En Central se viene una semana de mucho trabajo y preparación por la magnitud del rival que tendrá enfrente. Es que, se sabe, enfrentar a Boca siempre genera algo especial, y en ese partido del próximo domingo en el Gigante de Arroyito el Canalla podrá demostrar si todavía le dura el envión anímico de lo que fue la victoria en el clásico ante Newell’s.
Es cierto que ya tuvo la chance de jugar, pero lo ocurrido en Junín frente a Sarmiento fue un acto inconcluso, con un partido que no terminó producto de la cantidad de agua que había caído.
Esto es, aquello que sucedió en la provincia de Buenos Aires hace una semana no provocó ni alegría ni tristeza. Era la ocasión ideal para saber si equipo de Ariel Holan podía hacer usufructo de ese buen ánimo que le generó la victoria en el clásico, pero no hubo final y, por lo tanto, ningún tipo de sensaciones al respecto.
El reencuentro del Canalla con sus hinchas
Por eso, lo que le viene frente al equipo de Miguel Ángel Russo le servirá como posta de ese triunfo tan festejado. Es más, será el reencuentro del Canalla con sus hinchas después de lo que fue el loco festejo que desató el tremendo tiro libre de Angelito Di María.
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El último partido de Central en el Gigante fue el clásico. Los hinchas se reencontrarán con los jugadores.
Leonardo Vincenti / La Capital
Ese partido inconcluso en Junín fue lo que dejó clavado a Central en los 45 puntos en la tabla acumulada, ahora con Boca a la misma altura, aunque un pasito por encima por diferencia de gol, y un escalón por debajo de River. No obstante, en Central saben que hay 45 minutos (los pendientes con Sarmiento) por delante de los cuales puede sacar un rédito importante.
Pero para eso habrá que esperar. Lo que tienen en claro en Arroyito es que la prioridad es ni más ni menos que este Boca de Russo que viene de tres triunfos consecutivos en el torneo Clausura.
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Los resabios de un triunfo clásico
A ese partido contra el Xeneize, el Canalla llegará con la protección anímica de lo que fue el triunfo en el clásico. Ya de por sí enfrentar a Boca genera un clima especial en la previa y esta vez no será la excepción. Hay demasiados condimentos y cosas en juego para tomar ese cruce como uno más.
Revalidar aquello del clásico será un desafío en sí mismo, pero también lo será volver a estar a la altura de las circunstancias en un Gigante de Arroyito en el que el equipo de Holan pudo ganar recién su cuarta presentación en el torneo.
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El partido ante Sarmiento no terminó producto del fuerte temporal que azotó a Junín.
Marcelo Bustamante / La Capital
Fue categórica esa validación de la localía justo en un clásico y contra eso hay poco por agregar, pero destacar ese despegue como local lleva, de manera inexorable, a recordar los partidos frente a Godoy Cruz, San Martín de San Juan y Deportivo Riestra, en los que el Canalla no pudo pasar del empate.
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Para Central será fundamental de ahora en más no perder terreno en esa pelea por la clasificación a copas internacionales, sabiendo que la prioridad absoluta es la Libertadores. Y Boca asoma como una verdadera prueba de fuego. Porque es Boca, porque viene de una racha positiva, pero por sobre todas las cosas porque se trata de un rival directo.
Invicto y en levantada
Central tiene unos cuantos argumentos para creer en que podrá vivir un gran domingo. Una de esas banderas que puede darse el lujo de levantar es que es uno de los tres invictos (los otros dos son River y Central Córdoba de Santiago del Estero) que hay en el torneo Clausura y fecha a fecha demuestra que es un equipo al que es difícil ganarle.
Centra
Malcorra se exige en medio del entrenamiento ante la marca de Komar. El Canalla se prepara para recibir a Boca.
Si el partido en Junín hubiese llegado a su fin, un triunfo hubiera potenciado, en menor medida un empate, y una derrota aplacado toda esa euforia generada en el clásico. Pero la historia inconclusa puso todo entre paréntesis, por eso lo del próximo domingo en el Gigante será, en tren de emociones, la continuación del tiro libre de Fideo Di María.
Un contexto ideal para abrirle las puertas a un Boca que siempre obliga a mantener la guardia alta.