Era el día de su cumpleaños y Santiago Alberto Fernández, como todas las noches, salió a la calle a fumar. A sus 38 años y con un leve retraso madurativo, llevaba una vida sencilla como empleado de la construcción. Era afectuoso con sus sobrinos y vivía al cuidado de sus tíos en una casa de Flammarión al 5100. Sus hermanos cuentan que no veía bien _estaba operado de la vista_ y en su inocencia “no conocía los códigos tumberos”. Por eso creen que no registró el peligro aquella noche de abril de 2014, cuando de un auto gris bajó un atacante que la emprendió a tiros contra dos hermanos frente a un quiosco y tres balazos alcanzaron al albañil. Entró a su casa bañado en sangre y murió al día siguiente.
La historia de Fernández, como tantas otras que transcurren en Rosario, es la de un hombre sin conflictos barriales que pagó con la vida broncas ajenas. Siete años después, ese crimen comenzó a juzgarse en el Centro de Justicia Penal. El acusado es Jonatan Adrián “Jony” Gauto, de 27 años, quien cumple una condena a 18 años de cárcel por matar a un testigo del crimen de Claudio “Pájaro” Cantero en un atentado a tiros frente al casino City Center. Al caer la víctima, la moto que conducía quedó fuera de control y arrolló a un muchacho de 28 años que esperaba el colectivo y murió como otra víctima involuntaria del ataque.
En abril pasado Gauto estuvo a punto de aceptar 26 años de condena en un juicio abreviado pero se arrepintió a último momento. “Quiero ir a juicio oral”, dijo al retractarse. Rechazó una pena muy alta, aunque se enfrentó a los 32 años de prisión que solicitó en el juicio el fiscal Patricio Saldutti. Es el monto que había requerido el fiscal que lo precedió en el caso, Adrián Spelta. A Gauto lo acusan de ser autor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego, la portación ilegal de un arma de guerra y los intentos de asesinato de los dos hermanos a quienes iban dirigidos los disparos. El fiscal solicitó además que esa condena se unifique en 43 años con la que cumple el acusado en prisión.
El demorado debate oral y público comenzó el viernes ante los jueces Silvia Castelli, Rodolfo Zvala y Nicolás Vico Gimena. Gauto no declaró. La defensora pública María Laura Blacich planteó que al momento del hecho estaba con un amigo en otro barrio. Sostuvo que los dos hermanos a los que iban dirigidos los balazos respondieron con tiros de otro calibre y fueron esas balas las que alcanzaron al albañil cuando fumaba en la vereda.
En una reconstrucción dificultada por el paso del tiempo, el viernes declararon dos policías a cargo del procedimiento y los dos hermanos a los que iban los tiros. En la jornada de ayer expusieron una agente del Comando Radioeléctrico y un hermano de la víctima que lo socorrió en el final. Para hoy se esperan los alegatos de clausura de cara al veredicto.
El ataque fue la noche del sábado 12 de abril de 2014. Los hermanos José y María F. esperaban para comprar una gaseosa en un quiosco de Flammarión al 5100 cuando estacionó frente a ellos un Volkswagen Bora o Polo de color gris con las ventanillas polarizadas. La mujer reveló en aquel momento que Gauto iba como acompañante y le gritó a su hermano: “Hijo de puta, te voy a matar”. Entonces comenzaron los disparos con balas calibre 9 milímetros. Los hermanos F. se fueron corriendo hacia la vía y lograron eludirlos, pero Fernández no corrió la misma suerte y entró perdiendo sangre a su casa con tres tiros en el cuerpo.
En su descripción del hecho, el fiscal planteó que luego de efectuar al menos cinco disparos contra los hermanos F., sin lograr su objetivo, Gauto abrió fuego contra Fernández y se retiró en el auto conducido por otro hombre. Al declarar en la jornada del viernes, María F. reiteró que fue Gauto el autor de los disparos dirigidos a su hermano, con quien tenían viejas broncas barriales. En cambio José F. dijo que “no miró para atrás” y por lo tanto no pudo reconocer al atacante.
Fernández era el tercero de cinco hermanos y vivía con uno de ellos, sus tíos y primos en una casa que había sido de sus abuelos. El día de su último cumpleaños salió de trabajar, fue a comer con su “único amigo” al que le dicen “El Brasilero” y regresó a su casa para cenar un asado en familia. “Mi hermano no se juntaba, no tenía amigos, no iba a bailar. Sólo se dedicaba a trabajar y al cigarrillo”, lo describió su hermano Oscar, también albañil, al exponer en el juicio.
“Era un hombre trabajador, joven, dedicado a sus sobrinos, no tenía maldad”, añadió. Junto a sus hermanas Elizabeth y Viviana luego confiaría a este diario que su hermano padecía un retraso madurativo y problemas en la vista. A las 23 de aquel sábado, contó, Santiago salió a fumar como todas las noches. “Se iba a la vereda para no molestar con el humo”, dijeron sus hermanas entre lágrimas de tristeza.
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Oscar se estaba desvistiendo para entrar a bañarse cuando escuchó el ruido de la puerta de un auto que se cerraba y la voz de alguien que gritaba “metete adentro” seguida por cuatro tiros. “Disparaban hacia la puerta de mi casa”, precisó. Se puso un pantalón y llegó a la puerta en el momento en que Santiago entraba bañado en sangre. “Me dieron”, alcanzó a decir. “Lo arrastro y ahí se desvanece”, recordó el hermano del albañil, que murió al día siguiente en el Heca.
Entonces Oscar se asomó a la calle para ver quién había disparado. Según contó ante los jueces, en ese momento se produjo una segunda secuencia de disparos que ya no iban dirigidos a su casa sino “hacia otro lado”: “Se sintieron un montón de disparos de 9 milímetros o de 11.25”, refirió, y dijo que alcanzó a ver cómo su vecino José F . se alejaba corriendo hacia “el otro lado de la vía”.
Si bien no presenció el crimen, dijo que todos en el barrio comentaban que el tirador había sido Jony Gauto: “José vivía enfrente de mi casa y tenía una disputa con Jonatan. Este chico Jony lo tiroteaba todos los días a cualquier horario. La bronca entre ellos no era más que por una pelea de piñas pero mataron a un inocente como mi hermano y podrían haber matado a una criatura”, expresó.
Gauto cayó días después. La noche del 17 de abril fue detenido por agentes de la Brigada Motorizada que lo avistaron junto con un adolescente en una moto Yamaha YBR 125 en el cruce de Oroño y Uriburu y lo persiguieron hasta Flammarión y Lamadrid. "Déjennos ir. Llévense la moto que es legal. Si quiere vamos a mi casa y le doy 150 mil pesos que tengo guardados para ustedes porque tenemos una bronca. Arreglamos todo acá y no pasa nada", les dijo el muchacho a los policías, que advirtieron su pedido de captura por el crimen de Fernández.
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Días después se supo que además Gauto era buscado por el homicidio de Luis Lisandro “Tano” Mena, baleado mientras circulaba en una moto y cuya fatal caída ocasionó la muerte accidental de otro joven que esperaba el colectivo. Ocurrió la madrugada previa a la Navidad de 2013 frente al casino City Center, donde unas veinte personas se repartían entre la parada de colectivos y un carrito de choripanes. Entre ellos Federico Andrés Manattini, de 28 años, esperaba el 137 sentado en el cordón de la vereda cuando dos jóvenes en moto que se acercaban al semáforo de Batlle y Ordóñez y Oroño fueron atacados a tiros desde otra moto.
El conductor del primer rodado era Mena, de 21 años, quien recibió cinco balazos. Los tiros le hicieron perder el control de la Honda Titán 150 que conducía y por esa razón el vehículo impactó a toda velocidad contra Manattini, que no alcanzó a reaccionar. Ambos murieron. n 2016 Gauto fue condenado por el juez de Sentencia Julio Kesuani a 18 años de prisión como autor de un homicidio culposo y otro doloso, además de las lesiones graves que sufrió un chico de 17 años que acompañaba a Mena.
Mena había salido de prisión dos días antes. Era uno de los jóvenes que acompañaba al ex jefe de la banda de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero cuando lo asesinaron a tiros el domingo 26 de mayo de 2013 frente a un boliche de Villa Gobernador Gálvez. En ese ataque Mena había recibido impactos en el brazo derecho y en las piernas.
Si bien el crimen de Mena había sido vinculado con la sangrienta saga que sucedió a la muerte del Pájaro, la investigación atribuyó el ataque a una vieja bronca barrial: sus familiares, un cuidacoches que presenció el hecho y el joven que lo acompañaba en la moto sindicaron por el ataque a Jony Gauto. Lo definieron como un integrante de la banda de "Los Pochochos" asentada en la villa que se erige paralela a calle Flammarión, con quien Mena se había trenzado a piñas más de una vez.