Los panfletos se arrojaron en la base de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), frente al Hospital de Niños Zona Norte, en el Distrito Sur, en la sede de Televisión Litoral y hasta volaron por calles de Arroyito. Por esos puntos distantes de la ciudad circularon las amenazas a los fiscales Pablo Socca y Matías Edery, días después de la imputación a 26 personas de una organización criminal de Ludueña. “Dejá de vender humo con gente inocente”, decía uno de los mensajes, con mención a referentes de grupos criminales. Una huella digital en uno de esos papeles permitió llegar a Juan Manuel S. C., quien ayer quedó en prisión preventiva por dos años por coordinar al menos una de las intimidaciones. También fue acusado junto a otro joven por la portación de armas que llevaban al ser detenidos.
“Se acreditó un complejo de evidencias que van una al lado de la otra. Además de las huellas, se agregan las armas y celulares que se mandaron a peritar. En muy pocos días obtuvimos muchísima información en forma coordinada con la gente de AIC y personal de la Fiscalía”, dijo la fiscal Valeria Haurigot tras la audiencia que se desarrolló la mañana de este viernes en el Centro de Justicia Penal. En ese trámite el juez Florentino Malaponte dictó la prisión preventiva por el legal de dos años contra Juan Manuel S. C., de 26 años, y Leonel Alejandro D., de 19.
Los dos fueron detenidos el martes a partir de una huella dactilar en uno de los panfletos arrojados en la volanteada de la semana pasada en la que se increpaba a fiscales, alegando que favorecían a un grupo criminal en detrimento de otro. Los detuvieron en un asentamiento del barrio Molino Blanco. Se presume que serían parte de una gavilla cuyo liderazgo se le atribuye a Matías César, un joven condenado junto con otros miembros de Los Monos por balaceras a objetivos del Poder Judicial.
La volanteada ocurrió un día después de las masivas imputaciones contra presuntos miembros de la llamada “banda de Mauro Gerez”, sospechada de haber fogoneado la escalada de violencia que castiga desde hace meses al barrio Ludueña y alrededores. El miércoles 31 de agosto, a las 18.30, dos mujeres se acercaron en una moto negra de 110 centímetros cúbicos a la sede de la AIC en Lamadrid y Salva. Llegaron por la segunda calle. La que iba como acompañante descendió y arrojó 21 papeles de 23 centímetros de ancho por 16 de largo. Todo quedó filmado.
“Fisc. Socca dejá de ven der huno con gente inocentr y meter preso a la que gente que Fran Riquelme y Jonita Riquelme le apuntan”, decía, textual, el mensaje en letras impresas mayúsculas. Otros carteles exigían: “Fisc. Socca Matías Edery hacen meter presos y hacer causa a la gente que René Ungaro y Los Funes y Riquelme le apuntan para arreglar las condenas, abreviados y estadía en pabellones comunes”. La moto se alejó por calle Lamadrid.
El mismo día, dos horas más tarde, los ocupantes de un Renault Sandero gris tiraron hojas A4 con el primer mensaje frente al Hospital de Niños Zona Norte, en Avenida de los Trabajadores 1331. La campaña siguió a la madrugada del jueves 1º. A una hora no determinada personas no identificadas arrojaron dos piedras tipo baldosas que dañaron una puerta de ingreso al ala norte del Centro Municipal de Distrito Sur, en Uriburu 637. En el lugar colgaron un pasacalle con las amenazas.
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El viernes 2 un periodista encontró una bolsa de nailon verde en el estacionamiento de Televisión Litoral, en Presidente Perón al 8000. Contenía veinte hojas de papel con leyendas manuscritas: “Pablo Socca narco fiscal. Le liberás la zona a Francisco Riquelme por plata. Liberá a las mujeres inocentes. Vení por los piolas”. Firmaba el mensaje “atentamente, la banda de Los Millones”. Otra hoja de papel advertía: “Fiscales corruptos no le vamos a dar plata, le vamos a dar plomo. A ustedes y a su familia”.
La huella de S.C. se encontró en una de las hojas arrojadas en la AIC. Una pericia de rastros determinó de manera “categórica” que correspondía al dedo pulgar izquierdo de este joven, quien quedó imputado por amenazas coactivas calificadas con el propósito de obtener alguna medida o concesión de parte de un miembro de un poder público. Le reprocharon “haber formado parte del grupo que coordinó y materializó las amenazas” para impedir el juzgamiento de organizaciones criminales, “amedrentando a los titulares de la acción pública y requiriendo la libertad de las mujeres partícipes” en esos hechos. Concretamente, se le endilgó haber confeccionado al menos uno de los papeles o habérselo entregado a las mujeres que lo arrojaron.
Fue detenido el martes a las 12.45. Personal de la AIC lo ubicó en Hungría y Ayacucho cuando caminaba con un bolso botinero negro y acompañado por un hombre en muletas. Cuando los policías les dieron la voz de alto los sujetos continuaron la marcha, hasta que en un momento S.C. gritó: “Jefe, tengo un fierro”. Los dos fueron esposados. A S.C. le incautaron una pistola 9 milímetros con la numeración limada, un cargador y 13 cartuchos, además de un revólver .357 Magnum con seis balas y un celular. En tanto que D. llevaba una pistola 9 milímetros con la numeración limada, un cargador, 11 cartuchos y un celular. En la requisa del bolso se encontró otro cargador de pistola, más proyectiles, 79.900 pesos, 22 bochitas con cocaína, un trozo compacto de marihuana, precintos y un papel con anotaciones. Por esto, los dos detenidos fueron acusados de los delitos de portación de arma de guerra y encubrimiento.
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En conferencia de prensa la fiscal Haurigot explicó que la detención de los dos acusados “llevó a más allanamientos que hicimos esa misma tarde del 6 de septiembre en una casa relacionada con otros hechos, entre ellos el del policía (Gabriel) Sanabria”, dijo en alusión al ataque a tiros en el que fue herido el efectivo de la Brigada Motorizada la madrugada del 27 de mayo, cuando quiso identificar a los ocupantes de un auto robado en zona sur. En la casa allanada se encontraron papeles que tenían que ver con personas involucradas en ese intento de asesinato.
La volanteada, según Haurigot, buscó “amedrentar, limitar las acciones y hacer que los fiscales que investigan bandas vayan para atrás y sembrar dudas. Pero va más allá de una simple amenaza. En estos casos hubo daños en el Distrito Sur, donde se arrojaron piedras. Hay un plus de conocimiento de los lugares para conmover a la persona que está investigando, que le genere dudas y coartar la libertad personal que tenemos todos los días”.