Un hombre de 44 años que se encontraba en el interior de su auto en la puerta de su casa del barrio Santa Lucía encontró la muerte de una manera despiadada: fue sorprendido por dos sujetos armados que le descargaron ocho balazos de un arma de guerra de calibre importante. Los impactos atravesaron el vehículo y dos de ellos le dieron en el tórax a la víctima.
Si bien en un principio trascendió que el incidente se había desencadenado como consecuencia un intento de robo, esa hipótesis fue luego relativizada por la investigación que encabeza el fiscal de Homicidios Miguel Moreno.
Noche de sábado. El crimen se concretó el sábado a las 21.35. El blanco del ataque es un hombre que había sido atacado a balazos hace algo más de un año en un caso en el que los autores fueron identificados y condenados a prisión en un juicio abreviado. Se llamaba Julio César Pereyra y vivía con su mujer y sus hijos en el pasaje 1756 al 2200, en cercanías de Circunvalación y 27 de Febrero.
De acuerdo al relato de su esposa, que al escuchar las detonaciones salió a la calle a ver que pasaba y lo encontró agonizante, su marido fue sorprendido por dos individuos que quisieron robarle. Y que ante la resistencia que opuso le efectuaron los disparos. Los agresores, no obstante, huyeron del lugar sin robar nada a la víctima.
Los proyectiles fueron disparados desde corta distancia contra el Renault 18 en el que se encontraba Pereyra. Dos de los balazos le impactaron en el pecho: uno en axila posterior y otro en el flanco izquierdo del tórax. Minutos después Pereyra fue llevado al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, donde según fuentes policiales falleció pocos minutos después.
Conflictividad. La idea de que el crimen sobrevino como consecuencia de un intento de robo fallido resultaba poco verosímil para los investigadores del caso en relación a los antecedentes de conflictividad que presentaba el hombre asesinado.
Es que según fuentes de la pesquisa, Pereyra tenía denuncias en su contra por abuso de armas de fuego. Era un hombre que tenía trato frecuente con un abogado particular de Rosario. Y que, a su vez, mantenía una relación de enemistad con personas de la zona, entre ellas dos que lo atacaron en marzo del año pasado.
Este incidente de hace 15 meses fue en el barrio donde Pereyra resultó asesinado. En esa ocasión dos hombres lo atacaron, uno de ellos armado con una escopeta con la que le efectuó una perdigonada que lo hirió.
Pereyra se recuperó y logró identificar a los autores, que fueron detenidos. Eran dos individuos residentes en el mismo barrio: Felipe Giménez y un hombre de apellido Giupponi al que apodan “Rulo”.
Poco después los defensores de ambos acusados llegaron a un acuerdo con la fiscalía de Homicidios Dolosos. Así, el primero fue condenado en juicio abreviado a cinco años y cuatro meses de prisión. Y si bien Giupponi no resultó condenado por ese hecho sí terminó implicado en otro que también había tenido como víctima a Pereyra, lo cual le costó una sentencia de tres años de prisión efectiva.
Zona caliente. El homicidio de Pereyra ocurrió en la misma cuadra donde el 10 de enero pasado mataron de un balazo a Mario Brest, un adolescente de 15 años, durante un tiroteo entre bandas. En ese incidente también fue herido un tío del chico de 20, llamado Brian Torres, quien murió al día siguiente.
Como consecuencia de ese hecho, al día siguiente hubo otro enfrentamiento en el que murió Lucas Maturano, de 23 años, quien era amigo de las víctimas de los hechos anteriores.