El miércoles el fiscal Gastón Avila imputó a Santiago G. por el homicidio de Abel Casafú, de 59 años, ocurrido el viernes 3 de diciembre en Salvá y Guillermo Tell del bario Molino Blanco cuando un hombre apareció muerto en su auto, un Chevrolet Meriva. La causa de su condición de sospechoso es que se halló la huella dactilar de Santiago G. en el auto del hombre asesinado. El lunes, el imputado fue detenido por efectivos de la Agencia de Investigación Criminal. Los agentes y el Grupo de Irrupción (GIRI) incautaron en la casa de Santiago G. $711.800 pesos, 4 celulares y una munición calibre 357.
Durante la audiencia, en la cual se acordó que Santiago G. no cursara prisión preventiva sino medidas sustitutivas, la defensa llevada adelante por el penalista Carlos Varela, sostuvo que: “El hecho ocurrió aproximadamente a las 17, y en la defensa se acompañaron testigos y filmaciones de cámaras urbanas que colocan a mi defendido en un lugar cercano a su casa , en zona norte, muy lejos del lugar del homicidio en zona sur. Por otro lado, el dinero secuestrado era una suma entregada por uno de sus tíos para la compra de materiales de construcción, ya que G. es albañil“. Durante la audiencia, presidida por el juez penal Gonzalo López Quintana, el fiscal Avila abundó sobre el hallazgo de la huella dactilar, situación oída por el juez.
En tanto Varela aclaró, una vez finalizada la audiencia, que “si bien el fiscal lo imputó del homicidio, no solicitó una expectativa, así se acordaron medidas como la presentación semanal ante la oficina de gestión judicial, prohibición de mudarse, de salir de Rosario, un domicilio fijo y un fiador. Es más, como se secuestró una suma de dinero, $711.800 pesos, el fiscal solicitó y el juez lo concedió, que ese dinero quede cautelado como fianza hasta tanto se acredite el origen y destino de esos fondos”.
En el mismo sentido, Varela acotó que “En el barrio, todos los vecinos se ofrecieron a declarar en favor del pibe. Varios de esos vecinos, declararon haber visto a Giménez a la hora de hecho, en una peluquería, y el dueño del negocio, declaró que el imputado estuvo con él hasta las 16 o 16.30 del viernes”, y acotó, “es más, mi defendido carece totalmente de antecedentes. y el tema de la huella, que es antigua, hasta ahora no le encontramos explicación, además mi cliente no conocía a Casafú".
El crimen de Abel Casafú fue investigado y se determinó que fue asesinado por alguien que estaba en el asiento trasero del Meriva, ya que allí se hallaron tres de las cuatro vainas servidas en la escena, y habida cuenta de que la víctima presentaba un balazo en la nuca y otro en la espalda.
La víctima fue hallada adentro de su auto, comprado días antes, y estaba con el motor encendido. De eso se infiere que circulaba en el auto con el homicida cuando fue asesinado y se presume que fue Casafú quien hizo subir al auto a quien terminaría matándolo.
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Por otra parte, el hecho de que la puerta delantera derecha estuviese abierta hace pensar que en el asiento del acompañante iba otra persona por lo que se presume que los agresores, a quienes vecinos pudieron ver que se iban caminando del lugar, eran dos. Otro dato importante fue el hallazgo de la billetera con diez mil pesos de la víctima, así como su teléfono celular, lo que hace prácticamente descartar la hipótesis del robo.
Casafú vivía en Cepeda al 3800 y esa tarde su familia lo esperaba para ir a la graduación de un hijo que terminaba la escuela secundaria. De las primeras entrevistas tomadas por los pesquisas en el entorno familiar, no surgió que atravesara algún problema que pudiera explicar lo ocurrido. Sólo se supo que había comprado ese auto días antes, que al parecer hacía algunos trabajos como remisero aunque el auto no tenía habilitación en ese sentido.