"Al triunfo lo necesitamos todos, yo, los dirigentes, la gente, pero los que más lo necesitaban eran los jugadores". Juan Manuel Llop hizo una lectura precisa, clara y cargada de realidad. Porque Newell's debía ganar, por medio a cero o lo que sea, pero sumar de a tres. El fin era uno importante: sumar de a tres por primera vez en la Superliga y frenar la andanada de críticas que hace rato están instaladas en el Parque de la Independencia. Con palabras cruzadas, cartas documentos partiendo hacia distintos lugares, reuniones diversas del juez Fabián Bellizia con el fin de encontrar respuestas a sus dudas y ahora charlas para lograr una solución a los distintos frentes abiertos que minan el día a día de la institución. Bajo esta olla de presión se presentaba en el Coloso el equipo del Chocho, que aún no había ganado en el torneo en las dos fechas jugadas y, encima, despedido rápidamente de la Copa Argentina. La victoria de ayer, trabajada y difícil, sirvió como una bocanada de oxígeno para respirar aliviado. Al menos hasta la próxima presentación y mientras la CD trabaja para acomodar su realidad económica.
Todo fluye de acuerdo a los resultados. El fútbol es así, exitista hasta el hartazgo desde siempre. Los problemas son disimulados con los triunfos y emergen con intensidad cuando una derrota golpea todos los corazones. Hace derrumbar los ánimos y aflorar el fastidio. Por eso son sumamente entendibles las palabras de Llop, que conoce como nadie el paño y sabía que el encuentro de ayer no era uno más. Quizás no determinante porque el campeonato recién está dando los primeros pasos, pero sí clave de cara al futuro.
Llop habló de necesidad, una palabra justo para derrumbar el pesimismo de los últimos días. No era necesario jugar bien (si lo lograba, bienvenido sea), sí primordial vencer en un Coloso intenso, rugiente y sediento de gritos. El portugués Luis Leal y el Niño Joaquín Torres alimentaron a los leprosos con sus goles para establecer un manto de piedad a tantos días convulsionados. Para que haya algo de paz.
Newell's necesitaba un triunfo. Llop lo necesitaba. Los jugadores lo necesitaban. Los dirigentes también lo necesitaban. Era de necesidad y urgencia para calmar el temblor. Y ayer el mix de pibes y experimentados lo lograron.