Los cuatro hombres llegaron hasta una casa del barrio Santa Lucía y golpearon las manos frente al portón de chapa. Dijeron que eran vecinos. “Yo te la voy a hacer reclara. Recién salgo de la cárcel. Yo antes vivía en esta casa y vendía droga”, le dijo al dueño uno de los desconocidos, mientras otro exhibía una pistola de color gris. “La hacemos corta: dame 500 mil pesos o la casa y arreglamos”, cerró. Los tres disparos al portón que realizaron los atacantes al partir sellaron el reclamo extorsivo que sufrieron un empleado de Prefectura y su pareja, delito por el que esta semana fue imputado un interno de Coronda preso por homicidio.
Nicolás Angel Bouvier fue acusado por el fiscal de Balaceras Federico Rébola como coautor de un intento de extorsión agravada. El juez Hernán Postma le dictó la prisión preventiva por dos años, si bien ya estaba preso por el crimen de un joven de 27 años ejecutado hace dos años cuando intentaron usurpar su casa detrás del Mercado de Concentración de Fisherton. Un incidente en el que el mismo Bouvier, de 26 años y apodado "Tío Lucas", fue herido con un plomo que le ingresó por la espalda y quedó alojado en el abdomen.
Por la extorsión frustrada al vecino de Santa Lucía habían sido detenidos hace dos meses un hombre que pasó a cobrar el dinero y su hermana, que era la novia del preso imputado este martes en el Centro de Justicia Penal. Los apresaron durante un operativo de “entrega controlada” del dinero que el 30 de agosto pasado montó la policía en la zona de Provincias Unidas y Cochabamba. Se trata de Gabriela Ayelén B. y Lucas B., quienes dijeron que a ese lugar los había enviado a buscar el preso Bouvier. Quien, a su vez, tenía intervenido el teléfono. En su línea de celular quedó registrada la negociación con un policía que se hizo pasar por la víctima.
El apriete comenzó en los primeros minutos del 26 de agosto cuando cuatro hombres, aún no identificados, llegaron hasta la casa de la víctima. El empleado de Prefectura de 43 años vivía desde hacía un año en una casa que había comprado en el barrio Santa Lucía. “Somos unos vecinos y queremos hablar con el señor”, dijo uno de los desconocidos que se asomó sobre el portón de la propiedad. “Acá vivía antes mi señora con mi hijita y la desalojaron”, encaró uno de ellos al dueño. Dijo que recién salía de la cárcel y quería recuperar la propiedad a la fuerza.
“Dame 500 mil pesos o la casa. O te va a llover plomo. Y no vayas a llamar a la policía que tenemos metralleta y se va a armar”, amenazó. El dueño de casa y su pareja se resguardaron dentro de la vivienda y escucharon tres tiros que impactaron contra el frente. A la mañana siguiente encontraron en el patio delantero una nota escita en un trozo de cartón: “Comunicate viejo que ni la gorra te va a salvar. Te doy 12 horas. Con la mafia no se jode”.
La víctima denunció entonces lo que estaba pasando y contó que, según sus vecinos, el autor del apriete había vivido en su casa hacía más de cuatro años. Hasta que cayó detenido por drogas y su pareja vendió la propiedad. Dijo que a la dueña anterior “también la han querido sacar de ahí, le han forzado la puerta, le cortaban la luz y la intentaban asustar”, aunque no habían llegado a dispararle.
Tras la denuncia, personal de una brigada especializada en balaceras de la Agencia de Investigación Criminal preparó un operativo de entrega ficticia de dinero. Simulando ser la víctima, a través de llamadas y mensajes al número que figuraba en el cartel los policías acordaron entregar dos cuotas de 250 mil pesos. La primera entrega se pactó para las 17 del 30 de agosto en Provincias Unidas y Pasco, donde un policía de civil se apostó con fotocopias de billetes de mil pesos envueltas en una bolsa de nailon. El interlocutor en esa negociación, según la pesquisa, era Bouvier desde prisión.
El preso les ordenó a los policías que caminaran hasta Cochabamba y Bolivia, donde los esperaba una mujer. “Me mandaron y me dijeron que usted me tenía que dar algo a mí”, dijo la chica antes de recibir el dinero y retirarse caminando por Cochabamba hacia el oeste, donde la esperaba un hombre con una remera naranja. La policía detuvo a los dos. El muchacho era Lucas Maximiliano B., de 29 años, quien comenzó a gritar que estaba en ese lugar a pedido de su hermana Gabriela, de 27 años, a quien su pareja desde prisión la había enviado a buscar dinero. Los dos fueron imputados como coautores de la extorsión fallida.
Tras el operativo, según la imputación, Bouvier comenzó a enviar mensajes al número que había usado la policía simulando ser la víctima. “Atendé. ¿No vas a contestar? Me hiciste perder la piba. Contestame porque te salgo con la más loca, viejo gil —amenazó por WhatsApp—. ¿Qué pasó, jugaste en falso? Ahora nos toca a nosotros”.
>>Leer más: "Chupete", otro imputado por el crimen de un joven al que remataron a tiros en el suelo en barrio Gráfico
Tío Lucas había sido imputado en noviembre de 2021 por el crimen de David "Moco" Quiroz, un joven de 27 años asesinado en la puerta de su casa de Magaldi al 8700 en un contexto de amenazas para usurpar su vivienda. Fue acusado de un homicidio agravado y pesa sobre él un pedido de 25 años de prisión. El crimen fue cerca de las 14 del 24 de octubre de ese año, cuando Quiroz estaba junto a su pareja y un amigo y aparecieron cinco hombres. Cada uno de ellos llevaba un arma. El grupo disparó al aire. Según testigos, Bouvier tomó la posta con las amenazas: si no abandonaban la casa serían asesinados.
Ante la negativa de Quiroz, según la imputación, Tío Lucas apuntó y disparó. Con la víctima en el suelo lo remató de un disparo en la cabeza. “Lo remata en el suelo. Descargó el arma con él. Le siguió tirando hasta que se acabaron las balas”, contó un testigo. El amigo de la víctima, un chico de 18 años, fue herido en una pierna. Por motivos que no quedaron del todo claros, Bouvier también resultó herido. Las personas que estaban con él lo dejaron tirado y su padre lo llevó hasta un hospital donde quedó detenido.