A simple vista Leopoldo Martín Martínez es un nombre más. Tiene 40 años y el martes alrededor de las 20.30 un hombre que bajó armado de una moto ingresó a su casa de Schmidl al 3800, la colectora del Acceso Sur en el límite con Villa Manuelita, le disparó dos veces impactándolo en la región lumbar. El ataque duró un parpadeo. Martínez logró atenuar la ferocidad del atentado tirándose debajo de la mesa de su vivienda. Sus familiares confiaron que está internado fuera de peligro y que el ataque tuvo que ver con una tentativa de robo. Pero Leopoldo Martín Martínez no es un nombre más. Es un barra brava de Rosario Central cuyo apodo, “Pitito”, hace temblar la pera de muchos. Fue perfilado por fuentes de la investigación como el número 2 de la barra canalla teniendo sólo por delante la figura del Andrés “Pillín” Bracamonte, el histórico líder de la hinchada canalla. ¿Un hecho de inseguridad o la punta de una interna dentro de la barra centralista que promete nuevos capítulos de violencia y sangre?
“Mi hijo no tiene nada que ver con la barra de Central. Trabaja en la Uocra en San Lorenzo, en la construcción. Se levanta a las 6 de la mañana y no vuelve hasta las 18. Está todo el día trabajando. Y cuando está en su casa descansando va y le pasa esto. Gracias a Dios está bien. Esto fue una tentativa de robo”, explicó ayer por la mañana la madre de Pitito Martínez dando su verdad del hecho ocurrido el último día de carnaval en los confines de barrio Villa Manuelita. Tras ser herido, Pitito fue trasladado hacia el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez donde fue operado y se recupera en una sala de terapia intermedia fuera de peligro.
No es la primera vez que Pitito se gana un espacio en las crónicas policiales. El 11 de noviembre de 2001 su nombre y apodo se acomodaron en la crónica de violencia desatada tras un clásico en cancha de Newell”s en el que Pitito disparó cinco veces con calibre 6.35 contra un cordón policial e hirió de gravedad al agente César Adrián Juárez, a quien debieron extirparle el bazo. Por esos días Pitito respondía a una facción de la banda de los Pillines liderada por Oscar Alberto Paquito Ferreyra, más conocido como “Paco Mono”, enfrentada por entonces a la extinta barra de Los Chaperos. Luego de este incidente en la biografía de Pitito, por el cual fue procesado con prisión preventiva por el entonces juez de Instrucción Eduardo Suárez Romero, entra en un cono de sombra hasta ya entrada la segunda década de este siglo.
Cambio en la tribuna
A mediados de 2015 se conoció que, en una serie de escuchas telefónicas sobre integrantes de la banda de Los Monos a mediados de 2014 cuando estaban presos en Piñero, Ariel Máximo “Guille” Cantero había decidido “correr” de la jefatura de la barra de Central y el sucesor designado era Pitito Martínez. Fue en el marco del expediente 913/12 que llevó a juicio, y posterior condena, al núcleo duro de la banda de Los Monos y se habló de la cercanía que tenia Martínez con Ramón Ezequiel Machuca, El Monchi. También se le atribuyó ser sobrino de Ariel “Viejo” Cantero.
Por aquellos días también se propaló que el asesinado Julio César Navarro, alías “Tito” o “Cara de Goma”, había mantenido una dura pelea a las trompadas “con gente de Pitito” durante una de las incursiones de Central en una copa internacional en Colombia.
Cara de Goma, quien era segundo en la barra de Pillin, fue asesinado a balazos por dos hombres en moto el 25 de mayo de 2016 en barrio 7 de Septiembre, donde vivía. Una semana más tarde fue el turno de Mario Sebastián “El gringo” Visconti, quien supo tener estrecha relación con el núcleo duro de la barra brava de Rosario Central hasta que cayó preso en una causa por narcotráfico que lo puso tras las rejas durante 3 años en 2013 que cumplió en la cárcel de Devoto. Ninguno de estos dos crímenes fueron esclarecidos.
La bio de Pitito marca hoy que es referente de la zona sur de la barra y es el número 2 de Pillín Bracamonte. “Es la mano derecha del Pillo. Es el más picante y fuerte de los que están a su alrededor. Hoy sostiene la parada y le tienen mucho respeto y terror en la tribuna. Mucho de los que se ve de espacios ganados a la lepra en pintadas en la zona sur fue mano de obra que responde a Pitito”, explicó un conocedor de la diaria en la barra canalla.
A la hora del mate
Schmidl es el nombre dado a la colectora del Acceso Sur a la la altura del 3800 de Grandoli. En la vereda de los pares es el límite de villa Manuelita, en esa cuadra vestidos con el azul y oro canallas. Del lado de los impares, el Acceso Sur y el río. En esa cuadra, entre Spiro y Presidente Quintana, el martes alrededor de las 20.30, Martín Martínez y estaba junto su esposa en el comedor de su casa con la puerta de ingreso a la casa entreabierta. “Dos hombres en moto pararon frente a la casa, uno se bajó y aprovechó que la puerta estaba entreabierta y se metió corriendo. Y le disparó dos veces. Gracias a Dios los balazos le afectaron los intestinos, pero está bien. Esta fuera de peligro”, contó la madre de Martínez. El pistolero disparó directamente y sin titubear contra Pitito
Según se pudo establecer al momento del ataque directo, Pitito estaba sólo. Su mujer se había levantado para cambiar la yerba del mate y su hija había salido de la casa. “El pudo tirarse al piso y eso posibilitó que los balazos no lo hirieran peor. Fueron dos balazos. Ya lo pasaron a una sala intermedia y está fuera de peligro”, agregó la madre.
Las heridas de Martínez fueron con orificio de salida. La investigación del ataque quedó en manos del fiscal de homicidios Luis Schiappa Pietra, quien comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC, ex PDI) para que tomen declaraciones a potenciales testigos y revelaran la existencia de cámaras de videovigilancia públicas o privadas, que a simple vista no se visualizaban. El tiempo y la investigación determinarán si se trató de un hecho de inseguridad o de la interna del paravalanchas canalla.