Por Lucía Demarchi
El testimonio de la víctima del robo y las manchas de sangre que el sospechoso tenía en sus ropas, que serán cotejadas con el ADN del chico asesinado, son los principales elementos sobre los que se sostiene la imputación. El joven de 18 años quedará en prisión preventiva por el término de 90 días, hasta tanto la investigación avance.
Nervios
La audiencia imputativa se celebró ayer en el primer piso del Centro de Justicia Penal (CJP). Lucas Damián A., que estuvo representado por el defensor público Francisco Broglia, ingresó esposado a la sala y allí permaneció en silencio. Rompió en llanto varias veces y Broglia aclaró que el muchacho no iba a hablar puesto que se encontraba muy movilizado y nervioso.
Según indicó la defensa, el imputado cumplió 18 años en diciembre pasado y está por ser papá, ya que su novia cursa un embarazo avanzado. Ambos viven en Villa Gobernador Gálvez, donde ocurrió el crimen que le achacaron.
El sospechoso fue detenido el sábado a primera hora de la mañana, después de que una persona identificada como Oscar O. interceptara el paso de un patrullero que circulaba por inmediaciones de San Lorenzo y el pasaje 7. El hombre les dijo a los uniformados que dos chicos acababan de robarle una campera y lo habían golpeado.
Oscar O. subió al patrullero porque además requería atención médica. Mientras era trasladado hacia el Hospital Anselmo Gamen señaló por la ventanilla a dos chicos que iban caminando por la calle.
Apenas notaron la presencia policial, los adolescentes salieron corriendo. Pero apenas pudieron hacer una cuadra cuando fueron detenidos y trasladados a la subcomisaría 26ª. Eran Lucas Damián A. y un adolescente de 15 años que lo acompañaba.
Ni bien ingresaron a la seccional, el adolescente se quebró: dijo que Lucas acababa de matar a otro chico a golpes y puntazos.
Lo que presuntamente ocurrió durante la madrugada del sábado fue expuesto ayer por la fiscal Georgina Pairola, quien imputó a Lucas Damián A. por los delitos de "homicidio simple" y "robo calificado por la participación de un menor de edad".
Investigación
Según reconstruyó la fiscal esa madrugada, cerca de las 3, Lucas había estado reunido en una esquina con unos amigos. "El boqueó y lo golpearon", dijo en la comisaría el adolescente de 15 años, que esa noche acompañaba al sospechoso y ayer iba a ratificar su testimonio ante la Justicia de Menores.
Después de esa situación, según ese relato, en inmediaciones de La Plata al 2300 el acusado se cruzó con uno de los chicos que estaban en el grupo, Lucas Vallejos, a quien en el barrio conocían por el apodo de "Enano".
"Lucas estaba re loco", dijo a la policía el chico que acompañaba al imputado al describir cómo golpeó a la víctima con los puños y después le asestó seis puntazos con un destornillador.
De acuerdo con la pesquisa, cuando Vallejos ya estaba sin vida, el homicida le sustrajo las zapatillas, los pantalones y los calzoncillos.
Después, según la acusación, Lucas A. y el adolescente siguieron caminando hasta que se cruzaron con Oscar O. y lo asaltaron. Según dijo el adolescente en la seccional, primero Lucas le pidió un cigarrillo y como el hombre no se lo dio lo atacó a golpes y le robó la campera.
Pruebas
Cuando fueron trasladados a la seccional, Lucas tenía marchada la ropa con sangre. Esas prendas fueron enviadas a laboratorio para que se les realice un análisis de ADN y así determinar si la sangre pertenece o no a la víctima fatal.
Esa pericia será determinante para el avance de la investigación, sumada al testimonio del menor de edad y de la víctima del robo.
Pero además ayer apareció un nuevo elemento: a unos metros del lugar en donde los dos chicos fueron apresados se encontraron un par de zapatillas, un pantalón y un calzoncillo que, se presume, pertenecían al adolescente asesinado. Esas prendas también serán sometidas a análisis de ADN.
Según detalló ayer Pairola, el robo, el homicidio, la detención y el hallazgo de las prendas ocurrieron en un radio de tres cuadras, lo que a su entender complica la situación de Lucas A. En ese sentido la fiscal solicitó que el acusado quede en prisión preventiva por el plazo de ley.
Por su parte el defensor había solicitado la libertad del joven por entender que los elementos de cargo no eran suficientes. Subsidiariamente pidió la prisión domiciliaria con tobillera y salidas laborales, ya que el acusado cuenta con un trabajo en blanco que no puede perder porque está a punto de ser padre.
No obstante, la jueza de primera instancia María Trinidad Chiabrera consideró que existe peligrosidad procesal por lo que accedió parcialmente al pedido de la Fiscalía y le dictó prisión preventiva al imputado, pero por el término de 90 días.