Querían revancha... ahí está. La tendrán. No es lo mismo, es cierto. Pero al menos la intención es que mitigue un poco aquella bronca. Es otro torneo. Una instancia muy diferente. Es recién para los cuartos de final, cuando aquella vez era nada menos que la final. Como sea, la Copa Argentina vuelve a poner a Central frente a Boca Juniors.
"Me ilusiona una revancha con Boca", aceptó Marco Ruben en la conferencia de prensa del martes dejando ver la intención de muchos canallas. Tanto jugadores como hinchas. Claro, nadie olvida el despojo que sufrió el equipo aquel 4 de noviembre del año pasado, cuando un pésimo arbitraje de Diego Ceballos (Ovación lo calificó con un 2) llevó al partido a pedir de los xeneizes con un penal inventado. Tanto que fue notoriamente una falta afuera del área de Paulo Ferrari a Gino Peruzzi, con un manotazo en la camiseta.
Aquella era una gran final para los auriazules. Pudo haber cambiado muchísimo la historia. Claro, si no pasaba lo del penal igual Central debía marcar la diferencia, para lo que estaba capacitado. Y la trascendencia de aquel cotejo es que si se quedaba con el título no sólo hubiera festejado la consagración después de varios años (Conmebol 1995, fue el último), sino que también se hubiese puesto en el bolsillo la clasificación automática a la Copa Libertadores 2016, pasaje que igual consiguió por ese subcampeonato y el título xeneize en el torneo local.
Y ese gol de penal marcado por el uruguayo Lodeiro a los 54' echó por tierra esa ilusión. Claro, el equipo se descontroló por lo notorio del error de Ceballos (encima antes anuló mal un gol de Ruben) y si bien el partido finalizó 0-2 (gol de Chávez a los 89', en claro offside), hasta el 0-0 el equipo de Eduardo Coudet estaba bien parado y con chances reales de alcanzar la victoria.
Una revancha para varios jugadores, más de la mitad de aquellos once que salieron al campo de juego: los laterales Salazar y Villagra, los mediocampistas Montoya, Musto y Fernández, más el goleador Marco Ruben. También para el DT, el ingresado Ferrari y para Jonás Aguirre que se quedó en el banco.
"Nos sacaron la final, no la perdimos", dijo entonces el Chacho ya más tranquilo después de sacarse en el final y ser expulsado por el árbitro. Tenía razón. Y todo el mundo fútbol se la dio. "Logramos formar un equipo con el que la gente se sintiera identificada y se merecía obtener el título", dijo con amargura el técnico. También lo había dicho Ruben: "Para mucha gente de Central esto era la ilusión de su vida y siente que le robaron. Es increíble todo lo que pasó".
Todas broncas que duran. Que ahora pueden limarse, pero sólo en parte. Es que ahora no será una final. Quedarán después otros dos partidos para una consagración y clasificación a la Libertadores 2017, pero al menos ganarle este partido al xeneize lo dejará sin esa chance copera que Boca tanto persigue.
El sueño canalla vuelve a tener en el camino a un gran rival (también lo hubiera sido Lanús), del que quiere tomarse revancha. No será una final, pero el que pierde pagará con la eliminación.
Justo Tevez
Carlos Tevez, justo él, quien fue uno de los pocos xeneizes que jugó aquel partido, fue el autor de los dos goles de Boca ayer ante Lanús (en ambos casos igualando el resultado), los que condujeron a Boca a los penales (también metió el suyo) y a la clasificación.