgheroni consideraba muy interesante para atraer inversiones al yacimiento de Vaca Muerta, pero no para "el corto plazo".
En tiempos de la Alianza, el empresario adhirió al Proyecto Bicentenario elaborado por Rodolfo Terragno, por aquellos años ministro de Fernando de la Rúa.
Ya en esa época, Bulgheroni había creado Pan American Energy (PAE), de la fusión entre Bridas y Amoco, y en el 2000, con De la Rúa en el poder, se quedó con Cerro Dragón, el mayor yacimiento hidrocarburífero de la Argentina, ubicado cerca de Comodoro Rivadavia.
Hombre de mundo. Tenía tres secretarias, una en Buenos Aires, otra en Madrid (donde vivía en una lujosa mansión) y otra en Milán, que cubrían una franja horaria de 24 horas y compartían una única dirección de correo electrónico para que el ejecutivo fuese ubicable en todo momento. Nada en su carrera podrá igualar la negociación mítica que llevó a cabo a partir de mediados de los 90 con líderes fundamentalistas de Asia Central para exportar el gas de Turkmenistán, resabio de la ex Unión Soviética que limitaba con Kazajistan, con Uzbekistán, Irán y Afganistán. Desde mediados de 1994, Bulgheroni negoció con los temibles talibanes y con sus enemigos de la Alianza del Norte para construir un gasoducto a través de Afganistán, uno de los países más riesgosos del planeta.
Una lucha de más de 40 años
Carlos Bulgheroni era audaz, y eso tal vez explique cómo hizo para pelearle al cáncer durante 43 años, cuando los mayores especialistas en oncología le habían dado cinco meses de vida apenas cumplidos los 28. En 1973 le diagnosticaron cáncer linfático y decidió someterse a un agresivo tratamiento. Seguía visitando la Clínica Mayo, para hacerse chequeos, y en junio se había sometido a una nueva operación.