Un grupo de 15 personas recibió este martes condenas por la Justicia federal en el marco de una causa por comercio de drogas en distintos puntos de la ciudad y alrededores. Uno de los integrantes de la banda había sido detenido en 2018 conduciendo un Audi A3 en el que llevaba un arma y 40 mil dólares que según la investigación provenía del narcotráfico. Las condenas van de 3 años de prisión condicional a 15 años de cárcel.
"Perdió, lo prendieron, lo agarraron con el auto, tenía la plata, tenía pistola, tenía todo, hace como media hora. Provincias Unidas y República. Encima tenía la plata para hacer los pagos. Todo, lo prendieron con eso, con dólares". Ese mensaje, extraído de una conversación en el marco de la investigación, se reprodujo en el juicio que concluyó hoy con la condena a un grupo dedicado a la venta de drogas en distintas zonas de Rosario. Quien hablaba era Maximiliano Reynoso, que fue condenado a 10 años y medio de prisión como "organizador de tráfico de estupefacientes", y su interlocutor está prófugo. La persona detenida a la que hacían referencia es Leandro Burgos, que recibió la pena de 15 años de cárcel por ser "financista de tráfico de estupefacientes".
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Esa conversación se dio el 16 de julio de 2018, después de que Burgos fuera detenido al ser advertido por la policía conduciendo un Audi A3 a alta velocidad y en zigzag por la zona de Provincias Unidas y La República. Al hacer la requisa los policías detectaron que el acompañante del vehículo llevaba una pistola calibre 9 milímetros con numeración limada y un cargador con 17 proyectiles bajo el asiento. Mientras que Burgos tenía en su poder 40 mil dólares, que alegó que eran para una operación inmobiliaria.
Por ese episodio ambos fueron imputados en la Justicia provincial por los delitos de coautores de portación ilegal de arma de fuego de guerra y encubrimiento por receptación dolosa. Pero a su vez esa detención formó parte de una causa federal que para entonces ya estaba en curso y a partir de la cual se realizaron varios allanamientos en los que además se detuvo al resto de personas que fueron condenadas este martes.
El fiscal de la causa, Federico Reynares Solari, identificó a la banda como "una organización que manejaba mucho dinero" proveniente del comercio de drogas. Además de los 40 mil dólares secuestrados a Burgos, en 11 allanamientos en distintos domicilios de Rosario y alrededores la policía decomisó 8 kilos de marihuana, 7 de cocaína, 2.235 dosis de LSD, balanzas de precisión, elementos de fraccionamiento y otros materiales utilizados para la distribución de drogas.
En ese marco fue que Reynares Solari acusó a Burgos como financista de tráfico de estupefacientes. Entre las pruebas el fiscal expuso que en una ocasión el acusado, con el objeto de comprar drogas en cantidad, puso como "garantía" un auto BMW X6, valuado actualmente en más de 150 mil dólares.
El juicio oral terminó este martes con las sentencias del tribunal oral federal compuesto por los jueces Osvaldo Facciano, Eugenio Martínez y Otmar Paulucci. Además de la pena de 15 años para Burgos y la de 10 años y medio para Reynoso como organizador de la banda, fueron condenados José Martín Almaraz (10 años), Daniel Alarcón (10), David Cocuzza (8 años y medio), Ramona Figueroa (7 años), Griselda Torres (6 años y medio) y Giuliana Olivetto (6 años). En tanto, como partícipes secundarios del delito de comercio organizado de drogas fueron condenados a 3 años de prisión condicional Raúl Torres Lencina, Silvia Benítez, Enrique Rond, Mónica Córdoba, Ángela Candia, Carlos Olmedo y Carina Romani.
El origen
Cuando Burgos fue detenido en 2018 la Delegación Antidrogas de la Policía Federal ya lo tenía en la mira en el marco de una investigación de la Fiscalía Federal Número 3. Para entonces ya era constatable que manejaba grandes sumas de dinero, lo que se evidenciaba en el uso de vehículos de alta gama o la compra de comercios e inmuebles.
El grupo de Burgos, según los investigadores, era un desprendimiento de la banda que en su momento había liderado Gustavo "Tuerto" Cardenas, condenado en abril de 2019 a 9 años de prisión como organizador de un grupo dedicado a la venta de drogas. Como parte de esa banda justamente fue condenado Burgos, a quien le atribuyeron estar a cargo de un punto de venta tan conocido como antiguo: el llamado "búnker del medio", de Tarragona al 1100 bis.
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Alrededor de este kiosco de drogas podría explicarse una parte de la historia narcocriminal de Rosario, o al menos su cara más violenta. En los archivos de La Capital aparecen registros de cuando en septiembre del 2012 los vecinos de esa zona de Tarragona y Juan B. Justo destruyeron un búnker luego de un homicidio. Desde entonces se hablaba de Cárdenas como quien controlaba la zona y le pagaba a los jóvenes del barrio —que ya comenzaban a denominarse públicamente como "soldaditos"— para que custodiaran los puntos de venta y cuidaran a los clientes que llegaban en autos desde otros lugares de la ciudad.
Cárdenas fue detenido en 2014 en el marco de la causa por el crimen de Roberto del Valle Padilla, conocido como "Tuerto Boli" y sindicado como el administrador anterior del "búnker del medio". Después de obtener un arresto domiciliario volvió a prisión en 2015 en el marco de una causa federal por venta de drogas en la zona noroeste por la que también se allanó a las comisarías 20ª y 24ª de Empalme Graneros. Si bien las investigaciones se separaron, el allanamiento a la seccional 20ª devino en una causa por la cual fueron condenados 5 efectivos por el delito de "confabulación" con los transeros de la zona.
Con el paso de los años el "búnker del medio" se repitió como escenario habitual de crímenes relacionados al narcomenudeo. Lo que evidenció que el punto de venta de drogas se mantuvo en funcionamiento a pesar de ser identificado públicamente y expuso además cómo la violencia se fue afirmando como modo de controlar este eslabón del negocio.
La historia rosarina reciente se empeña en ser muy paradójica al momento de graficar cómo se llega a este presente en el cual, por ejemplo, las cifras de homicidios en el departamento Rosario —muchos de ellos vinculados al narcomenudeo— muestran un incremento en relación a los años anteriores. Algo que coincide con el relato de calle de los vecinos de los barrios que a su manera cuentan cómo se han afirmado las lógicas más violentas vinculadas al negocio y cómo se modificaron sus vidas a partir de que poco y nada ha cambiado con el paso de los años.
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En abril de 2014, cuando fue el primer megaoperativo de Gendarmería luego de que en 2013 se registrara la tasa de homicidios más alta en la historia de la ciudad todavía hoy, el "búnker del medio" fue uno de los 89 puntos allanados. No solo que con el paso de los años siguió funcionando sino que tampoco hubo paz a su alrededor. Fue apenas unos días luego de aquel operativo, el 13 de abril de 2014, cuando un chico de 20 años que vendía en ese búnker fue asesinado a balazos. Se llamaba Franco Burgos y era familiar del condenado este martes. Lo mataron en Sánchez de Loria al 1000 bis, donde había comenzado a funcionar el búnker luego de la intervención federal.
Dos años después, en la misma cuadra de Tarragona al 1100 bis, fue asesinado a balazos Gerardo Ignacio Ruiz Díaz, de 23 años. Para entonces "el búnker del medio" había vuelto a funcionar en su ubicación clásica aunque como punto de distribución para vendedores callejeros en modalidad "delivery". Ahí estaba el joven, apodado "Gordo Pupo", cuando fue acribillado por dos hombres que pasaron en moto. Con esa misma lógica, según los registros de La Capital, se cuentan en los últimos ocho años más de 12 homicidios en los alrededores de ese punto de venta de drogas, del cual uno de sus administradores fue condenado este martes.