Dos arcos dibujando una canchita, el nombre de Brandon en letras de molde sobre el pasto y una foto del chico de 16 años que jugaba al fútbol en la liga casildense y soñaba con fichar para Newell's. Esa instalación frente al Centro de Justicia Penal acompañó el arranque del juicio oral contra Emiliano Gómez, un policía de 29 años acusado de matar al adolescente en una fiesta callejera del 1º de enero de 2016 en zona sur.
La Fiscalía pidió 24 años de cárcel para el uniformado y la querella reclamó prisión perpetua al considerar que el delito se agrava por su condición de miembro de una fuerza de seguridad. La defensa admitió que el efectivo hizo disparos al aire entre la multitud pero dijo que lo hizo al defender a otro camarada, el principal testigo del caso, a quien señaló como el "verdadero autor" del crimen antes de pedir la absolución de Gómez.
Con esas alternativas arrancó el juicio por el crimen de Brandon Cardozo, un chico que el Año Nuevo de 2016 fue con un grupo de amigos a un fiesta callejera en Centenario y Entre Ríos, en barrio Las Delicias. Allí se habían reunido unas 500 personas y cerca de las 5.30 se originó una confrontación, retumbaron disparos y un proyectil le ingresó por el mentón y salió por la nuca a Brandon mientras se alejaba corriendo. Un amigo que lo vio desvanecerse, un primo que lo acompañó hasta el hospital y el policía que denunció al acusado declararon en la primera jornada.
Familiares y amigos de Brandon y miembros de la Mutilsectorial Contra la Violencia Institucional se concentraron desde temprano frente al edificio de Sarmiento y Virasoro. Llevaban remeras rojas y negras, como los colores del club del que era hincha. El chico iba a la secundaria y jugaba en el Club Atlético Sanford. El fútbol era su pasión y planeaba viajar con su equipo a la costa atlántica.
Era el único hijo de una pareja de padres separados y pasaba un tiempo en cada casa. "Con toda la fe esperamos la mayor condena, creyendo en la Justicia", dijo su padre, Rubén, en un receso del juicio oral que se desarrolla ante los jueces Hebe Marcogliese, Alejandro Negroni y Juan Carlos Curto.
La pena más alta fue solicitada por el querellante Salvador Vera, quien relató que Brandon y sus amigos estaban en la esquina noroeste cuando se originó el enfrentamiento y comenzaron a volar botellazos. Con su amigo y su primo corrieron unos metros por Centenario hacia Corrientes y a la altura del 1324 recibió un disparo en el mentón que le ocasionó la pérdida de dos dientes y lo hizo caer. Lo llevaron en un patrullero al Hospital Roque Sáenz Peña pero murió en el camino.
Al día siguiente, recordó Vera, el agente de la Brigada Motorizada Lucas B. comunicó a sus superiores que había sido testigo de ese incidente y denunció a Gómez, quien fue detenido el 4 de enero de ese año. Al policía de 29 años le secuestraron su arma reglamentaria con un cargador con siete municiones intactas, "cinco de ellas con punta azul", al igual que cinco vainas 9 milímetros incautadas en la escena.
Vera pidió prisión perpetua al considerar que se trató de un homicidio calificado por la condición policial de Gómez. "Actuó en claro abuso funcional y se valió de las facilidades de su condición", dijo.
La fiscal de Homicidios Marisol Fabbro pidió una pena de 24 años de prisión para Gómez como autor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego, sin incluir la función policial porque esa noche estaba franco de servicio.
Actitud disuasoria
El último en alegar fue el defensor Paul Krupnik. Planteó que no se pudo acreditar que el plomo letal partiera del arma de Gómez, quien se abstuvo de declarar. "Están viendo a un hombre inocente. Está sentado acá porque fue víctima de una conspiración orquestada por un altísimo funcionario policial que hoy ocupa un encumbrado cargo dentro del Ministerio de Seguridad. Se encubrió al verdadero autor de este homicidio y se responsabilizó a Gómez", advirtió sin dar nombres.
El abogado reconoció que su cliente disparó pero dijo que lo hizo "en una actitud disuasoria, ante una multitud en estado de agresividad que avanzaba hacia el verdadero autor de esta muerte. Tiró hacia arriba. Debería haber sido perseguido por un abuso de armas, pero bajo ningún punto de vista por un homicidio calificado", sostuvo al pedir la absolución.
"El verdadero autor será testigo de las partes acusadoras", siguió Krupnik. Si bien no lo mencionó con nombre y apellido, aludió al policía Lucas B., quien brindó una extensa declaración minutos más tarde. El defensor dijo que ese efectivo tiró a la multitud "con un revólver que muchos de los viejos policías conocen como «mula» y suelen plantar cuando hay algo que ocultar". Y que "tuvo la viveza de incriminar a Gómez con todo un aparato policial detrás".
Tras la declaración de un policía del gabinete criminalístico que explicó fotos de la escena declararon los muchachos que acompañaban al chico. "Una botella llega adonde estábamos nosotros. Lo pongo a Brandon delante mío. Corremos y veo que está como mareado, se agarra la boca. Lo ayudo a correr y a mitad de cuadra él se me cae", dijo Víctor, su primo.
Testigo armado
Finalmente hizo su ingreso Lucas B., ataviado con indumentaria policial y un chaleco negro del sobresalían un handy y un arma cromada. "Si el señor es el testigo le voy a pedir que no use el armamento dentro de la sala", lo frenó la jueza Marcogliese antes de que tomara asiento. Entonces B., un joven policía con cinco años en la fuerza, dejó su chaleco en manos de los custodios y luego pasó a responder preguntas. Negó todo parentesco con un reconocido jefe policial y contó que a Gómez lo conocía de vista porque egresaron juntos del Instituto de Seguridad Pública. Los dos trabajaban en la Brigada Motorizada: él en el turno mañana y el acusado por la tarde.
El principal testigo relató que esa noche recibió el año nuevo en su casa con su familia y la de su novia de entonces. Luego fueron a la fiesta en su auto con ella, su cuñado, una amiga y otros dos jóvenes. Se quedaron escuchando música cerca del auto hasta se armó una gresca en la bocacalle, a unos 30 metros.
"La gente empezó a correr porque se tiraban botellas, piedrazos. Quise salir marcha atrás y no pude porque había motos, heladeritas y un container. Se escuchan tiros y mi novia dice «tiene un arma, los va a matar a todos». Giro y lo veo a Emiliano parado sobre el cordón izquierdo con el arma en la mano", contó. El policía dijo que entonces bajó del auto y se dirigió a Gómez con un vocablo de la jerga policial que deriva de la inicial de su apellido. "Ey, Gabia", lo llamó. Este, según dijo, le contestó en la misma jerga: "Pará, Bote".
Siguiendo con el argot policial luego le gritó "QAP" para que se detuviera y depusiera la actitud pero "él continuó disparando hacia Entre Ríos". B. aseguró que siguió a pie a Gómez, quien antes de llegar a la esquina le dijo: "Andate porque le pegué a uno y están llamando a la ambulancia".
El policía sostuvo que al alejarse del lugar advirtió de los disturbios a policías de la comisaría 15ª que encontró en el camino. Entró a trabajar a las 7 de la mañana y le comunicó lo sucedido a su jefe, quien tras consultar al jefe de Unidad lo instó a que presentara la denuncia que formalizó en la División Judiciales.
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El policía testigo admitió que meses antes del hecho le abrieron un sumario administrativo al viralizarse una foto suya con gran cantidad de entradas para la final de la Copa Argentina entre Central y Boca. Pero dijo que no fue sancionado porque no se constató delito.
También indicó que estuvo ocho meses con custodia policial en 2015 porque fue uno de los policías que en mayo de ese año detuvo a Ariel Máximo "Viejo" Cantero, condenado por integrar la banda de Los Monos, cuando iba en un carro de cirujeo por el barrio Moderno.