-¿Cómo fueron tus inicios? Porque supongo que no ha sido nada fácil teniendo en cuenta que cuando empezaste el fútbol femenino no era demasiado visto.
-Es así. Arranqué en una plaza con amigos, compañeros, quizás en alguna canchita de fútbol. Un técnico insistió en que no solamente era una jugadora de fútbol, sino que podía jugar y después con el reglamento en mano lo pude hacer. Después se cambió y no pude jugar más. Pero todo fue así y jugando de a ratitos hizo que mi insistencia en querer jugar al fútbol sea el doble.
>>Leer más: Heldo Milatich: la pasión viene desde el arco
-A pesar de las cosas que seguramente te han dicho en aquellos momentos, hay que tener cierta personalidad para bancársela y darle para adelante.
-Sí. Era una nena, quizás en ese tiempo no me daba cuenta porque no podía jugar. Después a lo largo del tiempo y de insistir en lo que a mí me gustaba, en lo que quería hacer lo conseguí. Tuve una familia que siempre me acompañó y nunca tuve un prejuicio de jugar al fútbol. Tengo tres hermanos varones, estuvieron siempre acompañando en lo que quería hacer. Ellos mismos también me invitaban a jugar.
-¿Y por qué arquera?
-Mirá, vengo con una familia de arqueros. Mi abuelo lo fue, mi hermano también y seguí yo. Ya creo que ahí se corta porque me parece que mi hijo no va a jugar al fútbol, me parece. Está jugando, le gusta, pero creo que vamos a insistir más por el lado del estudio.
-Hablando de estudio, ¿vos también estudiaste, seguiste otra carrera o te dedicaste de lleno solamente al fútbol?
-No, terminé el secundario y me dediqué más que nada a jugar al fútbol. Estaba en Buenos Aires, entre ida y vuelta quizás no tenía tanto tiempo y tomé la decisión de no estudiar. Hace poquito aquí hice el curso de entrenadora de arquera. Vamos a ver ahora qué me depara el destino ya que me gustaría estudiar algo. Ahora quizás tengo un poco más de tiempo, pero en su momento fue jugar al fútbol.
-Esta carrera tiene muchas cosas lindas, pero también ingratas que seguramente vos habrás padecido, ¿Cuál es la que recordás más latente de lo que has pasado?
-Fueron muchísimos años, me han pasado un montón de cosas. De tener partidos buenos y quizás en una jugada que termine en gol y todo opacaba lo que venía haciendo. El puesto es muy ingrato y de hacer muchísimas cosas buenas con un gol el peso cae siempre sobre el arquero. También está la personalidad para seguir jugando, sostener el partido hasta que termine. Ahora hay videos para llevar adelante las correcciones.
>>Leer más: Fútbol femenino: Newell's, último campeón, debutó con un empate frente a Belgrano
-¿Hubo algún momento que dijiste "esto va más, estoy cansada"?
-Tuve un parate en 2010 después de la Copa Libertadores con Boca, pero fue por la decisión de ser madre. Había llegado a un punto donde había jugado muchísimo tiempo, quería tener mi casa, mi trabajo y era algo que no poseía. La cabeza empezó a jugar en contra y tomé la decisión.
Retiro y regreso a la actividad
-Hasta que apareció un técnico que te convenció para que volvieras.
-Sí, sí. Mucha insistencia. Me vio en un Nacional en Mar de Plata que había ido a jugar con un grupo de amigas. Lo crucé y me dijo que tenía que volver. Yo tenía a los mellis, pero con el acompañamiento de la familia decidí volver a intentar.
-En el medio de todo esto te fuiste a Espanyol de Barcelona y supongo que eso debe haber sido una dura determinación para una madre.
-Sí, una decisión compleja porque era algo que no había podido hacer en mi carrera, que era jugar en el exterior. Me encontré con esa situación y teniendo los chicos. Pero era algo que me faltaba cumplir. Fue en plena pandemia y no pude llevarme a los chicos. Se quedaron acá y recién pude regresar para las fiestas, nos vimos muy poquito en ese año. Fue duro, duro para para ellos y para mí. Aprendieron a acompañar esto de los viajes, de no estar y crecieron con lo que es el fútbol.
-Vos tenés claro que al fútbol femenino argentino le cuesta salir adelante, trascender. ¿Con qué te encontraste en Europa? ¿Es otro otro mundo, viste que se trata de manera diferente?
-Aún hay una diferencia un poco grande en cuanto a lo que es el fútbol europeo con el local en cuanto a preparación y la estructura. Cómo tienen todo armado, la atención a las jugadoras. Igual hay clubes en Argentina que se están esforzando para que las jugadora estén bien, tengan el lugar para trabajar, su ropa, el espacio y un sueldo acorde para que puedan vivir. Falta un poquito el crecimiento, pero de a poco creo que en los próximos años vamos a estar mejor.
-Para dedicarse de lleno a esta actividad, entrenar, jugar, debés tener un sustento económico, caso contrario no podés continuar.
-Sí, si no tenés un sueldo acorde para entrenar como requiere hoy el fútbol se hace difícil. La jugadora ya empieza a trabajar y se acortan las horas de entrenamiento. Hoy por hoy hay jugadoras que están viviendo del fútbol y eso se nota porque mejoran físicamente.
-En tu caso particular, por tanto recorrido que tuviste, ¿lograste hacer una diferencia económica?
-A ver, a lo largo de tantos años la verdad es que pude conseguir mis cosas a base de trabajo, de entrenamientos, de arreglar un contrato y de poder vivir del mismo. Pero por ahí, como decimos nosotras, soy una jugadora que no pudo tener una diferencia como para sostenerse a lo largo del tiempo.
vanina correa ex arquera central
Producción para LA CAPITAL/Andrés César Mancini
-En un deporte o mundo machista, ¿cuál fue la frase más común que has escuchado en la cancha? Más allá de "andá a lavar los platos", ja.
-Esa es la típica. O "andá a limpiar tu casa", "¿no tenés que cuidar los pibes?". Igual con el tiempo fueron cambiando. Las generaciones de ahora crecen con una nena jugando en un campito, en la cancha, dentro del club. En la familia siempre tenés a alguien que juega, lo vemos en Central, donde hay muchos padres que vienen a traer a sus hijas, se comprometen, acompañan y ayudan al club, al crecimiento y eso es muy importante. A lo largo del tiempo fue cambiando esto del grito. En las redes sociales por ahí hay comentarios de "a quién le interesa el fútbol femenino", "no ganaron nada". Por suerte son los menos.
-En tu caso particular, con cuatro mundiales, varios equipos por los que pasaste y tantas competencias internacionales mucho no te pueden decir porque, salvando las distancias y posiciones en cancha, fuiste una especie de "Messi del femenino".
-Messi es otra historia, ja. Es el mejor jugador del mundo y todos sabemos lo que es y lo que ha dado a nuestra selección. Desde nuestro lugar nosotras siempre nos esforzamos para competir, para estar a la altura y representar a la camiseta de la selección argentina de la mejor manera. Con algunas limitaciones que por ahí la gente no conoce, como es esto de la formación de las jugadoras.
-Muchas veces he escuchado cuando los atletas, sobre todo cuando van a los Juegos Panamericanos u Olímpicos, que se quejan de las condiciones o de la falta de apoyo. ¿Ustedes también lo han padecido?
-A lo largo del tiempo el fútbol femenino fue creciendo, pero nos hemos encontrado con algunas trabas. Hemos hablado con Chiqui Tapia cuando él empezaba en la AFA (como presidente). Pude hablar con él, de contarle las necesidades y a partir de ahí empezó a trabajar para el crecimiento.
>>Leer más: Julio Zamora y Cuffaro Russo, contundentes: "Los clásicos no se arreglan, es algo imposible"
-¿Tenías alguna ídola o alguna referente que seguías?
-Sí, Hope Solo (44 años), exarquera de Estados Unidos. Me parecía tremenda. Y del fútbol local miraba mucho a Óscar Córdoba (el colombiano ex-Boca).
-En la actualidad el Dibu Martínez sobresale en todos.
-El Dibu marca la historia del arco. Hoy tenés nenes que se ponen la camiseta y quieren ser arquero. Antes eran todos Messi, Di María.
Messi y la atención humilde a las chicas
-¿Tuvieron contacto con Messi y los jugadores de la selección?
-Sí, previo al Mundial de Francia y ellos iban a la Copa América. Compartimos un almuerzo, pudimos hablar con Messi. Increíble la buena predisposición para las fotos, los videos, porque entiendo que lo vuelven loco. Se quedó a acompañarnos con el resto de los jugadores.
-¿Te llamó la atención cómo es el trato de Messi?
-Es muy humilde. La verdad es que a veces uno pierde la paciencia en el tumulto y él siempre fue cercano. Marca la diferencia la personalidad que tiene.
-De los momentos que viviste a lo largo de toda tu carrera, ¿cuál es el que recordás con mayor emoción?
-El Mundial de Francia (para su regreso trabajo también con el entrenador Heldo Milatich) marcó la historia del fútbol femenino. No pasamos de ronda, que era algo que queríamos, pero la gente vio el esfuerzo que hizo esa selección para estar a la altura de competir con selecciones como Japón, Inglaterra y Escocia. Nos fuimos un poco frustradas de no haber conseguido el objetivo, pero cuando llegamos al aeropuerto nos dimos cuenta de lo que habíamos generado, el reconocimiento de la gente al esfuerzo.
-Hiciste un camino largo para representar a tu país y, como se dice, transpirar la camiseta y lo hacés por amor al país. En todo lo que vos hiciste, ¿se puede decir que tocaste el cielo con las manos?
-Sí. Fueron 24 años de estar en la selección, pero muchísimos más de esfuerzos previos y la verdad que más allá de haber jugado cuatro mundiales, de no haber podido pasar de ronda o conseguir una victoria que tanto sueña hoy la selección femenina, el fútbol me ha dado muchísimo. Para mí fue y va a ser un orgullo haber pasado por diferentes etapas y llegar a la última de la forma en la que lo hice.
-¿Qué te faltó por conseguir para que tu historia hubiese sido completa?
-Creo que la historia fue como tenía que ser. Hasta una medalla Panamericana en Lima 2019, campeona sudamericana en 2006. Creo que la historia tenía que ser así, no de otra forma. Me tocó vivirla de esta manera y la verdad que no cambiaría nada porque no me faltó nada.
-¿Te sentís valorada por todo lo que lo que hiciste?
-Sí, y me di cuenta cuando me retiré que me hayan ofrecido para quedarme trabajando con la selección y de hacerlo en Central. Estaba en una etapa de transición, que siempre es difícil, y poder tener la posibilidad de seguir dentro de la cancha ahí me di cuenta que por lo hecho a lo largo de mi carrera me estaban ofreciendo un lugar para seguir cerca del fútbol.
-Para cerrarla regresaste al lugar donde todo empezó, en Central.
-Era algo que venía hablando, como cuando volví a jugar al club. En un momento dije: "Voy a volver a Rosario para retirarme". Y bueno, de hecho así fue y hoy sigo trabajando acá.
Otras historias
Qué es de la vida de Ricardo Lunari: de la decepción por el trato en Newell's al Concejo Municipal
Embed - ¿Qué es de tu vida? Ricardo Lunari
Leer más: ¿Qué es de la vida de Carlos Dávola?: "Perdí una casa y afectos por Tiro Federal"
Embed - ¿Qué es de tu vida? Carlos Dávola