Una persecución policial ocurrida el miércoles pasado, lo que en principio pareció un hecho aislado, condujo a dos nuevas imputaciones en relación al encubrimiento del asesinato de Sebastián “Oso” Cejas, baleado en las primeras horas del 22 de septiembre de 2020 cuando le robaron su auto frente al Hospital Español. La caída de Aquiles A., de 20 años, se dio después de que policías del Comando Radioeléctrico vieran pasar un Honda Fit negro que había sido robado minutos antes e iniciaran la persecución. Se trataba de uno de los sospechosos de haber escondido el auto de Cejas después del crimen ante órdenes que partieron de la cárcel de Piñero. Fue imputado en una audiencia que dio cuenta de cómo se redujo el auto robado a la víctima y expuso a ese negocio ilegal como móvil del crimen.
Tras esta novedad el viernes pasado la fiscal Gisela Paolicelli, de la Unidad de Homicidios Dolosos, imputó por encubrimiento agravado relacionado al homicidio de Cejas a este joven y a Juan C., de 36 años, que ya estaba detenido en Piñero por otro hecho. En la audiencia se ventilaron los mensajes que este hombre envió al dueño del predio donde se ocultó el auto, quien ya había sido detenido e imputado por encubrimiento y este viernes le sumaron una nueva imputación por tener un celular a sabiendas de su procedencia ilícita. Ya son seis los detenidos en torno al crimen de Cejas: tres por el asesinato con fin de robo y tres por encubrimiento.
Cejas, un cocinero de 38 años, fue baleado cuando esperaba a su padre que estaba realizando un tratamiento de diálisis en el Hospital Español, cuatro personas lo abordaron y le dispararon en el pecho para robarle el auto. Los atacantes escaparon por calle Gaboto y al llegar a Corrientes doblaron en contramano y encararon para el sur. Los datos brindados por una empresa de servicios de geolocalización establecieron el recorrido del auto. Primero fue guardado a unos tres kilómetros hacia el sur del lugar del robo, en un aguantadero de Margis al 5000, una calle paralela a las vías del tren. Según trascendió en la audiencia ese lugar sería un punto de resguardo de personas de barrio La Lata, y ahí quedó el auto por más de 24 horas después de que le quitaran las patentes.
En esas horas fue que, según la acusación, los dos nuevos imputados en la causa organizaron la llegada del auto robado al galpón en el que finalmente fue hallado dos días después del crimen. Desde la Unidad Nº 11 de Piñero el recluso Juan C., que compartía el pabellón 13 con presos de la talla de René Ungaro y con el padre y un hermano de Aquiles A., ordenó el descarte del auto mediante mensajes por WhatsApp. “Escuchame amigo ahí a lo mejor rescaten un tutu.. lo ponemos ahí, yo te tiro ahora dos o tres lucas, le levantamos la pared del fondo así ya lo dejamos guardadito ahí, qué te parece”, le dijo Juan C., con el alias Rata Negra, a Claudio B. el dueño de un galpón en Ituzaingó al 7300.
La conversación entre estas dos personas fue un ida y vuelta en el que se pactó cómo se organizaría el galpón para hacerle espacio al auto y de qué manera lo cubrirían para dejarlo a resguardo de la vista de los vecinos. “Es un auto chiquito, es un Onix, mañana a la mañana yo te hago llevar la funda”, dijo Juan C. En tanto Claudio B. insistió en varias oportunidades en que una vez realizada la operación no le enviaran más vehículos: “Después vamos a cortar por un tiempo de traer cosas, porque mi mujer empieza a romperme los huevos y estoy re embagayado”. A lo largo de la charla se dejó entrever que en el mismo galpón había otros vehículos, motos y una camioneta, enviadas por Juan C. para ser ocultados ahí. También había dinero, de donde Claudio B. se cobró los 2.500 pesos que finalmente arreglaron por permitir que guardaran ahí el auto robado al Oso Cejas.
El 24 de septiembre pasado, dos días después del asesinato de Cejas, la policía allanó el galpón de Ituzaingó al 7300. De ahí salió Claudio B., quien ante las consultas admitió que dentro de su galpón había un Chevrolet Onix color blanco. Estaba en el fondo, cubierto por unas chapas y un nylon negro. El hombre dijo que un muchacho que no conocía lo había dejado ahí de parte de Juan C., un contacto en la cárcel de Piñero que ya le había enviado otros vehículos para que él guardara a cambio de dinero.
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Una vez que avanzó con la requisa la policía encontró otros elementos: un revólver calibre 38, tres cargadores del mismo calibre, uno de 9 milímetros, seis de calibre 12, una carabina calibre 22, una mira telescópica, una escopeta calibre 12, un poco más de seis mil pesos, celulares, dos autos y dos motos con pedidos de secuestro así como sus cédulas de identificación y patentes que habían sido intercambiadas.
Con esas conversaciones reveladas, para la fiscal “quedó plasmado el pedido de Rata Negra para que B. guarde el vehículo Onix sustraído a Cejas, no solo hace mención de la marca del vehículo sino que refiere a los vidrios rotos y la funda que tenía al momento de ser encontrado”.
Por concretar robo del auto y el crimen del Oso Cejas hay tres detenidos e imputados. Dos de ellos, Leonardo C. y Gabriel O., fueron detenidos el 11 de octubre en un procedimiento policial por una denuncia de un auto robado. La policía los identificó tras un operativo en Margis al 5000, el mismo lugar donde el auto de Cejas estuvo durante más de 24 horas. La fiscal Paolicelli los imputó por los delitos de homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego.
El otro imputado es un menor de edad detenido el 22 de noviembre después de una persecución a un auto robado y que había participado de una balacera a un gimnasio. El chico, de 16 años, fue imputado como coautor en un juzgado de Menores. Según fuentes del caso, las pericias sobre su celular arrojaron que había estado en el lugar en el que estuvo guardado el auto de Cejas y que además se confirmó el vínculo del chico con los otros dos imputados por homicidio en ocasión de robo.