Constitución y Lamadrid. Un lugar de barrio Plata en el que, en los últimos tres años, las balaceras son una constante y la muerte una posibilidad. En los últimos 6 meses al menos dos personas fueron muertas acribilladas a balazos y varias heridas de gravedad. Entre estos últimos está Oscar César “Manco” García, sindicado como peso pesado de la zona y condenado en proceso abreviado por integrar una asociación ilícita, quien lucha en rehabilitación para no quedar atado a una silla de ruedas luego de recibir cuatro balazos por la espalda en la puerta de su distribuidora en un ataque digno de una película. El último capítulo se escribió viernes por la noche, alrededor de las 21.30, cuando un móvil policial, dispuesto como custodia fija de los bienes del Manco, fue atacado con un balazo. Un proyectil perforó el parabrisas y las esquirlas hirieron levemente en el rostro a una suboficial.
¿Se suma el hecho a una cadena de ataques de violencia institucional? En principio esa fue una de las hipótesis de los investigadores. Pero con el correr de las horas distintos testimonios hacen inferir que fue un nuevo ataque hacia la familia del Manco. El blanco esta vez fue uno de sus hijos, apodado Chulo, quien fue corrido a balazos y al intentar guarecerse detrás del patrullero, el móvil recibió un impacto de bala.
El Manco García, también conocido como “Gitano”, es un personaje reconocido en barrio Plata. A sus 47 años fue sindicado por fuentes policiales como jefe de una asociación ilícita dedicada a la usurpación de viviendas en la zona sur de Rosario con métodos de extrema violencia y balaceras. Por esa causa fue detenido e imputado en enero del año pasado, en mayo acordó en un proceso abreviado una condena a 3 años de prisión condicional por los delitos de asociación ilícita, estafa, usurpación y lesiones calificadas y salió en libertad. Cuñado de Jorge Laferrara, hampón que supo estar ligado a Ariel “Viejo” Cantero en las décadas del 90 y principios de siglo que luego se distanció del antiguo jefe de Los Monos; y tío de Mauricio Jesús “Mauri” Laferrara, uno de los sicarios preferidos de Esteban Lindor Alvarado, superpesado del hampa local.
Al Manco se lo ligó al momento de ser detenido con mano de obra, en cuanto a violencia callejera, de colombianos y dominicanos.
Cambio rotundo
El sábado 7 de septiembre pasado, la vida del Manco dio un giro inesperado. Al rededor de las 8.30, cuando abría su distribuidora de bebidas y alimentos en Constitución y Lamadrid, una camioneta Fiat Toro blanca robada días se estacionó frente al negocio. Los cinco ocupantes de la camioneta bajaron y desplegaron un sincronizado plan de ataque que con más de 20 detonaciones. Cristian Beliz recibió la peor parte de la descarga de plomo y murió en el lugar. Cuatro balazos hirieron en la espalda a Manco García. También fueron baleados Ariel A., en el hombro derecho y Nicolás V., en la mano izquierda.
Todo el ataque quedó filmado por cámaras de videovigilancia que el Manco colocó en la cuadra de su casa y la distribuidora. Para los investigadores detrás del atentado estaba Alvarado con el fin de quitarle el negocio de reparto de bebidas y el camión “para quedarse con el recorrido”. Del ataque participaron Mauri Laferrara, su primo el policía Cristian Nahuel Bini, Franco Ezequiel “Tato” A., Gastón Emanuel “Gastonchi” T. y Matías Horacio “El negro” A., todos imputados por el ataque. Luego de este atentado, un móvil fue dispuesto en el cruce de calles de Lamadrid y Constitución, cobre el paredón del club Fábrica de Armas, para custodiar la zona como custodia fija.
Una semana después del artero ataque contra el Manco y su gente, sobre Lamadrid 3700, a la vuelta de la distribuidora, un Citroën C3 gris fue atacado con al menos cuatro balazos. Sucedió a 50 metros del puesto fijo de custodia policial. Tres tiros dieron en la ventanilla del lado del conductor y el restante en la puerta. Omar Mauricio Zalazar, de 35 años, fue alcanzado por un proyectil que le perforó un pulmón. Tras el brutal ataque el Citroën C3 gris de la víctima impactó contra un árbol, ubicado a metros del móvil policial, con el hombre quedó inerte en el interior del vehículo.
Suboficial herida
El viernes el cruce de calles fue noticia otra vez. La noticia sobre que un móvil había sido atacado a balazos y que una suboficial había resultado herida, sacudió el espíritu del viernes por la noche. Lo primero en lo que se pensó fue en otro ataque en la saga de una veintena de atentados de alto impacto institucional que comenzó el 29 de mayo de 2018 y cuyos últimos cimbronazos se sintieron en el Centro de Justicia Penal (3 de enero último) y la oficina de la Delegación Rosario del Servicio Penitenciario de Santa Fe dependiente del Ministerio de Gobierno y Justicia ubicada en avenida Pellegrini y Alsina (10 de enero pasado). Pero no. Al menos no como la principal de la hipótesis.
En las inmediaciones de la distribuidora ayer el horno no estaba para bollos y allegados al Manco García enviaron a un emisario a comunicar que no era grato que periodistas estuvieran merodeando la zona. El patrullero de custodia fija ya había sido repuesto y estaba donde debía: contra el paredón de Fábrica de Armas. Según se pudo establecer, del diálogo con fuentes ligadas a la pesquisa en manos de fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada, el ataque al móvil fue un colateral de un ataque a balazos que tuvo como objetivo al apodado “Chulo”, hijo de 18 años del Manco García.
Chulo fue atacado alrededor de las 21.30, con múltiples balazos, cuando llegaba a su vivienda y corrió esquivando plomos.
Se refugió detrás del auto y allí se dio el impacto en el parabrisas. Uno de cinco balazos que impactaron en el entorno del movil. Las esquirlas de vidrios lesionaron a la suboficial. Según pudo saberse hasta el divorcio familiar Chulo era “carne y uña” con Mauri Laferrara.
¿Qué hay detrás de este ataque? Vecinos hastiados de vivir en una zona de guerra confiaron que detrás del ataque a Chulo, por el que no mostraron gran empatía, está el apodado Tosca. “Hace tres o cuatro meses que está incontenible. Desde que el Manco salió de la cárcel, Tosca le balea la casa o el depósito. Y después de que casi lo matan, se puso más bravo. Tira y recibe porque en diciembre pasado le ametrallaron la casa. Los últimos tres días hubo balazos todos los días”, contó un vecino. Ayer efectivos de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) allanó su domicilio en inmediaciones de Aurora al 3900. No estaba.