A la causa judicial la bautizaron "Los Patrones" porque uno de los abastecedores principales de marihuana al ser detenido usaba un prendedor con una sola palabra: "Patrón". Pero el nombre no contiene las señas más importantes de la organización. Para el fiscal del caso lo distintivo es que el corazón de esta amplia red es una estructura de familia, un núcleo de trabajo donde todos eran conocidos entre sí y en el que imperaba una relación de hermetismo y de confianza. El segundo rasgo es que al estar los líderes presos los roles fundamentales de la organización eran ejercido por las mujeres. El tercer matiz es que estar tras los barrotes no impedía que los cerebros del grupo estuvieran activos en el papel central. Todo se planificaba "desde la oficina de Piñero".
La estructura central de esta organización de narcotráfico de la que habló ayer el fiscal federal Federico Reynares Solari es la familia Cantero de barrio La Granada. En la cúspide de la pirámide, como líderes, ubicó a Ariel "Guille" Cantero y Jorge Emanuel "Ema" Chamorro, ambos condenados en abril pasado en el juicio a la banda de Los Monos. Para Guille el fiscal solicitó una pena de 18 años de prisión como jefe organizador de una red de narcotráfico que lideraba desde la cárcel de Piñero y cuya actividad fue acreditada, según su planteo, entre noviembre de 2014 y noviembre de 2015.
Por el mismo delito pidió idéntica condena contra Ema Chamorro, a quien consideró su principal cómplice, aunque para definir el monto de la sanción agregó la pena relacionada a otra causa que Ema arrastraba desde 2012, cuando se le encontraron estupefacientes en una vivienda de Pasco 60 bis, en barrio La Siberia. Los pedidos incluyen multas de 30 mil pesos para cada uno.
Estos pedidos de condena son los primeros en una causa por narcotráfico en Rosario contra miembros de la banda de Los Monos. Por los mismos delitos el fiscal pidió doce años de prisión y multas de 20 mil pesos para Vanesa Barrios y Jésica Lloan, parejas de Guille Cantero y Ema Chamorro respectivamente. Ellas eran quienes, según detalló Reynares, recibían instrucciones de sus esposos en las visitas a la unidad penitenciaria de Piñero.
Las dos parejas, dijo el fiscal, eran responsables jerárquicas de esta red que incluyó a 32 personas como imputadas en el juicio. "Todas las órdenes eran coordinadas por ellos previamente y en forma telefónica, teniendo los cuatro mencionados, absoluto control del funcionamiento de la organización", dijo.
Mujeres fuertes
El acusador también solicitó una condena de nueve años de prisión y 17 mil pesos de multa para Patricia Celestina Contreras, la madre de Guille Cantero, a quien atribuyó un rol relevante en la toma de decisiones y en la comercialización de drogas que era actividad de la red. Conocida por la fortaleza de su figura en la familia, "La Cele", de 51 años, fue juzgada aquí también por el hallazgo de un paquete con marihuana en su casa en mayo de 2013, a cinco días del asesinato de su hijo Claudio "Pájaro" Cantero.
Como cumple una pena anterior a tres años de prisión efectiva por un juicio abreviado Reynares Solari pidió que se unifiquen todas las penas en un total de diez años.
Otra de las mujeres fuertes en la estructura de "Los Patrones" es Gladys Obdulia Barrios, tía de la esposa de Guille. El fiscal le atribuyó "ocupar un rol importante en la organización proveyendo estupefacientes, contactando proveedores, organizando la logística de los puestos de venta y retirando dinero para la organización". Pidió para ella diez años y una multa de 18 mil pesos.
Un escalón importante en esta causa lo ocupan los cinco señalados como abastecedores de cocaína o marihuana para la banda que recibieron distintos pedidos de pena. El fiscal requirió 11 años y 6 meses y una multa de 19.500 pesos para Diego Fabián Cuello, dueño de la llamada "narcochacra" de Alvear, a quien se le encontraron casi cinco kilos de cocaína pura en su casa de Dorrego al 100, en este caso asociado a los líderes de Los Monos.
También solicitaron nueve años y seis meses y 17.500 pesos de multa para Horacio Castagno, acusado de ser cocinero en un laboratorio de fabricación de cocaína que funcionaba en un departamento de Corrientes al 1900. En su vivienda había precursores químicos para estirar la pasta base, como alcohol, lidocaína y acetona. Para Alejandro Flores, también considerado abastecedor, el fiscal pidió nueve años de prisión y 17 mil pesos de multa.
El Patrón
Por los delitos de transporte de estupefacientes el fiscal requirió 14 años de cárcel y 22 mil pesos de multa para Elías Sánchez, el apodado "Patrón", quien trasladaba 362 kilos de marihuana desde Corrientes que fueron interceptados en un camión que conducía en Santa Sylvina, Chaco.
Por este mismo hecho pidió 10 años de prisión para Luis Pedro Peñalba, un vecino de Ibarlucea al que se le atribuye la logística para el traslado de este cargamento de marihuana localizado en una ruta chaqueña. Peñalba tenía el contacto de Sánchez y respondía directamente a Ema Chamorro.
El último de los considerados fabricantes de cocaína fue Daniel Adrián Monserrat a quien el fiscal le pidió 8 años de prisión. En tanto, solicitó penas de entre diez años de cárcel y dos años de ejecución condicional y multas diversas para el resto de los imputados.
Nueve horas
El alegato de Reynares Solari abarcó toda la jornada ayer. En la mayor parte de las nueve horas que le llevó sintetizar las actividades y los roles del grupo, puso de relieve el control territorial que ejercía la banda a partir de la capacidad de generar violencia.
El grupo usaba la influencia, dijo, "del halo protector que daba la pertenencia a Los Monos". La extensión en una vasta zona geográfica de la zona sudeste rosarina se verifica en la cantidad de puestos de drogas constatados que funcionaban para la organización. "Surgía de las intervenciones telefónicas que reconocían a los búnkeres con números, lo que da la pauta de la magnitud de la organización", dijo.
El aspecto comercial de la actividad es lo distintivo. Se nota que el grupo renovaba de manera constante su flota de teléfonos. "No hubo un solo imputado que no haya cambiado su teléfono durante la investigación". La pesquisa, sostuvo Reynares, no tuvo como objetivo determinar en poder de quién estaba la droga, sino quiénes eran sus dueños.
La causa se inició con el seguimiento de parte de la Policía Federal de un pequeño quiosco en Laprida y Chávez. Hubo seguimientos que establecieron que la mercadería la recibían de un acopiador en Platón al 1400 de barrio las Flores. Pero desde allí mediantes escuchas a los teléfonos de estos acopiadores se pudo avanzar hasta los organizadores principales de la red. Estos estaban en la cárcel de Piñero.
Desde hoy se espera el inicio de la exposición de las defensas. La sentencia se conocería los primeros días de diciembre.