Empezar con un triunfo siempre es un estímulo, da confianza y anima para lo que vendrá. Newell’s empezó así la Copa de la Liga, con una victoria justa, no exenta de esfuerzo, que por momentos costó y que hasta generó dudas cuando Jherson Mosquera se fue expulsado cuando todavía quedaba un cuarto de hora por jugarse. Pero manteniendo la convicción y la vocación ofensiva, doblegó por 2 a 0 a un Central Córdoba de pocas virtudes para iniciar con buen pie la última competencia que le queda en el año.
Newell’s salió decidido a presionar alto, ahogar a su rival y no darle margen de maniobra. A partir del despliegue, el orden, la concentración y la intensidad, maniató a Central Córdoba, incapaz de quebrar el asedio rojinegro.
El vértigo que le imprimió el conjunto rojinegro a su juego lo llevó a inclinar el desarrollo a su favor desde el amanecer del partido. Y a quedarse atragantado con el grito de gol, en una mediavuelta de Ferreira que fue al medio, donde estaba parado Mansilla y en un enganche de Aguirre sobre Rius y el posterior derechazo al primer palo que se fue cerca.
La intensidad no se emparentó con la precisión durante varios pasajes de la primera etapa. A medida que la lepra avanzaba, perdía consistencia su juego. Le costaba asociarse y penetrar en el área visitante. Dependía casi con exclusividad de los slaloms de Brian Aguirre por izquierda, como en ese quiebre por afuera y remate que sacó Mansilla. O en algún que otro desborde de Armando Méndez por el sector opuesto.
No era cuestión del esquema elegido, el 3-4-1-2, más allá de que Ramiro Sordo no respondió de lateral-volante izquierdo. Faltaba más fútbol adelante y, por consiguiente, Jorge Recalde no era abastecido y resultaba un espectador.
Central Córdoba resultó inofensivo y tuvo aproximaciones livianas, la mayoría sobre el lado de Velázquez, por momentos con dudas para cerrar sobre la derecha. Una falla del paraguayo le permitió a Angelini escaparse por afuera y sacar el tiro bajo que Hoyos tapó con el pie.
De a poco, el equipo de Omar De Felippe fue dejando al desnudo debilidades de todo tipo. La defensa no lucía nada segura. Y Gustavo Canto, ni qué decir. Trató de interceptar un centro rasante de Aguirre y la metió en su arco. Con tamaña colaboración, Newell’s resolvía el poco poder ofensivo y se ponía arriba en el marcador.
De Felippe movió el banco para el segundo tiempo y mandó a la cancha a Sanabria por Rius para atacar por el sector de Mansilla. El zaguero rojinegro no lo pudo parar y el banco rojinegro no se demoró nada en cambiarlo por Mosquera y parar una línea de cuatro en el fondo. El equipo se posicionó con un 4-3-3.
Newell’s ya no fue el mismo. Manejó menos la pelota y se dedicó a meter y a luchar. Central Córdoba, más decidido, equilibró el trámite, aunque con poca capacidad de resolución en los metros finales. Tuvo igual el gol en un pase del ingresado Pulguita Rodríguez para el remate de Gamba que casi se mete abajo. No más que esa.
De a poco, la lepra recuperó el control y, sin inquietar, mantuvo al rival lejos del arco de Hoyos. El inconveniente fue que Mosquera se hizo expulsar, por una falta a José Gómez y previo a Sanabria. Quedaba un cuarto de hora por delante y había que sostener el partido. Para reordenar la defensa, Shott entró por Ferreira para jugar de tres.
La incertidumbre que se generó con esa roja la hizo añicos Aguirre. Volcado ahora sobre la derecha, amagó para un lado y otro ante Canto y sacò el derechazo cruzado que resultó inatajable. 2 a 0 y delirio y desahogo en el Parque.
Quedó una más. Un tiro de Iván Gómez que despejó Mansilla. Llegó el final y Newell’s se fue al vestuario con tres puntos necesarios, ante un rival inferior, para arrancar como debía la Copa de la Liga.
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