Un joven de 18 años detenido minutos después del asesinato de Uriel Alejandro Cantero, baleado el sábado a la noche en el barrio Santa Lucía, fue imputado como autor del crimen y quedó en prisión preventiva por el plazo de 30 días. Según la acusación, el arma de fuego que llevaba en una bolsa al ser detenido fue utilizada para disparar contra la víctima frente a su casa, donde una amiga había pasado a buscar para salir a fumar y al parecer lo habría entregado al tirador.
Cerca de las 22 del sábado llegaron al Pasaje 1786 al 2100 agentes del Comando Radioeléctrico que encontraron a Alejandro, de 21 años, con heridas de bala. Minutos después los médicos del Sies lo diagnosticaron como muerto a raíz de las múltiples heridas de arma de fuego que había sufrido. Los policías de otro móvil comenzaron a recorrer la zona y un vecino les advirtió que un hombre armado que intentaba escaparse por el garaje de su casa para subir a los techos y ganar la calle.
Dispusieron un cerrojo en la zona y así fue apresado Elías Nahuel R.M., de 18 años. De acuerdo con la imputación realizada este martes a la tarde en el Centro de Justicia Penal, los policías advirtieron que se llevaba los brazos a la zona del abdomen y le dieron la voz de alto. Al detenerlo le incautaron una pistola calibre 9 milímetros descargada. El arma estaba en una bolsa que además tenía en su interior envoltorios con cocaína.
El fiscal Ademar Bianchini ordenó que quedara detenido y en la audiencia lo imputó como autor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego además de la tenencia ilegal de un arma de fuego. El juez Nicolás Foppiani dispuso la prisión preventiva de R.M. por un plazo de 30 días. Un día antes, la tarde del lunes, había sido imputada por el caso Daiana Ayelén D., de 22 años, quien quedó en prisión preventiva por dos semanas mientras se practican medidas investigativas para aclarar su situación procesal.
Uriel fue asesinado sobre las 22 del sábado en la puerta de su casa de Pasaje 1786 al 2100. Según familiares y vecinos consultados por este diario el chico “no se metía con nadie” y no le conocían problemas. Un par de horas antes había sido contactado por una amiga suya conocida como “Dai”, quien le propuso encontrarse a la noche para ir a fumar marihuana. Los mensajes de WhatsApp de Dai comenzaron sobre las 20 y quedaron en que ella lo iría a a buscar a su casa para luego decidir cómo seguirían la noche.
La chica llegó sobre las 21 y según testigos charlaron un rato en la puerta hasta que el joven entró, al parecer para buscar algo para fumar, mientras ella lo esperaría en la puerta. Pero cuando Uriel salió de la casa su amiga ya no estaba. En el lugar apareció un Volkswagen Surán negro del que bajó una persona y le disparó sin mediar palabra. “Fueron como diez tiros”, calculó un vecino. Uriel se agarró de las rejas de la puerta de su casa mientras el atacante escapaba en el auto.
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De acuerdo con la imputación, fue R.M. quien “utilizando el arma de fuego” secuestrada al momento de su detención efectuó disparos en dirección a la víctima “con el propósito de ocasionarle la muerte, la cual se produjo en forma inmediata”. Minutos más tarde, alrededor de las 22.20, fue detenido cuando intentaba retirarse por el garaje de la casa del pasaje 1746 al 2100. En un cacheo le secuestraron el arma, dos celulares en los bolsillos de la campera y “un total de 134 envoltorios conteniendo una sustancia compatible con cocaína”.
Los allegados al joven asesinado aclararon que no tienen “nada que ver con los Cantero”, en alusión a la familia de la zona sur fundadora de Los Monos. Alejandro hacía changas y según dijo su hermana a este diario “no se metía con nadie” y “su único vicio era fumar faso”. “Hace ocho años murió mi mamá y nos arreglamos como podemos”, relató, mientras que los vecinos de la cuadra describieron al chico fallecido como “un pibe muy bueno, trabajador, no se metía con nadie”.
Sobre Daiana, la amiga que esa noche lo convocó a salir, sus conocidos contaron que la chica y su marido vendían celulares robados. Dijeron que en dos ocasiones le había vendido a Alejandro aparatos a bajo costo que un día después de adquirirlos se los robaron a cien metros de su casa.