Un minimarket ubicado en Matienzo y Mendoza fue blanco de una balacera el martes por la noche, cuando dentro del local había dos empleados preparandose para el cambio de turno. No es la primera vez que ese lugar es atacado, ya que incluso fue baleado cuando pertenecía a un rubro distinto. Tampoco es una casualidad: los dueños anteriores eran familiares de un hombre condenado por narcotráfico y ahora el comercio está relacionado a Mariana Ortigala, testigo en el juicio contra el narco Esteban Alvarado y recientemente imputada por extorsiones vinculada a Los Monos.
El martes, cerca de las 22.50, uno de los empleados de "El Mini de Matienzo" llegó al local, que funciona las 24 horas, para comenzar su turno y relevar a una compañera. En eso estaban cuando fueron sorprendidos por el estallido de un disparo que atravesó una de las ventanas del lado de calle Mendoza. Lo que los testigos alcanzaron a ver fue una moto que pasó por calle Matienzo y en cuestión de segundos se perdió en la oscuridad de la noche.
Minutos después del ataque, los empleados vieron pasar un móvil del Comando Radioeléctrico y alcanzaron a hacerle señas para que frene. Los agentes hallaron en el lugar tres vainas calibre 9 milímetros y dieron aviso a la fiscalía de Flagrancia. Una versión preliminar del ataque indica que a bordo de la moto iban dos personas: un hombre que conducía y una mujer que iba de acompañante y pudo ser la que gatilló.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Sin heridos y sin más consecuencias que el daño material, dado que el balazo atravesó la vidriera e impactó en un mostrador, el ataque pudo haber quedado como uno de los tantos hechos aislados que, al menos en lo inmediato, no encuentran explicación. Sin embargo, los antecedentes recientes dejan en claro una trama compleja detrás de esta balacera: es el cuarto atentado que sufre ese local independientemente del rubro de turno.
La primera balacera
El primero de los casos, al menos entre los registrados, fue el 17 de julio de 2021. En aquel momento en el local funcionaba una sucursal de la vinería "Lo de Granado" que aquella noche de sábado estaba cerrada. Siete balazos atravesaron las vidrieras y destrozaron varias botellas de bebidas. Además, los autores del ataque dejaron un mensaje escrito en un papel: "Mónica: decile a Matías que pague por eso es ederitario (sic)".
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Los destinatarios del mensaje fueron la dueña del inmueble y su hijo, vinculado a varios pesados del delito. Se trata de Matías Herrera, condenado por narcotráfico y relacionado a balaceras a otros comercios con los que tenía lazos. Uno de esos ataques fue contra el bar Alabama, ubicado en Pichincha. Cuatro personas que iban en un BMW blanco frenaron frente al local, donde se realizaba una fiesta, y dos de ellos bajaron para disparar hacia arriba con una ametralladora. Luego gatillaron contra uno de los ingresos del local pero no hubo heridos.
A los pocos días se supo que el bar estaba a nombre de Herrera, por entonces procesado en la Justicia federal en un desprendimiento de la causa "Los Patrones", que en 2018 había tenido como acusados a varios miembros de Los Monos. En escuchas a Facundo "Macaco" Muñoz, juzgado y absuelto como uno de los ejecutores de Claudio "Pájaro" Cantero, se comenzó a perseguir la pista de otra organización dedicada a la distribución de drogas.
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La misma tenía entre sus filas a Herrera, acusado luego de recibir y guardar la droga en un complejo de canchas de fútbol ubicado en Sorrento al 1400 en el que figuraba como dueño del fondo de comercio. El juicio terminaría con una condena de 8 años y medio de prisión para Herrera. Según investigaciones judiciales, este hombre había consolidado su relación con personas vinculadas al delito por su capacidad para administrar emprendimientos con capital derivado de esos circuitos.
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En esas investigaciones Herrera fue vinculado a pesos pesados como Esteban Alvarado, Mario Segovia y René Ungaro. Con Alvarado incluso continuó manteniendo relación en sus visitas al sindicado narcotraficante cuando estaba preso en la cárcel de Campana. En tanto que con Ungaro lo ubicaron a Herrera como quien hizo de intermediario para concretar sus inversiones, entre las cuales se sospechaba al bar Alabama y el boliche Lotus de La Florida.
Más ataques y el vínculo con Ortigala
Seis meses después de la primera balacera al local, que provocó que los encargados de la vinería se mudaran, se registró un intento de ataque incendiario. Fue el 17 de enero de 2022, cuando un artefacto explosivo casero -tipo bomba molotov- fue arrojado contra el comercio que estaba siendo refaccionado.
Tiempo después de ese ataque el lugar fue ocupado por el minimarket que funciona allí actualmente. En ese marco recién el segundo semestre de este año ocurrió una nueva balacera, ya con un trasfondo ligado a su presunta nueva propietaria: Mariana Ortigala.
Esa ocasión fue el 12 de septiembre por la noche, cuando dos personas en moto pasaron por calle Matienzo y gatillaron en dirección al local. Una mecánica idéntica al ataque de este martes, a excepción de que aquella vez los gatilleros no conducían en contramano.
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La particularidad de esa balacera es que ocurrió un día después de la detención de Ortigala por una investigación sobre extorsiones al dueño de la agencia de loterías El Califa, causa por la que fue imputada y quedó en prisión preventiva. Los fiscales que la acusaron, Pablo Socca y Miguel Moreno, investigando a Ortigala encontraron un boleto de compraventa a su nombre sobre el local de Matienzo y Mendoza baleado este martes.
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Foto de archivo. Mariana Ortigala fue testigo protegida en el juicio a Esteban Alvarado.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
En esas jornadas los fiscales expusieron las sospechas de que, luego de ser testigo en el juicio contra el narco Esteban Alvarado, cercano a Ortigala en otros tiempos, la mujer se acercó a Los Monos, la banda rival. A los investigadores les llamó la atención el hallazgo en los allanamientos de documentación que ligan a Ortigala a 14 inmuebles, entre ellos el minimarket baleado, que fueron adquiridos en el último tiempo cuando comenzó a vincularse con Máximo Ariel "Guille" Cantero.
Con la sospecha de que Ortigala es testaferro de Los Monos, el fiscal Moreno solicitó la inscripción litigiosa e inhibición de todas esas propiedades mientras se investiga la probable comisión de delitos en torno a ellas. En aquellas audiencias los fiscales también denunciaron a su par Matías Edery (a cargo de la investigación a Alvarado) al cuestionar la relación que tenía con la imputada Ortigala como su informante, lo que al tiempo derivó en que Socca y Moreno fueran apartados de la causa que tiene imputada a Ortigala. Con ese marco, hasta el momento no avanzaron las investigaciones en relación a estas propiedades y el entramado económico de presunto lavado de dinero ligado al narcotráfico y otras actividades ilegales.