Este jueves se cumplen diez años de uno de los homicidios que más impacto público generaron en Rosario en la última década. Mariano Bertini tenía 22 años cuando fue asesinado de un tiro en una entradera en su casa del barrio Echesortu, hecho en el que también fue herido su padre. Un caso signado por la impunidad y marcado también por reclamos por justicia que movilizaron multitudes en las calles rosarinas.
La memoria colectiva sobre el caso Mariano Bertini tal vez con el tiempo se perdió entre tantos otros hechos similares. Pero para los familiares del joven significó un punto de inflexión. Desde lo judicial en el caso de su padre Enrique Bertini, sobreviviente del hecho y luego querellante en la causa. Pero también en lo que implica continuar con la vida ya atravesada por esa tragedia. "Todo lo que había vivido y acumulado de experiencia en 50 años se hizo añicos en un instante. Hay que volver a nacer emocionalmente", dijo Enrique en una charla con este diario.
La investigación judicial no pudo identificar al autor del crimen y condujo un camino a la nada hacia el que también fueron muchos otros homicidios impunes que hoy configuran una problemática fundamental para entender la violencia en Rosario. En este caso puntual, cuenta Enrique, influyó que para mediados de 2014 la Justicia provincial trabajaba en los primeros meses de puesta en marcha del entonces nuevo sistema penal. "Estaba muy desorganizado", recordó.
"Te convertís en algo que nunca viste, tratar de entender cómo funciona la Justicia. Para un caso de homicidio tienen que estar todas las pruebas, tienen que encajar perfectamente, no puede haber nada fuera de lugar para que estén las garantías del caso", analizó el padre de Mariano. En esta causa hubo un sospechoso, pero no se reunieron las evidencias necesarias para poder imputarlo. Enrique también puntualiza en otros aspectos de un proceso judicial: "Aunque consigas meter preso a alguien, con la legislación que hay después salen. Es difícil hacer que la Justicia te devuelva lo que la vida te quitó. Es imposible".
Un crimen atroz
Minutos antes de la medianoche del 15 de agosto de 2014 Enrique Bertini, entonces de 49 años, llegó a su casa de Lima al 800 en su auto. Siguiendo precauciones que tomaba habitualmente en una zona que solía estar acostumbrada a asaltos nocturnos, subió el auto a la vereda cuando supo que su hijo Mariano se aprontaba para abrir el portón del garaje.
El lugar. La familia Bertini vive en una casa de dos plantas de Lima al 800, a metros del cruce con Eva Perón.
El lugar. La familia Bertini vive en una casa de dos plantas de Lima al 800, a metros del cruce con Eva Perón.
En ese instante dos ladrones armados se abalanzaron contra Enrique y su hijo. Uno de los asaltantes avanzó sobre el ingreso del garaje, donde se topo con Mariano y forcejearon hasta que el joven recibió un disparo en la cabeza. Enrique, en un intento por intervenir, fue golpeado en la cabeza y le gatillaron un balazo que le entró por la ingle y le salió por el muslo. Los homicidas escaparon sin llevarse ninguna pertenencia de las víctimas.
La investigación quedó a cargo del fiscal Ademar Bianchini, quien encaró un proceso que no tuvo avances. En los alrededores de la vivienda de los Bertini no había cámaras de vigilancia, tampoco hubo testigos directos más que Enrique. Con el tiempo él se constituyó en querellante y emprendió desde ese lugar una búsqueda de justicia que no tuvo frutos.
Un homenaje
Enrique Bertini es el hijo del fundador de la fábrica de maquinaria agrícola que lleva el apellido de la familia y desde 2023 es el presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma). Su hijo Mariano trabajaba con él, también jugaba al fútbol en el Jockey Club y participaba de una organización no gubernamental.
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Con el tiempo Enrique se consolidó como una voz referente en la lucha por justicia de los familiares de las víctimas de la violencia y la inseguridad en Rosario. En ese andar, a poco del asesinato de Mariano, su familia emprendió un homenaje que se extendió por parques y plazas públicas.
Como parte de la ONG en la que participaba Mariano, pusieron en marcha un proyecto de bibliotecas públicas. La primera se instaló en el Parque España, a la altura de Mitre y el río, una casilla para dejar o retirar libros.
Una mochila propia
Enrique recordó aquellos días como un punto de inflexión para el resto de su vida: "Yo iba a cumplir 50 años. Todo lo que había vivido y acumulado de experiencia en 50 años se hizo añicos en un instante. Hay que volver a nacer emocionalmente. Toda la construcción mental y cultural que había hecho durante esos años desaparece". "Fui al psicólogo y entendí un montón de cosas, entre ellas que un dolor de este tipo cada uno lo tiene que llevar a su manera. Es una mochila propia", razonó.
En su recuerdo de aquellos días Enrique se ubicó en el Hospital Clemente Álvarez, donde supo que se había salvado por los 5 milímetros que distanciaron a la bala de una arteria vital. Una vez con el alta hubo un nuevo punto de inicio en su vida. "Al otro día salí, hicimos el velorio y a los días fue la juntada en el Monumento que organizaron los amigos de Mariano", recordó en referencia a una manifestación realizada el 21 de agosto de 2014 a la que asistieron miles de rosarinos en reclamo de seguridad y justicia.
Una de las bases de aquel punto de partida para Enrique fue ver su historia en otras similares. "Me llevé un gran golpe: uno había vivido 50 años y había un montón de dolor en la calle que uno no lo visualizaba. De alguna manera en ese momento pedí disculpas por no haberme involucrado antes en los hechos de la comunidad", contó.
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"A partir de ahí nos juntamos con familiares de víctimas y formamos un grupo de compromiso ciudadano. Hacíamos marchas en Tribunales", recordó Enrique. Con los años también participó en un proyecto político que lo llevó a competir en las internas locales del peronismo en 2019, y durante el gobierno de Perotti trabajó en el Ministerio de Producción. "Te das cuenta que si no luchás para que la sociedad esté mejor nos va a ir mal a todos. Hay que tratar que las cosas funcionen mejor, que haya más oportunidades. Lo que me cambió a mí fue eso, meterme en lo que no tenía que ver con el laburo propio", sostuvo Enrique.
Rosario Sangra
Con ese antecedente de aquellas manifestaciones, dos años después los rosarinos volvieron a la calle de manera masiva en un movimiento organizado por Enrique y otros familiares de víctimas. Fue cuando ocurrieron otros homicidios que conmocionaron a la población rosarina ya afectada por una creciente violencia callejera. Un conjunto de episodios que volvieron a generar manifestaciones en las calles y que llegaron a cuestionar al entonces gobernador Miguel Lifschitz.
Agosto, el crimen de Mariano Bertini conmueve a Rosario.
Agosto, el crimen de Mariano Bertini conmueve a Rosario.
Entre aquellos casos estuvo el crimen de Fabricio Zulatto, de 21 años, jugador de futsal en Newell's hallado muerto a balazos en un pozo ciego del barrio Empalme Graneros. También el de Nahuel Ciarroca, de 27 años, a quien mataron a tiros para robarle su celular en Dorrego al 2700. Y por último el asesinato de Héctor Villaruel, de 72 años, baleado en una entradera en Avellaneda al 1900. Todos con pocos días de diferencia.
La primera convocatoria se realizó el 25 de agosto de 2016 bajo la consigna "Rosario Sangra" y la cantidad de asistentes fue inédita. Se calcula que más de 20 mil rosarinos marcharon desde los Tribunales de Balcarce al 1600 hasta la sede local de Gobernación.