Fue un partido de locos. Y Newell's lo ganó por ser más cabeza dura que Atlético Tucumán, en un trámite dramático e incierto de principio a fin. Con los goles de cabeza de Luciano Lollo y Gonzalo Maroni, más el tanto de guapo de Cocoliso González, la Lepra clavó un triunfazo en Salta, venció por 3 a 2 a Atlético Tucumán y se metió en los cuartos de final de la Copa Argentina donde lo espera Belgrano. El mejor resultado del ciclo Fabbiani, para ahora sí llegar con el ánimo por las nubes al clásico del próximo 23 de agosto. Newell’s, carajo.
El rojinegro fue justo vencedor de un encuentro que fue pura adrenalina y una lluvia de goles. Lo ganaba la Lepra, pasó a perderlo y terminó sellando una victoria inolvidable en el complemento con el gol de la gran figura: Cocoliso González.
Ahora tiene el boleto a los cuartos de final de la Copa Argentina, el domingo visitará a Defensa y Justicia con suplentes y se le vendrá el gran clásico ante Central. Fabbiani y todo Newell’s necesitaban un triunfo así. A puro corazón, coraje y con buenos goles para desatar el delirio en los miles de leprosos que celebraron como locos el triunfo en las tribunas del Padre Martearena.
Newell's y una montaña de emociones
El primer tiempo fue una montaña rusa de emociones. Con media hora bárbara de Newell’s, un bache en el que dio vuelta el resultado el Decano y luego la reacción inmediata del rojinegro para irse 2 a 2 al descanso.
La Lepra jugó la mejor media del semestre y generó chances netas para no sufrir en la etapa inicial. Todo comenzó con un centro de Alejo Montero desde la derecha y sólo en el corazón del área el debutante Fabián Noguera de cabeza le erró al arco.
Fue un aviso. Porque a los 12 minutos llegó un gran centro desde el córner de Banega con rosca el primer palo, la peinó perfecta Martino y entró como un rayo Luciano Lollo para corregir al gol de cara a los hinchas leprosos, que exploraron en la cabecera al pie de los cerros salteños.
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Todo era de Newell's
Otra vez de cabeza avisó Cocoliso González tras lateral largo de Martino. Todo era de Newell’s. Había más. Primero falló Herrera ante el achique desesperado de Mansilla y en la misma jugada Montero sin marcas cabeceó afuera. Doble chance neta para los de Fabbiani que no fueron precisos.
Newell’s se imponía en las divididas, ganaba los rebotes y tenía a Banega como el eje flotante en el mediocampo. Los tucumano no reaccionaban, pero resultado era muy corto y faltaba una vida por jugar.
Otra vez el rojinegro tuvo el segundo con una trepada frontal de Martino, que habilitó a Cocoliso González, el paraguayo giró en el área y sacó un remate a la ratonera que manoteó con lo justo Mansilla. De nuevo muy cerca del gol.
Y tras esa acción llegó lo que parecía improbable desde el trámite y los merecimientos. Newell’s perdió las marcas en su área y luego de un doble cabezazo igualó Miguel Brizuela. Fue a los 32 minutos, tras la mejor media hora futbolística del rojinegro en el semestre.
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Newell's se derrumbó
Y todo se derrumbó como un castillo de naipes. Espínola no pudo alejar el peligro tras un córner y casi de carambola cabeceó al gol Coronel para el 1-2 impensado unos minutos antes.
Pero la Lepra tuvo reacción instantánea. Gonzalo Maroni también de cabeza estampó el 2 a 2. Cuatro goles de cabeza en 39 minutos del primer tiempo. Un partido de cabezas duras y así se fueron al entretiempo. Con todo abierto y un final incierto.
En el complemento, la primera fue del Decano con el cabezazo ancho de Coronel. Lo tuvo Lautaro Godoy y tapó Espínola. Newell’s ya no tenías las ínfulas de la etapa inicial.
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Cocoliso, a pura picardía
Pero en el partido del revés, fue el rojinegro el que tras un giro en el área de Cocoliso González a pura fuerza y picardía clavó el 3 a 2. El tiro forzado del paraguayo dio en el palo y se metió mansamente en el arco tucumano.
El Ogro oxigenó al equipo con los ingresos de Valentino Acuña, David Sotelo, Alejo Tabárez, el debutante Martín Fernández Figueira y el reaparecido Juan Manuel García.
El final se hizo dramático, con los tucumanos desesperados y con Newell’s tratando de aguantar el resultado que tanto había costado encarrilar. Y fue triunfazo leproso nomás.